Tribuna abierta: El debate sobre la despoblación rural en Teruel.
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“Grande” - José Vicente Viadel.
“GRANDE”, EL HOMBRE DE LA BUENA ESTRELLA
Una entrevista al mítico dirigente de
la Agrupación Guerrillera de Levante y figura clave de la resistencia
armada al franquismo durante la posguerra
Por José
Vicente Viadel, autor del documental “Los Últimos Guerrilleros. Historia
de la A.G.L.”
“Cuando se levantaron los militares yo
tenía 19 años y me incorporé inmediatamente al frente como voluntario. Y
nada más llegar, en la defensa de Madrid, llegamos el día 6 y el día 13
me pegaron un tiro y me atravesaron el pulmón. Pero me salvé, ya ves,
estoy aquí contigo…
Así es Florián García “Grande”: audaz,
obstinado y guasón. Es admirable comprobar que este hombre, menudo y de
ojos vivos, no ha perdido su carácter jovial después de haber sufrido la
crudeza de la guerra fraticida y también las fatigas de la lucha
guerrillera, en la inmediata posguerra, cuando ya todo estaba perdido
salvo en la conciencia de los más optimistas e incansables luchadores. O
tal vez fue, precisamente, su carácter, el que le ayudó a esquivar la
fatalidad y a salvar la vida finalmente. Su carácter y su buena
estrella, que nunca le abandonó.
Florián era el tercer hijo de una familia de pequeños
campesinos de Aldealcorbo, en Segovia. A diferencia de Damián, su
hermano mayor, a Florián le disgustaba enormemente el trabajo del campo,
y la expresión de sus inquietudes vitales pasaba inexorablemente por
marcharse del pueblo cuanto antes. Esperó a que Damián volviera del
servicio militar, y con sólo catorce años se marchó a Madrid. Y allí
tuvo ocasión de poner a prueba las convicciones que le alentaron durante
toda la vida y que inalterablemente mantuvo: la defensa de la justicia
social.
“Cuando llegué a Madrid enseguida empezó la lucha
por las ocho horas, porque el primer año que estuve allí trabajaba
14 o 16 horas, ¡bueno, las que hacía falta!. Abríamos a las ocho de
la mañana, o las siete y media, y hasta la una de la mañana, en una
taberna. Luego estuve en un restaurante, y tal. Y enseguida empecé
en el sindicato, ¡los 17 años los cumplí en la cárcel, ya!. Se hizo
una huelga general de hostelería, y nosotros estábamos reunidos en
el local del sindicato, y nos detuvieron. Y tuvo gracia porque,
cuando nos detuvieron, pues claro, nos bajaron al patio, y un
guardia de asalto, como me veía a mí tan chaval (tenía entonces 17
años), me dice: tú, chaval, ¿qué haces ahí?, ¡vete a tu casa!, digo:
¡yo estoy aquí con mis camaradas!, y dice el tío: pues nada, ¡con
tus camaradas a la cárcel, coño!, ja, ja, ja. Y estuvimos unos
quince días, pero yo pasé en la cárcel una juerga tremenda, porque
todos los compañeros del sindicato me traían tortilla, chorizo… Y me
enteré allí de una cosa muy interesante, fíjate, ya verás lo que son
las leyes: al jefe de la policía que nos había detenido, le preguntó
Marbotín, que era el único comunista que había entonces diputado,
¡diputado y abogado!, y le preguntó al jefe de la policía: cuando
usted detuvo a mis defendidos, ¿cómo estaba la puerta del local,
cerrada o abierta?, y dijo el tío: abierta. “No tengo nada más que
decir”. Así que, si algún día te reúnes clandestinamente, deja la
puerta abierta que no te pueden condenar por eso”.
La rebelión militar de 1936 abrió un sangriento
capítulo de dolor y de muerte a lo largo y ancho del país; como
exponente de lo irracional del conflicto, y no por ser un episodio
frecuente deja de ser patético, el joven Florián tuvo enfrente a su
hermano Damián en el frente de Guadalajara. El final de la guerra no
trajo mejores expectativas para los que escaparon con vida de este lado
de la tragedia, es decir, del lado de los vencidos.
“Salí de Madrid la víspera de que entraran los
franquistas, porque nosotros habíamos luchado contra Casado, y nos
metió en la cárcel la Junta de Defensa. Y claro, un día antes de que
entraran los franquistas la guardia se largó y nos largamos nosotros
con ellos. Nos subimos a un camión, unos cuantos de los que
estábamos allí, y nos vinimos a Valencia. Cuando llegamos a
Valencia, los que éramos del Partido fuimos a consultar y nos
dijeron: bueno, la única posibilidad, no es seguro, es ir a Alicante
y ver si llegan barcos. Porque habían llegado, dos días antes. Pero
fueron los últimos. Cuando llegamos nosotros ya no vinieron barcos.
Entonces las primeras tropas que llegaron allí fueron los italianos,
que, por cierto, se portaron mucho mejor que los españoles. Y
después de eso, nos llevaron al campo de los almendros a unos, a
otros a la plaza de toros (nosotros fuimos al campo de los
almendros). Y desde allí (un hambre de espanto, que no teníamos
nada, que nos comimos las hojas y todo lo que podíamos) nos llevaron
luego al campo de Albatera, que ya sabes que ha sido uno de los
campos peores que ha habido, allí se moría la gente de hambre”.
“Sin embargo yo he tenido mucha suerte, porque
salí en libertad en virtud de un decreto que decía que todo el que
no estuviera reclamado por un juzgado, podía salir en libertad
provisional. Y como yo había estado siempre en Madrid, no era como
los que son de los pueblos, que los denuncian, a mí ni dios me había
reclamado y me pusieron en libertad condicional. Y luego ya dije:
¡pues se va a presentar tu padre!”.
Posguerra, hambre, oscurantismo y represión… miedo.
En el verano de 1944 Francia es liberada de la ocupación alemana, y el
soplo de aire fresco que de allí llega trae en volandas un mensaje de
esperanza. Con el fin de forzar a intervenir en España a las potencias
vencedoras del fascismo, el Partido Comunista organiza la resistencia
armada en el interior y promueve la insurrección popular contra el
régimen. Y en ese contexto nos encontramos a Florián como Secretario de
Propaganda del Comité Regional de Levante, utilizando el apodo de “El
Peque”.
“En Valencia, en la calle La Paz, hay una
travesía, que no sé cómo se llama, que hay, una cosa que vendían
televisiones, y cosas de esas. Y ahí trabajaba uno que era el
Secretario General del Provincial de Valencia. Y yo iba a verle,
pero claro, nosotros teníamos la combinación de que él me giraba a
mí letras de banco, y yo, cuando iba a verle, estaba justificada mi
visita porque iba a cobrar las letras esas. Y uno de los días que
fui, resulta que estaba allí la brigadilla especial de la Guardia
Civil. Me vi, al llegar, blanco como el papel. Claro, enseguida
vinieron a mí: ¿usted a qué viene aquí? y tal, digo: pues yo vengo
aquí a ver al dueño, ¿y a qué viene usted?, a cobrar esta letra. Y
así me salvé. Pero si te das cuenta de cómo salía yo de allí... salí
despacio, ¡pero si hubiera podido salir volando...! porque, claro,
yo luego tenía que avisar a los demás camaradas para que no
aparecieran por allí”.
En los comienzos del año 1946, un encuentro
inesperado vino a truncar la labor de propaganda que “El Peque”
realizaba en la ciudad de Valencia y sus alrededores. Acompañaba a
Francisco Corredor Serrano, jefe de la guerrilla urbana, para
presentarle a un contacto. Una pareja de la Guardia Civil detiene el
taxi en el que viajan, colocándose un guardia a cada lado:
¡documentación!. Florián saca su documentación y la entrega por la
ventanilla; Corredor hace lo propio, pero el guardia que la inspecciona
no parece conforme: ¡más documentación!. Con un movimiento rápido,
Corredor saca su revólver, dispara una vez a cada lado y los guardias se
desploman. En su huida, Florián abandona los papeles que le identifican
y que le comprometen, y en favor de su seguridad el Partido decide
enviarlo inmediatamente con la guerrilla organizada establecida en el
monte.
En marzo, Florián se incorpora al grupo mandado por
“El Capitán”, que tiene su campamento en el término de Chelva, y he aquí
cómo un hombre que no soportaba la vida en el campo se ve obligado a
enfrentarse a unas condiciones tan precarias y duras como las que
existían, durante esa época, en el medio hostil de las montañas.
