La historia de la cuenca minera asturiana en boca de
sus protagonistas. Recuerdos de supervivencia tras la victoria del bando
nacional en la Guerra Civil, las familias diezmadas con muertos en fosas
comunes. Los “fugaos” y la lucha guerrillera que mantuvieron bajo
consigna del PC. La vuelta “normalizada” a las minas con vigilancia de
la Guardia Civil, las primeras huelgas, tímidas y desorganizadas,
espontáneas; la organización luego, sindicada y clandestina; las “cajas
de resistencia”, el pulso constante al franquismo…
En octubre del 37 cae el frente de Asturias.
La Revolución de 1934 había dejado más de mil
muertos, un largo número de exiliados y presos.
Con la bandera de la puesta en libertad de los
revolucionarios asturianos, las izquierdas ganan las elecciones de
febrero de 1936.
La esperanza de que se produjera un cambio social
profundo liderado por el Frente Popular no duró mucho. En julio de 1936
se produce el levantamiento militar fascista.
Con la caída de Asturias llega, a esa tierra, una
etapa oscura de persecución y matanzas.
Con aquellos que huyen de las desapariciones y
asesinatos nace la primera guerrilla.
A partir de ese momento, comienza una lenta fase de
reorganización de quienes defendían la emancipación del ser humano, y
con el paso de los años, se activa la capacidad de respuesta a la
dictadura del general Franco.
En muchos casos es una epopeya llevada a cabo por los
hijos de los vencidos, por los huérfanos de aquellas guerras.
Las cuencas mineras asturianas se convierten en el
lugar a donde todos miran. Otra vez.
Éstas son solamente pequeñas partes de esa historia
grande.