DIOS SENTADO EN UN SILLÓN AZULCARLOS CASARES En tiempos de la República, en una corrida de toros en La Coruña, el estoque de Belmonte saltó por los aires y se fue a clavar en el cuello de un espectador, que murió en el acto. Al conocerse la noticia, el público empezó a batir palmas pidiendo música. Algún tiempo después, en Orense fusilaban a un joven inocente que se apellidaba París. Todo esto lo oí contar. Las historias de maquis y guardias civiles vinieron más tarde, ésas ya las viví yo en mi infancia. |