“La vida en el monte era muy pesada, porque,
primero, que nosotros no nos dormíamos vestidos. Yo estuve seis años
y en los seis años no me desnudé nunca, siempre dormí debajo de una
tienda de campaña que teníamos, y claro, teníamos las clases,
teníamos las reuniones políticas, y tal. Luego, lo más duro eran las
marchas, con el macuto, que siempre, cuando hacíamos marchas de toda
una noche, que tardábamos cuatro o cinco horas, y luego lo más duro
era travesar los ríos, porque estaba prohibido atravesarlos por el
puente, porque era peligroso, porque los puentes estaban vigilados.
Y entonces, fíjate tú lo que suponía en el mes de diciembre y enero
atravesar el Turia, que lo atravesábamos varias veces, que era el
río que más atravesábamos, con agua hasta el ombligo, y que te
cortaba... teníamos entonces un linimento “esloan” para darnos,
después, y entrar en calor, pero eso era... eso era horrible. Para
mí, eso era lo más pesado. Las marchas, y el camino del río y tal,
lo temía más... para mí era más pesado que si venía un
enfrentamiento.
Fue durante sus años en el monte cuando Florián forjó
su leyenda, la leyenda de “Grande”. Nombrado muy pronto jefe del 11º
sector, Grande fue el único de los dirigentes guerrilleros más
destacados que se mantuvo con vida hasta el final; su sector fue siempre
el mejor organizado, y sólo un hombre murió bajo sus órdenes, en un
asalto al campamento que ocupaban, cuando ya se preparaba la retirada
definitiva; su nombre fue tan popular entre sus enemigos, que intentaron
por todos los medios darle caza, como entre los campesinos que le
prestaban apoyo, y se mostraba al mismo tiempo tan capaz de burlar a los
primeros como de compartir una noche de chanzas y de risas con los
otros.
En 1952 ya hacía demasiado tiempo que los
guerrilleros supervivientes de Levante se encontraban perdidos y
abandonados. La mayoría habían caído, habían desertado o se habían
entregado a las autoridades franquistas. Y se da la orden de evacuar la
Agrupación y marchar a Francia. Unos cuantos lo harán en tren, con
documentación falsa, y los que pueden correr más riesgo, al estar
fichados por la policía, llegarán hasta los Pirineos a pie. Grande
organizará esta marcha. Sin embargo, un día antes de la fecha señalada,
la Guardia Civil asalta por sorpresa el campamento donde están
concentrados, ¿habría abandonado la suerte a Grande?.
“A nosotros nos asaltaron el campamento que
teníamos cerca de Cofrentes, y en ese campamento, yo estuve todo el
día solo (porque nosotros también, en los campamentos, teníamos la
consigna de si había un asalto, teníamos luego un punto de
concentración, por la noche, ¿comprendes?, en un determinado lugar).
Entonces, al hacer el asalto, el que nos tenía que guiar a Francia
cayó muerto, y a mí me dieron un tiro y me resbaló nada más, ¡no me
hizo nada, nada más resbalarme!. Pero entonces, yo, después de hacer
algunos disparos y tal, me camuflé en un sitio y estuve todo el día
solo, y ya tuve, claro, tenía... mira cómo vería yo la cosa que yo,
con la bomba de mano que tenía, le quité la anilla y la tenía así...
por si llegaba la Guardia Civil hacer así, y se acabó. Y ese es uno
de los momentos más peligrosos que yo he tenido. Y luego ya por la
noche nos juntamos, y por eso tardamos mucho más en llegar a
Francia, porque el guía que venía, que conocía muy bien el camino,
lo mataron, y entonces teníamos que ir con la brújula. Pero ves,
eso, todas las cosas dicen que tienen sus pros y sus contras... como
no llevábamos un camino determinado, que íbamos con la brújula, que
retrocedíamos, porque al llegar a los puertos de Beceite, hay
lugares que no podíamos pasar y teníamos que retroceder. Y la
Guardia Civil nos estaba esperando en muchos sitios, pero que no
pasamos por ellos. Y cuando llegamos, llegamos con retraso, que nos
estaban esperando ya para pasar a Francia, pero eso nos salvó, no
tuvimos ¡ni un encuentro! en los quince días, que tardamos quince
días desde Cofrentes hasta la frontera francesa, y no tuvimos ni un
encuentro con la Guardia Civil, ¡ni uno!. Pero quince noches...
fíjate lo que supone tú quince noches, que a mí lo que más me pesaba
era eso, el macuto... quince noches andando... Y ese es uno de los
días, de los momentos más peligrosos, que yo pensaba que de ahí no
salía... cuando ya salíamos para Francia”.
Pero Grande aún tendría que librar una última y
decisiva batalla: poco después de salir de España es detenido por las
autoridades francesas, al reclamar el régimen de Franco su extradición.
El sumario que recoge los delitos que se le imputan consta de varios
volúmenes, lo cual, paradójicamente, jugaría a su favor. En el Tribunal
de Justicia de París, adonde llegó esposado y celosamente escoltado por
los gendarmes, sus actividades contra el régimen español fueron
calificadas como meramente políticas, y al concluir la vista, un
suboficial francés de la gendarmería le quitó las esposas, se cuadró
ante él y anunció: “monsieur, vous a eté liberé”.
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Discurso de Juan Marsé en la ceremonia de entrega del Premio Cervantes.
Majestades, Señor Presidente del Gobierno, Señora
Ministra de Cultura, Señor Rector de la Universidad de Alcalá de
Henares, autoridades estatales, autonómicas, locales y académicas,
amigas y amigos, señoras y señores.
Quisiera ante todo expresar mi agradecimiento a los
miembros del jurado y a todas aquellas instituciones y personas que
hacen posible, año tras año, el Premio de Literatura en lengua
castellana Miguel de Cervantes. Me preceden, en lo más cercano de una
larga lista de nombres ilustres, dos grandes poetas que admiro, Antonio
Gamoneda y Juan Gelman, celebrados aquí en 2006 y 2007, y siento como si
la poesía me tendiera la mano. Así que no podía esperar
mejores valedores ni mejor acogida.
Porque la verdad es que yo nunca me vi donde ustedes
me ven ahora. Los que me conocen saben que me da bastante apuro hablar
en público. Créanme si les digo que el otro día, en Barcelona, antes de
emprender viaje, tentado estuve de entrar en casa de don Antonio Moreno,
que guarda la cabeza encantada y parlante desde los tiempos en que don
Quijote y Sancho visitaron la ciudad, y traerme esa testa para que
hablara hoy en mi lugar. A buen seguro que habría dicho palabras más
sabias y de más provecho que las mías.
Sin embargo, la ilusión de recibir el premio que tan
generosamente se me otorga se ha impuesto, venciendo las aprensiones. Sé
lo que representa tan alta distinción y a lo que ella me obliga en el
futuro. Aquí, ahora, se me ofrece también la oportunidad de exponer
algunas consideraciones sobre mi persona y mi trabajo, pero antes
quisiera, con su permiso, ampliar el capítulo de agradecimientos,
evocando el recuerdo de algunos amigos que hace mucho tiempo, cincuenta
años atrás, cuando empecé a publicar, me otorgaron su confianza y su
apoyo. Algunas de estas personas están entre nosotros, otras se fueron
ya. A todas ellas debo buena parte del alto honor que hoy se me concede.
Son, en primer lugar, Paulina Crusat, desde su amada Sevilla y su
generosa tutela, y desde Barcelona Carlos Barra1 y Víctor Seix, que en
mil novecientos cincuenta y nueve me acogieron en su editorial, al
frente de un irrepetible comité de lectura. Aquel comité estaba
compuesto por Joan Petit, Jaime Gil de Biedma, Jaime Salinas, Gabriel y
Juan Ferrater, Luis y José Agustín Goytisolo, José M" Valverde, Josep
Mª. Castellet, Miquel Barceló, Rosa Regas y Salvador Clotas. Y no quiero
olvidarme de los escritores amigos de Madrid, que por aquellos años nos
visitaban a menudo, mis entrañables Juan García Hortelano, Ángel
González y Pepe Caballero Bonald, y Gabriel Celaya y Juan Benet.
Y de manera muy especial deseo mencionar a Carmen
Balcells, mi agente literaria de toda la vida, de ésta y la de más allá,
sobre todo desde el día que tomé prestada una ocurrencia de Groucho Marx
y le dije: Querida Carmen, me has dado tantas alegrías, que tengo
ordenado, para cuando me muera, que me incineren y te entreguen el diez
por ciento de mis cenizas.
