DIOS SENTADO EN UN SILLÓN AZUL

CARLOS CASARES
Alfaguara (1996)

En tiempos de la República, en una corrida de toros en La Coruña, el estoque de Belmonte saltó por los aires y se fue a clavar en el cuello de un espectador, que murió en el acto. Al conocerse la noticia, el público empezó a batir palmas pidiendo música. Algún tiempo después, en Orense fusilaban a un joven inocente que se apellidaba París. Todo esto lo oí contar. Las historias de maquis y guardias civiles vinieron más tarde, ésas ya las viví yo en mi infancia.