Antes de conocer a estas personas, que habrían de ser
tan importantes en mi vida, yo no había tratado a nadie que tuviera que
ver con la literatura, o con el mundillo literario. Prácticamente no
había salido del taller de joyería de mi barrio, en el que entré como
aprendiz a los 13 años, y me apresuro a decir que muy contento, pues la
necesidad de llevar otro jornal a casa me liberó de un fastidioso
colegio en el que no me enseñaron nada, salvo cantar el Cara al Sol y
rezar el rosario todos los días. Y cuando publico los primeros relatos
en la revista Ínsula y la primera novela en Seix Barral, sigo en ese
taller. Por cierto que mis credenciales sociales y laborales, al darme a
conocer en aquel estupendo grupo editorial, suscitaron ciertas
expectativas, no estrictamente literarias, sino más bien ideológicas,
asociadas a las premisas de un realismo social muy en auge por aquellos
años. Fue algo presentido: nadie habló nunca de ello, pero flotaba en el
aire la idea, la posibilidad de que el recién llegado a la trinchera
noble de las letras aportara una narrativa de denuncia, un testimonio
objetivo y de primera mano de los afanes y las virtudes intrínsecas de
la clase obrera.
Yo podía quizás haber sido, lo digo sin un ápice de
sarcasmo, el "escritor obrero" que al parecer faltaba en el prestigioso
catálogo de la editorial. Halagadora posibilidad que a su debido tiempo,
la fábula de un joven charnego del Monte Carmelo, desarraigado y sin
trabajo, soñador y sin medios de fortuna, pero también sin conciencia de
clase, se encargaría de desbaratar. Confieso que no me habría disgustado
satisfacer aquellas expectativas, entregar la gran novela sobre la clase
obrera de la Barcelona de la postguerra. Pero lo que yo entonces deseaba
de verdad, era abandonar el trabajo manual y disponer de más tiempo
libre para leer y escribir.
Aquellos años de paciente trabajo artesanal en el
taller podrían haberme dejado unos hábitos que, me gusta pensarlo,
persisten al componer un texto. Pero la cocina del escritor nunca me ha
parecido un sitio muy cómodo para recibir visitas. No me siento a gusto
manejando teorías acerca de la naturaleza o la finalidad de la ficción.
Para la famosa pregunta: ¿qué entendemos hoy por novela?, dispongo de
mil famosas respuestas, que nunca, a la hora de ponerme a
trabajar, me han servido de gran cosa. No me considero un intelectual,
solamente un narrador. Los planteamientos peliagudos, la teoría asomando
su hocico impertinente en medio de la fabulación, el relato mirándose el
ombligo, la llamada metaliteratura, en fin, son vías abiertas a un tipo
de especulación que me deja frío y me inhibe; bastante trabajo me da
mantener en pie a los personajes, hacerlos creíbles, cercanos y veraces.
Con respecto al trabajo mantengo algunos principios,
pocos, que bien podrían resumirse en dos: procura tener una buna
historia que contar, y procura contarla bien, es decir, esmerándote en
el lenguaje; porque será el buen uso de la lengua, no solamente la
singularidad, la bondad o la oportunidad del tema, lo que va a preservar
la obra del moho del tiempo. Ciertamente es un utillaje del que no puede
uno presumir. Porque el oficio comporta, por supuesto, otras
obligaciones y menesteres.
Alguna vez he reflexionado sobre el asunto, pero no
he llegado muy lejos; sobre la persistencia de la vocación, por ejemplo,
en tiempos de silencio, o sobre el imperioso dictado de la memoria y sus
laberintos.
Veamos si consigo explicarme.
En el origen de la vocación, allá por los años
cuarenta del siglo pasado, habría en la imaginación del aprendiz de
escritor un famoso esqueleto de leopardo sobre las nieves del
Kilimanjaro, una imagen germina1 que evoca una senda recorrida, de la
cual, sin embargo, no queda ningún rastro, ninguna huella. Sería algo
parecido al recorrido del Minotauro en su laberinto. Nadie sabe si el
monstruo podrá salir, si recuerda el trazado de su propia obra, los
oscuros motivos que le indujeron a su construcción, y los meandros y
detalles de su intríngulis. Nadie sabe si, en realidad, es prisionero de
su obra. Sabemos, eso sí, que Teseo ha sido lo bastante ingenioso para
tender un hilo que le permite rehacer el camino y salir. Pues bien, ese
hilo, ese ingenioso ardid, no sería otra cosa que el relato literario,
la forma inteligible que desvela la personal arquitectura monstruosa, al
fondo de la cual se esconde el terrible constructor, con sus sueños y
obsesiones, su verdad y sus quimeras. El escritor, en fin. Él es, a la
vez, los despojos del remoto leopardo y el urdidor del trazado
inextricable que lo encierra herméticamente en su propia obra. Frente a
este misterio, o tal vez sería mejor decir frente a este galimatías, a
tenor de la confusa exposición que temo haber hecho, siempre me
reconfortó recordar algo que dejó dicho el gran poeta, y controvertido
ciudadano, Ezra Pound: El esmero en el trabajo, el cuidado de la lengua,
es la única convicción moral del escritor.
Lo suscribo, pero con la mayor cautela. Porque pienso
que muchas cosas que se dicen o escriben, en el idioma que sea y por muy
auténtico que éste se presuma, deberían a menudo merecer más atención y
consideración que la misma lengua en la que se expresan. Actualmente los
medios de comunicación son tan abrumadores y omnipresentes, se siente
uno tan asediado las 24 horas del día por una información tan
apremiante, insidiosa y reiterativa, que casi no hay tiempo para la
reflexión. La televisión debería contribuir a reconocer y asumir la
variedad lingüística del país, y es de suponer que en cierta medida lo
hace, pero no parece que nadie se pare a pensar en los contenidos de esa
televisión ni en su nefasta influencia cultural y educativa. A riesgo de
equivocarme, soy del parecer que más de la mitad de lo que hoy
entendemos por cultura popular proviene y se nutre de lo que no merece
ser visto ni oído en la televisión. En la lengua que sea.
Como saben ustedes, soy un catalán que escribe en
lengua castellana. Yo nunca vi en ello nada anormal. Y aunque creo que
la inmensa mayoría comparte mi opinión, hay sin embargo quién piensa que
se trata de una anomalía, un desacuerdo entre lo que soy y represento, y
lo que debería haber sido y haber quizá representado. Dicho sea de paso,
desacuerdos entre lo que soy y lo que podría haber sido en esta vida,
como escritor y como simple individuo, tengo para dar y tomar, o, como
decimos en Cataluña, per donar i per vendre. Mis apellidos, de no mediar
el azar, podían haber sido diferentes, y mi vida también. Y puestos a
elegir, la verdad es que yo hubiese preferido ser Ramón Llul o Miguel de
Cervantes, por ejemplo, o Joseph Conrad, aquel marino polaco que,
finalmente, escribió en inglés. En todo caso, con el nombre que tengo,
con éste o con cualquier otro, nunca he querido representar a nadie más
que a mí mismo.
Añadiré dos o tres cosas acerca de mi formación como
ciudadano y como escritor. La dualidad cultural y lingüística de
Cataluña, que tanto preocupa, y que en mi opinión nos enriquece a todos,
yo la he vivido desde que tengo uso de razón, en la calle y en mi propia
casa, con la familia y con los amigos, y la sigo viviendo. Puede que
comporte efectivamente un equívoco, un cierto desgarro cultural, pero es
una terca y persistente realidad. Y el realismo, además de una
sensata manera de ver las cosas, es una corriente literaria muy nuestra,
y que aún goza de un sólido prestigio, pese a los embates de la
caprichosa modistería. En fin, no quiero instalarme en la identidad
cultural para dar lecciones a nadie, y tampoco pretendo hacer aquí una
defensa excesiva del realismo.
Pero, como dijo Woody Allen en una de sus buenas
películas, el realismo es el único lugar donde puedes adquirir un buen
bistec. Quizá no estaría de más tenerlo en cuenta. No voy a enumerar las
anomalías que por imperativo histórico sufrió el aprendiz de escritor. Y
la más determinante no fue aquella escuela inoperante y beatorra de la
dictadura, la del lema Por el imperio hacia Dios, escuela donde
ciertamente se prohibió leer y escribir catalán, y hasta hablarlo en
horas de clase. No, no fue sólo por eso que un buen día me encontré
manejando una lengua, y no la otra; fueron los tebeos y los cuentos que
leíamos, las aventis que nos contábamos y las películas, las de amor y
las de risa, y todo aquello que iba conformando nuestra educación
sentimental, las poesías y el teatro de aficionados, las canciones de
amor y las primeras novelas, ya no solo las de aventuras, de Julio Verne
o Emilio Salgari, sino las de Baroja, Dickens, Balzac, o los cuentos de
Maupassant y de Hemingway, o los versos de Gustavo Adolfo Bécquer y de
Rubén Darío. Fue el vuelo solitario de la imaginación en los primeros
tanteos de la escritura, cuando todavía el aprendiz de escritor no se
propone reflejar la vida, porque la realidad no le interesa ni la
entiende, y 10 que hace es imitar y copiar a los autores que lee, es
entonces cuando, de manera natural y espontánea, la lengua que se impone
es la predominante, la de los sueños y las aventis, la lengua en la que
uno ha mamado los mitos literarios y cinematográficos, la que ha dado
alas a la imaginación.
Después, en plena adolescencia, don Quijote irrumpe
en mi vida por mediación de un convecino, un gallego, vendedor ambulante
de libros y enciclopedias, empeñado en colocarme un lote de novelas de
Vicki Baum y Louis Bromfield, a pagar en cómodos plazos. Debo hacer
constar que en casa de mis padres, en la postguerra, apenas había una
docena de libros. Antes hubo muchos en lengua catalana, según mi madre,
pero, después de una purga preventiva por razones de seguridad, sólo
quedaron dos.
La purga la efectuó mi padre, que había estado preso
por rojo separatista y republicano. Uno de aquellos dos libros era de
Apel-les Mestres, con hermosas ilustraciones de hadas y ondinas; el otro
era un viejo volumen que recogía la historia del pueblo de mi madre,
titulado: Notes Històriques de la Parroquia i Vila de l´'Arboç,
aplegades i comentades per Mossèn Gaietà Viaplana, rector de l´Arboç.
Pasé con él muchas horas entretenido. Los demás libros habían sido
sacrificados en una hoguera nocturna, en el jardín de una convecina,
junto con un montón de revistas gráficas, agendas y carnets,
fotografías, cartas y documentos diversos, cuya posesión, por aquellos
días, debía resultar comprometedora. Acudieron otros vecinos, todos
traían algo que pensaban debía ser quemado.
Era poco después de acabada la guerra, yo debía de
tener siete años, pero recuerdo muy bien la fogata en medio del pequeño
y sombrío jardín, los libros abriéndose al calor como flores rojas, las
páginas desprendidas arrugándose y bailando sobre la cresta de las
llamas, revoloteando un instante como grandes mariposas negras.
Recuerdo la constelación de chispas y pavesas
subiendo hacia la noche estrellada, la ceniza fugaz de las palabras y de
las ilustraciones, sobre todo porque acabé pillando un gran berrinche al
ver allí de pronto, devorado por el fuego, mi primer ejemplar de las
hazañas del piloto Bill Barnes, el Aventurero del Aire, una novelita de
quiosco de 60 céntimos, de la colección Hombres Audaces. Mi padre la
había cogido por descuido junto con otros libros. Entre los que quedaron
en la pequeña librería casera, salvados porque eran en lengua
castellana, y que pude leer a su debido tiempo, recuerdo cuatro o cinco
títulos: El libro de la selva, Genoveva de Brabante, Tarzán de los
monos, Humillados y ofendidos y La historia de San Michele.
Cuando el Quijote entra en mi vida cumplo los 16,
vivo en la barriada de la Salut, situada en lo alto de Gracia, cerca del
parque Güell, y sigo en el taller. Años atrás había iniciado una intensa
relación con la literatura de quiosco, y enseguida la amplié con autores
que por aquel entonces, en los años cuarenta, gozaban de gran
predicamento, como Somerset Maugham, Stefan Zweig, Knut Hamsun y otros.
Y no tardé en descubrir a mis admirados Baroja y Galdós, a Dickens y a
los grandes novelistas del XIX, que nunca me he cansado de leer. Pero la
primera lectura completa del Quijote fue, por supuesto, una experiencia
especial. Si recuerdo bien, al tercer intento lo leí de cabo a rabo.
Tardes enteras de domingo sentado en los bancos ondulados del parque
Güell, en el otoño del 49, bajo un sol rojizo y en medio de un griterío
de niños jugando en la plaza entre nubes de polvo. Una lectura germinal.
Y siempre que he revisitado el libro, esa impresión germinal ha
persistido. En el corazón del caballero chiflado que no distingue entre
apariencia y realidad, anida, como es bien sabido, el germen y el
fundamento de la ficción moderna en todas sus variantes. Por supuesto,
el lector adolescente no se paró a pensar en eso. Ninguna teoría le
distrajo entonces de unas aventuras tan descomunales y descacharrantes,
sujetas a tantos desencantos y amarguras, pero hoy le gusta pensar que
algo percibió de aquel prodigio fundacional, del remoto primer
deslumbramiento que supuso aquella lectura. Me refiero, y no pretendo
descubrir nada nuevo, al asunto que articula la entera composición del
genial libro, la temática medular de la que nacerá, según opinión
general, la novela moderna. Lionef Trilling dijo que toda obra de
ficción en prosa, es inevitablemente una variación del tema de Don
Quijote. Por mi parte sólo puedo decir que, desde no sé cuánto tiempo,
quizá desde aquellas tardes soleadas en el parque de Gaudí, de un modo u
otro, consciente o no de ello, he buscado en toda obra narrativa de
ficción un eco, o un aroma, de ese eterno conflicto entre apariencia y
realidad, que de tantas maneras se manifiesta en el transcurso de
nuestras vidas.
Porque yo soy ante todo un lector de ficciones, un
amante incondicional de la fabulación. Tan adicto soy a la ficción, que
a veces pienso que solamente la parte inventada, la dimensión de lo
irreal o imaginado en nuestra obra, será capaz de mantener su
estructura, de preservar alguna belleza a través del tiempo. Una
excesiva dosis de realidad puede resultar indigesta, incluso para un
adicto a la realidad y al bistec como Sancho y como yo. Se trataría de
ser algo más lanzados en esta cuestión, un poco locos, y admitir la
posibilidad de que lo inventado puede tener más peso y solvencia que lo
real, más vida propia y más sentido, y en consecuencia, más
posibilidades de pervivencia frente al olvido. Como nos enseñó don
Quijote.
Desde su primera salida al campo de Montiel, o desde
la primera de sus famosas hazañas, él es el guardián del laberinto, el
valedor de lo más noble, bello y justo que alienta en el corazón humano,
el que vela por el espíritu, la vigencia y el esplendor de los sueños.
Debo referirme también, como complemento importante a
una formación muy precaria, al cine y a sus queridos fantasmas. Porque
cuando aún leía tebeos y novelas de Edgar Wallace y Karl May, el chico
ya era muy peliculero, insoportablemente peliculero. Lo propició el
hecho de que, durante cuatro años, entrara sin pagar en los cines de
programa doble del barrio, y entonces había no pocos, gracias a que mi
padre, por su trabajo en el Servicio Municipal de Higiene, Desinfección
y Desratización de locales públicos, conocía a muchos porteros y
acomodadores. Estoy por decir que gracias a las ratas de la Barcelona
gris, penitente y mísera de los años cuarenta, el cine propició y
redobló mi natural tendencia a la hipnosis ante cualquier género de
fabulación. La facultad de embaucar, de fraguar ilusiones mediante
imágenes, arraigó con el gusto por la lectura desde el primer momento,
y, con el tiempo, pude celebrar las películas de John Ford, de
Rossellini o de Mizoguchi, por ejemplo, con la misma o parecida
intensidad que muchas novelas.
Sabemos que algunas estrategias narrativas de la
novelística contemporánea tienen su origen en el arte cinematográfico.
Los Chaplin, Renoir, Lubitsch, Walsh, Lang, De Sica, Buñuel, Erice,
Truffaut, Welles, Bardem, Berlanga y Azcona, Keaton o Hitchcock, por
citar unos cuantos, nos hablaron de otra armonía posible entre los
sueños y el mundo. Y en mi lista de personajes de ficción favoritos,
Harry Lime y Viridiana son tan memorables como Julien Sorel o Ana
Ozores. Cuando uno era todavía un mozalbete presumido, ir al cine era
algo que formaba parte de la cultura popular, un rito semanal en el que
participaba toda la familia, toda la comunidad.
Descodificar el drama, la comedia o la aventura en
las fotografías expuestas en el panel de la entrada de los cines,
descifrar una sonrisa, un gesto, una mirada de los protagonistas,
apartar luego las cortinas y penetrar en la oscuridad rasgada por una
plata luminosa, era tan emocionante como adentrarse en la trama de una
buena novela o memorizar un poema. A lo largo de más de tres décadas,
desde los años veinte del mudo hasta mediados los sesenta, antes del
auge y el abuso de la tecnología, el cine estableció con la novelística
una alianza para intercambiar formas y contenidos, palabras sabias,
mitos, una sensibilidad y una estética del gesto, y hasta unos hábitos
de comportamiento. La novela asumió la impronta decididamente visual de
la narrativa cinematográfica, el potencial simbólico de las imágenes y
su cadencia, y el deseo de hacerle ver al lector lo que lee, que yo
comparto, propició en la ficción literaria nuevas formas y tendencias.
También la memoria histórica y sus vericuetos y
espejismos, un asunto tan de actualidad, podría ser comparada a una
cinta de celuloide sensible e inflamable, con su apagada voz en off:
Hace casi cuarenta años, trabajando en una novela donde se abrían muchas
puertas a la memoria personal y a sus espejos deformantes, tuve que
parar porque no daba con el tono en el que debía ser contada la
historia. Había que escoger la voz, o mejor dicho, las diversas voces
que tramaban la historia. Y no encontré la solución hasta que recordé el
juego de las aventis infantiles, y, sobre todo, hasta que vinieron en mi
ayuda estos versos de Antonio Machado:
En los labios niños las canciones llevan
confusa la historia y clara la pena.
Sabemos que el olvido y la desmemoria forman parte de
la estrategia del vivir, tanto en la sociedad civil como en los
estamentos del poder, sabemos que hablar de ello en nuestros días
conlleva para muchos, todavía, una carga de dolor y resentimiento,
suspicacias y malentendidos. “La memoria nos construye como seres
morales”, escribe José-Carlos Mainer, y añade: “pero también sabemos que
es un hecho privado y mudable, fantasioso y mendaz”. Hay una memoria
compartida, que no debería arrogarse nadie, una memoria que fue durante
años sojuzgada, esquilmada y manipulada. El lenguaje oficial había
suplantado al lenguaje real. En la calle y en los papeles las palabras
vivían bajo sospecha, muchas cosas parecían no tener nombre, porque
nadie jamás se atrevía a nombrarlas, otras se habían vuelto
decididamente equívocas y apenas podía uno reconocerlas. Las palabras
acudían medrosas, emboscadas, traicionando el sentido al que se debían.
Afectadas por el expolio y el descrédito, sometidas a la censura y al
escarmiento, o destinadas a la impostura, de pronto perdían su
referente, enmascaraban su verdadero sentido y cambiaban de significado.
Entre las pomposas palabras que entonces nos caían desde los balcones y
despachos oficiales, desde el cuartel y desde el púlpito, entre esas
palabras fraudulentas y las palabras que la gente intercambiaba en la
calle, en el trabajo y en casa -palabras de familia gastadas tibiamente,
según testimonio del poeta-, había un abismo.
Este desacuerdo entre apariencia y realidad, entre lo
que oficialmente se decía que éramos (adictos, felices, reconciliados,
bien pagados, píos feligreses todos) y tal cómo nosotros nos veíamos en
realidad, no tiene por supuesto nada que ver con el glorioso equívoco
que propició la locura y forjó la leyenda de don Quijote. Pero son
muchas, y todas vigentes, las lecciones que ofrece la obra de Cervantes.
Y así, el aprendiz de escritor tomaría buena nota de la primera y más
sencilla de todas ellas, esa que dice: Las cosas no siempre son lo que
parecen. No lo eran entonces para el valeroso caballero, en aquel siglo
tan pródigo en espejismos, y por supuesto tampoco lo son hoy. Sin ir más
lejos, las famosas armas de destrucción masiva, por ejemplo, que no hace
mucho tiempo algunos casi juraban haber visto, al final resultaron ser
un par de zapatos.
Pero yo me estaba refiriendo a nuestros años de
incienso y plomo bajo el palio de la luz crepuscular, aquel tiempo en el
que no solamente la prensa y la radio, el Boletín Oficial del Estado y
la Hoja Dominical mentían sobre lo que nos estaba ocurriendo, sino que
hasta los espejos mentían. Y fue entonces, todavía en años de
aprendizaje de quién les habla, cuando la imaginación echó una mirada
sobre aquel expolio de la memoria, y le tendió la mano. Era una labor
complementaria, en todo caso, porque imaginación y memoria, para el
escritor, son dos palabras que van siempre entrelazadas, y a menudo
resulta difícil separarlas. Ciertamente un escritor no es nada sin
imaginación, pero tampoco sin memoria, sea ésta personal o colectiva,
esté proyectada en la novela histórica de fecha más remota, o en la
literatura de ficción científica más futurista y fantástica. No hay
literatura sin memoria. Incluso la memoria trapacera puede hacer buena
literatura. La tan reiterada advocación “hay que olvidar el pasado”,
lógicamente no se aviene con la naturaleza y la función de la escritura.
Hay que acotar nuevas parcelas de la memoria, hacer
más denso el laberinto, cuidando, pues, de dejar una traza de hilo, como
hizo Teseo aquella vez, para poder volver al exterior, y contarlo. Sobre
todo, en lo que a mí respecta por lo menos, persistir en la búsqueda de
algo, que nunca he sabido definir, pero que tiene que ver, por encima de
cualquier otra finalidad, con alguna forma de belleza.
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Antonio Doñate “Delitos permanentes y Memoria Histórica”.
DELITOS PERMANENTES Y MEMORIA HISTÓRICA
“A veces me pregunto qué hago yo aquí. ...” cantaba
José Antonio Labordeta reflexionando sobre su quehacer como profesor de
Historia. También ahora me pregunto qué hago yo aquí...
Todo empezó a desencadenarse cuando, tras mi
jubilación como profesor de la Escuela Judicial, se me ocurrió
adentrarme en saber qué pasó con el Juez de Instrucción de Calamocha
(Teruel) Vicente Martínez Alhambra, que “lo fusilaron sin juicio
los nacionales, por rojo” a principios de Septiembre de 1936. A
esto se unía mi experiencia, como observador internacional,
especialmente en Chile, para valorar la viabilidad de los procedimientos
penales abiertos en ese país, al dictador Pinochet, preso en esos
momentos en Londres. Como buen alumno del dictador Franco, (no puede
olvidarse que fue el único Jefe de Estado extranjero presente en su
funeral) pude comprobar que Pinochet también lo dejó todo “atado y
bien atado”. Y luego, también en Chile, durante el procedimiento
de Extradición del ex-presidente Fujimori, y como asistente en Lima a
algunas de las sesiones del todavía inacabado juicio al mismo por los
asesinatos de La Cantuta y Barrios Altos. Habría que añadir la
recurrente pregunta que se me hacía en esos ambientes de América Latina:
“¿y en vuestro país, qué?”.
Por ello, cuando tras la publicación de la ley
52/2007, de 26 de Diciembre, comprobé el desentendimiento
casi total del arco parlamentario de un abordaje serio y
completo de la solución al problema de las víctimas de la
dictadura franquista, al optar dicha ley por la vía casi
exclusiva de la beneficencia “del pedid -con pruebas- y se
os dará”, empecé a preguntarme si realmente estaba agotada o no la vía
de la justicia, más allá de la aplicabilidad o no (o en qué condiciones)
del Derecho Penal Internacional en nuestro país, por los “reparos
gravemente formalistas” (hoy por hoy) del principio de legalidad penal.
Encontré enseguida, jurídicamente hablando, dos losas
importantes: la leyes de Amnistía y la prescripción, utilizadas en las
respuestas que la mayoría de los Jueces de Instrucción y Audiencias
Provinciales venían dando desde hacía pocos años a las
“peticiones-denuncias” que algunos familiares de víctimas ormulaban ante
ellos, para la recuperación de los restos de sus familiares
desaparecidos a partir del 17 de Julio de 1936. Debatí estos temas con
otros amigos juristas, leí, analicé y llegué, entre otras, a la
siguiente conclusión: que una vez más el colectivo judicial estaba
incumpliendo su función de garante de los derechos de los ciudadanos
fijada por la Constitución de 1978.
Unos años antes, en l982, al inicio de mi actividad
como Juez de Vigilancia Penitencia, pude constatar otro baldón histórico
que pesaba sobre los colecti vos judicial y fiscal: el incumplimiento
total de la obligación de visitar las cárceles que imponía a los Jueces
de Instrucción y al Ministerio Fiscal, la Ley de Enjuiciamiento Criminal
desde hacía un siglo, desde que entró en vigor en el año 1882. Tenían
que visitar “una vez por semana, sin previo aviso ni día determinado”
las prisiones de la localidad para enterarse “de todo lo concerniente a
la situación de los presos o detenidos” y para adoptar “las medidas que
quepan dentro de sus atribuciones para corregir los abusos que notaren”
(Art. 526). Obviamente no se puede considerar cumplida esta obligación
con la visita anual que el Día de la Merced, con misa de campaña
incluida, en ocasiones seguida del canto del ”Cara al sol”, realizaba el
Presidente de la Audiencia, Fiscal de la misma y Decano de los Jueces de
la capital a la cárcel provincial respectiva. La creación ex novo del
Juez de Vigilancia Penitenciaria en 1979, vino a poner en vías de
solución este abandono histórico. Aquí los parlamentarios
democráticos que iniciaban su andadura de desarrollo constitucional, si
encontraron un remedio para poder resolver el grave problema de las
cárceles franquistas, refugio en muchos casos de lo más rancio de las
posturas más autoritarias del régimen. Se dio voz a los recluidos en
ellas a través del Juez de Vigilancia y el grado de conculcación de los
derechos fundamentales históricamente pisoteados en ella se redujo
considerablemente.
Pues bien, en este intento de recuperar el tiempo
perdido y poder paliar en parte este nuevo baldón histórico que pesa
sobre los colectivos judicial y fiscal, y del análisis doctrinal y
jurisprudencial que realizamos, llegamos a la conclusión de que
era posible la vía judicial penal. Esta vía la dejaba a salvo la
propia Ley 52/2007 al declarar compatibles los derechos
reconocidos en la misma, con el ejercicio de cualesquiera otras
“acciones o acceso a los procedimientos judiciales ordinarios y
extraordinarios establecidos en las leyes o en los convenios y
tratados internacionales suscritos por España”, según establece
la Disposición Adicional segunda de dicha Ley 52/2007.
Durante estos últimos meses me ha venido a la mente
con frecuencia algo que hace muchos años oí en una charla en la
Universidad, y no precisamente en las clases de “Formación del Espíritu
Nacional” o “Religión”, de que los prejuicios racistas y la ignorancia
se curan viajando y... leyendo. Nuestra sociedad está exigiendo jueces y
fiscales profesionalmente bien formados, y para eso, entre otras cosas,
hay que leer más y analizar otras experiencias del exterior. Pero
todavía se está a tiempo.
Es cierto que el “olvido”, y el “mirar solo hacia el
futuro” que se veían como necesarios durante la Transición, han jugado
una mala pasada también a los colectivos judicial y fiscal. A mi modo de
ver en dos sentidos: uno, en ese ambiente de que “lo mejor era
olvidar” resultaba difícil ponerse a valorar la perseguibilidad
de los delitos permanentes de la dictadura franquista, y por tanto,
actuar “de oficio”, a medida que aparecían publicados los trabajos de
historiadores, dando cuenta de tales delitos, incumpliendo así la
obligación impuesta por la ley procesal penal. Y en segundo lugar,
cuando se han ido presentando algunas denuncias concretas ante los
Juzgados de Instrucción en los últimos años por detenciones seguidas de
desaparición, era más rápido y fácil acudir a las Leyes de Amnistía
dictadas antes de la Constitución de 1978, cuando no aplicar un criterio
material, pero nada jurídico, de “notorio fallecimiento”
de los presuntos autores de la detención, dado el tiempo
transcurrido.
En mis lecturas, y se puede aportar una amplia
bibliografía, no he encontrado un solo autor de Derecho Penal que diga
que el delito de detención ilegal no es un delito
permanente. Es más, prácticamente la totalidad de ellos lo
señalan como el supuesto típico de lo que es un delito permanente.
A modo de ejemplo, nada sospechoso si se tiene en cuenta la fecha de la
quinta edición, (abril de 1940) de la obra “Derecho Penal” del profesor
Cuello Calón , en la página 252 se afirma: “Son delitos
permanentes aquellos en los que después de su consumación continúa
ininterrumpida la violación jurídica perfeccionada en aquella
(v.g. el rapto, las detenciones ilegales, la sustracción de
menores)...”.
Y lo mismo ocurre respecto a la jurisprudencia de
nuestros Tribunales de Justicia. Cabe preguntarse si esta unanimidad
doctrinal y jurisprudencial debe o no ser tenida en cuenta por los
jueces y fiscales en el momento de abordar un delito de esta naturaleza.
Resulta fácil, pero raya en lo demagógico, mostrar al
gran público no experto en el tema, la seria dificultad de que el
detenido ilegalmente durante la dictadura franquista, dado el tiempo
transcurrido, no parece posible que continúe en esa situación de
detención.
Pero un jurista, mínimamente formado, sabe que no
puede hablarse de “asesinato” con una sola prueba “de referencia”. Y no
otra cosa que mera prueba de referencia es la afirmación en las
denuncias ya formuladas ante los juzgados de instrucción o las
detenciones que han referido los historiadores con testimonios orales o
pruebas documentales, de que un abuelo/a, padre/madre, hermano/a,
tío/tía, tras su detención por falangistas o la Guardia Civil fue
llevado al barranco “tal” o a la cuneta de la carretera “cual”, cuando
hay probables pruebas directas al alcance del investigador
judicial como las derivadas de una exhumación
(identificación y averiguación de las causas de la muerte) que permitan,
entonces sí, calificar los hechos denunciados de “homicidio” o
“asesinato”. Por tanto, lo que se está denunciando, en la inmensa
mayoría de los casos, no es un delito de asesinato, sino un delito
de detención ilegal, que tras la oportuna y obligada investigación podrá
conducir a que se califique o no de “asesinato”.
Es más, ante la pregunta que todo juez instructor
debe hacerse de si inicia o no procedimiento penal, debe tener muy
presente los únicos supuestos en que ha de abstenerse de hacerlo
conforme al art. 269 de LECrim.: Que el hecho denunciado “no revistiere
carácter de delito o que la denuncia fuera manifiestamente falsa”.
Y una vez abierto el procedimiento, no debe guiarse
por la ley del mínimo esfuerzo, sino por lo que disponen asimismo las
leyes procesales, y preguntarse cuándo se agota la investigación penal
que permite la conclusión del proceso. ¿Sólo depende de la acreditación
del fallecimiento de los autores directos o mediatos? Y en este caso,
¿basta afirmar que “es notorio el fallecimiento” de los autores como he
leído en algunos de los diarios puesto en boca de un Presidente de
Tribunal Superior de Justicia? O por el contrario, si hay que acreditar
formalmente tal fallecimiento ¿basta acreditarlo sólo de los autores
mediatos -gobernantes, autoridades, o dirigente de colectivos políticos-
o hay que acreditar también el fallecimiento de los autores
directos, cooperadores o cómplices del delito cometido, previas
las averiguaciones oportunas? ¿No deben plantearse, asimismo, el juez
instructor y el fiscal, si en algunos delitos permanentes cometidos
durante los últimos años de la dictadura los autores puede que
todavía estén vivos?.
Por experiencia propia, y por los siete años de
profesor en la Escuela Judicial, he podido constatar la valoración
superficial que se tiene adquirida, incluso tras años de preparar
oposiciones, del alcance del artículo 13 de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal. La Sociología judicial y la Victimología nos alumbran sobre
estas carencias formativas judiciales y fiscales. Es ahí, en ese
articulo 13, donde se recoge como primera obligación del juez instructor
la de “consignar las pruebas del delito que puedan desaparecer,
(y) la de recoger y poner en custodia cuanto conduzca a su comprobación
y la identificación del delincuente”.
He de confesar que quedé perplejo, ante el acuerdo de
diez de los quince magistrados integrantes de la Sala Plena de la
Audiencia Nacional en su auto de 7 de Noviembre corriente, pues aparte
las acertadas razones formales esgrimidas por los cinco magistrados
discrepantes y la de si realmente es órgano competente la Audiencia
Nacional (dado que no es órgano superior común del Juzgado Central num.
5 y de los juzgados de instrucción señalados por el fiscal como
competentes), ¿las exhumaciones no están dentro de estas “primeras
diligencias” a las que se refiere el art. 13?.
De otra parte, se puede constatar que los jueces y
fiscales históricamente están mucho más preocupados por la comprobación
del delito y la identificación del delincuente que por “dar protección a
los perjudicados” pese a que desde 1882 hasta 1999 esta obligación de
protección era la primera señalada por el legislador en dicho art. 13.
En 1999, esta obligación pasó a tercer lugar en el mismo artículo, pero
ampliando su mandato a “proteger a los ofendidos o perjudicados por el
delito, a sus familiares o a otras personas...” Y cabe preguntarse ¿por
qué se paralizan las exhumaciones por la Audiencia Nacional accediendo a
la petición del fiscal Sr. Zaragoza? ¿Acaso no es urgente poner fin a la
angustia y sufrimiento de los familiares que no pueden dar sepultura a
los enterrados en cunetas, barrancos y fosas comunes? ¿Tiene algún valor
que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos haya llegado a calificar de
tortura o trato inhumano y por tanto contrario al Convenio Europeo de
Derechos Humanos, esta situación de los familiares en los casos de
detenidos-desaparecidos? ¿Realmente se han parado a pensar y valorar
jurídicamente el fiscal y esos diez magistrados este sufrimiento
arrastrado durante tantos años hasta el punto de pasar de una
generación a otra?.
Pues bien, lector no jurista, la consideración
unánime de la doctrina y la jurisprudencia, de que el delito de
detención ilegal es una delito permanente, tiene una importante
consecuencia: que pese al tiempo transcurrido los delitos de
detención ilegal y los secuestros de niños, ni han prescrito ni les son
aplicables las Leyes de Amnistía de 1976 y 1977, entre otras
razones por lo dispuesto en el artículo 132.1 del Código penal vigente y
porque siguen cometiéndose hasta que no se acredite que se ha eliminado
la situación jurídica ilícita de su privación de libertad o secuestro.
También porque, pese a las buenas intenciones que pudieron guiar a los
parlamentarios en 1977, la Amnistía decretada devino
inconstitucional por contraria a la justicia e igualdad como valores
superiores del ordenamiento jurídico conforme al artículo
primero de la Constitución de 1978, puestos en relación con la
prohibición de indultos generales del art. 62, i) de la misma.
Nótese además que aunque esta sola argumentación de
derecho interno sería ya bastante, también podría entrar en juego, en un
segundo momento, para reforzar la normativa procesal y penal de nuestro
país, la imprescriptibilidad y la inaplicabilidad de las leyes de
Amnistía, a la vista del Derecho Penal Internacional, como se ha
estimado en Argentina o Perú, donde dos jueces concretos, el argentino
Cavallo y la peruana Saquicuray, así lo declararon respecto a sus
respectivas leyes de Punto final y de Amnistía.
Y permítanme recomendarles, como modélico, el informe
de la Fiscalía del Tribunal Constitucional en un recurso de amparo
contra las resoluciones del Juez de Instrucción de Lucena num. 2 y la
Sección Primera de la Audiencia Provincial de Córdoba, en relación a la
denuncia por desaparición de Dª Ricarda Ana Cobacho Cañete a primeros de
Noviembre de 1936, tras ser detenida por la Guardia Civil de Jauja. El
juez Garzón lo recoge íntegramente en su auto de 18 del actual
inhibiéndose -en mi modesta opinión de jurista de forma incomprensible
en favor de los jueces “territoriales” de instrucción donde se hallan
las fosas identificadas o que se identifiquen en el futuro. Sin poder
entrar al análisis de esta decisión, no obstante, cabría preguntarse ¿y
los casos de los niños y niñas españoles secuestrados en el extranjero
por el Servicio Exterior de Falange y traídos posteriormente a
España contra la voluntad de sus padres o familiares y que todavía
ignoran su actual falsa identidad? ¿Acaso estos delitos no
reafirmarían la competencia de la Audiencia Nacional por el lugar donde
se cometieron? ¿Realmente la acreditación del fallecimiento de algunos
de los autores mediatos, puede romper la conexidad que la resolución del
Juzgado Central nº 5 estableció para afirmar su competencia?.
Como también cabe preguntarse respecto al Ministerio
Fiscal, cómo se explica, dados sus principios rectores de “unidad de
actuación y dependencia jerárquica” (art. 124.2 CE), unos
posicionamientos tan radicalmente contradictorios entre el
informe del Sr. Zaragoza en la Audiencia Nacional y el mantenido por
otro fiscal ante el Tribunal Constitucional? Sería deseable conocer por
qué en junio de 2008 se defiende la tesis del delito permanente para
fundamentar la indefensión en que se colocó a las víctimas por el
Juzgado nº 2 de Lucena y la Sección 1ª de la Audiencia Provincial de
Córdoba, y en el mes de Octubre siguiente, se combate, con una
terminología e intensidad inusitadas, la aceptación de esta tesis por el
Juzgado Central nº 5, dado además que el Fiscal Sr. Zaragoza había
aceptado tal competencia tácitamente desde Diciembre de 2006 en que se
incoó el Procedimiento Penal (D. Previas nº 399/2006)?.
Sr. Fiscal General del Estado, en su función de
garante del cumplimiento de los principios constitucionales de “unidad
de actuación y dependencia jerárquica”, ¿con cuál de los dos criterios
está de acuerdo? Finalmente, un ruego, Sres. del Gobierno y Sres.
Parlamentarios: primero justicia y después beneficencia.
No olviden las obligaciones del Estado derivadas de los tratados y
convenios Internacionales ratificados por España. No conduzcan, con su
pasividad, a nuestro país a la previsible “afrenta internacional”
que se avecina, ante las gravísimas violaciones de Derechos
humanos que se produjeron durante la Dictadura franquista,
tras el golpe militar contra el Gobierno constitucional elegido
democráticamente. Saben muy bien que la Ley 52/2007 no es
suficiente para que los organismos internacionales tengan por cumplidas
las obligaciones internacionales asumidas por el Estado.
Y Sres. Jueces y Magistrados, cumplan con su función
constitucional de garantes también respecto a los derechos -
especialmente el de acceso a la justicia - de las víctimas que todavía
sobreviven sin duda, (en el caso de los niños “secuestrados” por el
franquismo) o de los familiares ( en las detenciones de adultos seguidas
de desaparición). Si no tienen recursos personales o materiales
suficientes pídanlos, pero no hagan como uno de los jueces asistentes al
Curso de Formación de la Escuela Judicial en el Pazo de Mariñán
(Galicia) el pasado verano, quien al escuchar mi exposición manteniendo
esta tesis del delito permanente y sus consecuencias jurídicas, exclamó
espontáneamente, pero de forma audible por las personas que estaban a su
alrededor: “ ¡¡ Qué barbaridad !!”.
Antonio Doñate
Antonio Doñate es Magistrado Jubilado, antiguo miembro de Justicia
Democrática.
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Juan Gelman.
Discurso de Juan Gelman
Majestades, Señor Presidente del Gobierno, Señor
Ministro de Cultura, Señor Rector de la Universidad de Alcalá de
Henares, autoridades estatales, autonómicas, locales y académicas,
amigas, amigos, señoras y señores:
Deseo, ante todo, expresar mi agradecimiento al
jurado del Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de
Cervantes, a la alta investidura que lo patrocina y a las instituciones
que hacen posible esta honrosísima distinción, la más preciada de la
lengua, que hoy se me otorga. Mi gratitud es profunda y desborda lo
meramente personal. En el año 2006 se galardonó con este Premio al gran
poeta español Antonio Gamoneda y en el 2007 lo recibe también un poeta,
esta vez de Iberoamérica. Se premia a la poesía entonces, "que es como
una doncella tierna y de poca edad y en todo extremo hermosa" para don
Quijote, doncella que, dice Cervantes en “Viaje del Parnaso”,
“puede pintar en la mitad del día
la noche, y en la noche más escura
el alba bella que las perlas cría...
Es de ingenio tan vivo y admirable
que a veces toca en puntos que suspenden, por tener no sé qué de
inescrutable”.
A la poesía hoy se premia, como fuera premiada ayer y
aun antes en este histórico Paraninfo donde voces muy altas resuenan
todavía. Y es algo verdaderamente admirable en estos “Dürftiger Zeite”,
estos tiempos mezquinos, estos tiempos de penuria, como los calificaba
Hölderin preguntándose “Wozu Dichter”, para qué poetas. ¿Qué hubiera
dicho hoy, en un mundo en el que cada tres segundos y medio un niño
menor de 5 años muere de enfermedades curables, de hambre, de pobreza?
Me pregunto cuántos habrán fallecido desde que comencé a decir estas
palabras. Pero ahí está la poesía: de pie contra la muerte.
Safo habló del bello huerto en el que “un agua fresca
rumorea entre las ramas de los manzanos, todo el lugar sombreado por las
rosas y del ramaje tembloroso el sueño descendía”, Mallarmé conoció la
desnudez de los sueños dispersos, Santa Teresa recogía las imágenes y
los fantasmas de los objetos que mueven apetitos, San Juan bebió el vino
de amor que sólo una copa sirve, Cavalcanti vio a la mujer que hacía
temblar de claridad el aire, Hildegarda de Bingen lloró las suaves
lágrimas de la compunción, y tanta belleza cargada de más vida causa el
temblor de todo el ser. ¿No será la palabra poética el sueño de otro
sueño?.
Santa Teresa y San Juan de la Cruz tuvieron para mí
un significado muy particular en el exilio al que me condenó la
dictadura militar argentina. Su lectura desde otro lugar me reunió con
lo que yo mismo sentía, es decir, la presencia ausente de lo amado, Dios
para ellos, el país del que fui expulsado para mí. Y cuánta compañía de
imposible me brindaron. Ese es un destino “que no es sino morir muchas
veces”, comprobaba Teresa de Ávila. Y yo moría muchas veces y más con
cada noticia de un amigo o compañero asesinado o desaparecido que
agrandaba la pérdida de lo amado. La dictadura militar argentina
desapareció a 30.000 personas y cabe señalar que la palabra
“desaparecido” es una sola, pero encierra cuatro conceptos: el secuestro
de ciudadanas y ciudadanos inermes, su tortura, su asesinato y la
desaparición de sus restos en el fuego, en el mar o en suelo ignoto. El
Quijote me abría entonces manantiales de consuelo.
Lo leí por primera vez en mi adolescencia y con
placer extremo después de cruzar, no sin esfuerzo, la barrera de las
imposiciones escolares. Me acuciaba una pregunta: ¿cómo habrá sido el
hombre, don Miguel? Conocía su vida de pobreza y sufrimiento, sus
cárceles, su cautiverio en Argel, su Lepanto, los intentos fallidos de
mejorar su suerte. Pero él, ¿quién era? Releía el autorretrato que trazó
en el prólogo de las Novelas Ejemplares: “Este que veis aquí, de rostro
aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada”, que nada me
decía, salvo la mención de sus “alegres ojos”. Comprendí entonces que él
era en su escritura. Me interno en ella y aún hoy creo a veces escuchar
sus carcajadas cuando acostaba al Caballero de la Triste Figura en el
papel. Sólo quien, desde el dolor, ha escrito con verdadero goce puede
dar a sus lectores un gozo semejante. Cómico es el rostro de la tragedia
cuando se mira a sí misma.
Declaro que, en verdad. quise recorrer ante ustedes,
con ustedes, los trabajos de Persiles y Sigismunda, o la locura
quebradiza del licenciado Vidriera, o compartir la nueva admiración y la
nueva maravilla del coloquio de los perros, o el combate verdaderamente
ejemplar entre los poetas malos y los buenos que tiene lugar en “Viaje
del Parnaso” y en el que cualquier buen poeta podía caer herido por un
pésimo soneto bien arrojado. Pero tal como la lámpara alimentada a
querosén que los campesinos de mi país encienden a la noche y alrededor
de la cual se sientan a cenar, cuando hay, y luego a leer, cuando hay y
cuando hay ganas, y a la que mosquitos y otros seres alados acuden
ciegos de luz y la calor los mata, así yo, encandilado por don Alonso
Quijano, no puedo sustraerme a su fulgor.
Muchas plumas hondas y brillantes han explorado los
rincones del gran libro. Por eso, parafraseando al autor, declaro sin
ironía alguna que, con seguridad, este discurso carece de invención, es
menguado de estilo, pobre de conceptos, falto de toda erudición y
doctrina. Sólo hablo como lector devoto de Cervantes, pero quién puede
describir los territorios del asombro. Con mucha suerte y perspicacia,
es posible apenas sentarse a la sombra de lo que siempre calla.
Cervantes se instala en un supuesto pasado de nobleza
e hidalguía para criticar las injusticias de su época, que son las
mismas de hoy: la pobreza, la opresión, la corrupción arriba y la
impotencia abajo, la imposibilidad de mejorar los tiempos de penuria que
Hölderlin nombró. Se burla de ese intento de cambio y se burla de esa
burla porque sabe que jamás será posible terminar con la utopía,
recortar la capacidad de sueño y de deseo de los seres humanos.
Cervantes inventó la primera novela moderna, que contiene y es madre de
todas las novedades posteriores, de Kafka a Joyce. Y cuando en pleno
siglo XX Michel Foucault encuentra en Raymond Roussel las
características de la novela moderna, éstas: “el espacio, el vacío, la
muerte, la transgresión, la distancia, el delirio, el doble, la locura,
el simulacro, la fractura del sujeto”, uno se pregunta ¿qué? ¿No existe
todo eso, y más, en la escritura de Cervantes?.
Su modernidad no se limita a un singular universo
literario. La más humana es un espejo en el que podemos aún mirarnos sin
deformaciones en este siglo XXI. Dice Don Quijote: “Bien hayan aquellos
benditos siglos que carecieron de la espantable furia de aquestos
endemoniados instrumentos de la artillería a cuyo inventor tengo para mí
que en el infierno se le está dando el premio de su diabólica invención,
con la cual dio causa que un infame y cobarde brazo quite la vida a un
valeroso caballero, y que sin saber cómo o por dónde, en la mitad del
coraje y brío que enciende y anima a los valientes pechos, llega una
desmandada bala (disparada de quien quizá huyó y se espantó del
resplandor que hizo el fuego al disparar la maldita máquina) y corta y
acaba en un instante los pensamientos y la vida de quien la merecía
gozar luengos siglos”.
Desde el lugar de presunto caballero andante quejoso
de que las armas de fuego hayan sustituido a las espadas, y que una bala
lejana torne inútil el combate cuerpo a cuerpo, Don Quijote destaca un
hecho que ha modificado por completo la concepción de la muerte en
Occidente: es la aparición de la muerte a distancia, cada vez más segura
para el que mata, cada vez más terrible para el que muere. Pasaron al
olvido las ceremonias públicas y organizadas que presidía el mismo
agonizante en su lecho: la despedida de los familiares, los amigos, los
vecinos, el dictado del testamento ante los deudos. La muerte
hospitalizada llega hoy con un cortejo de silencios y mentiras. Y qué
decir de los 200.000 civiles de Hiroshima que el coronel Paul Tobbets
aniquiló desde la altura apretando un simple botón. Piloteaba un aparato
que bautizó con el nombre de su madre, arrojó la bomba atómica y después
durmió tranquilo todas las noches, dijo. Pocos conocen el nombre de las
víctimas cuya vida el coronel había segado. La muerte se ha vuelto
anónima y hay algo peor: hoy mismo centenares de miles de seres humanos
son privados de la muerte propia. Así se da en Irak.
Creo, sin embargo, como el historiador y filósofo
Juan Carlos Rodríguez, que el Quijote es una gran novela de amor. Del
amor imposible. En el amor se da lo que no se tiene y se recibe lo que
no se da y ahí está la presencia del ser amado nunca visto, el amor a un
mundo más humano nunca visto y torpemente entrevisto, el amor a una
mujer que no es y a una justicia para todos que no es. Son amores
diferentes pero se juntan en un haz de fuego.
¿Y acaso no quisimos hacer quijotadas en alguna
ocasión, ayudar a los flacos y menesterosos? ¿Luchando contra molinos de
aspas de acero, que ya no de madera? ¿Despanzurrando odres de vino en
vez de enfrentar a los dueños del dolor ajeno? ¿“En este valle de
lágrimas, en este mal mundo que tenemos -dice Sancho-, donde apenas se
halla cosa que esté sin mezcla de maldad, embuste y bellaquería”?.
He celebrado hace dos años, con ocasión de la entrega
del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, mi llegada a una España
que no acepta las aventuras bélicas y que rompe clausuras sociales que
hieren la intimidad de las personas. Hoy celebro nuevamente a una España
empeñada en rescatar su memoria histórica, único camino para construir
una conciencia cívica sólida que abra las puertas al futuro. Ya no
vivimos en la Grecia del siglo V antes de Cristo en que los ciudadanos
eran obligados a olvidar por decreto. Esa clase de olvido es imposible.
Bien lo sabemos en nuestro Cono Sur.
Para San Agustín, la memoria es un santuario vasto,
sin límite, en el que se llama a los recuerdos que a uno se le antojan.
Pero hay recuerdos que no necesitan ser llamados y siempre están ahí y
muestran su rostro sin descanso. Es el rostro de los seres amados que
las dictaduras militares desaparecieron. Pesan en el interior de cada
familiar, de cada amigo, de cada compañero de trabajo, alimentan
preguntas incesantes: ¿cómo murieron? ¿Quiénes lo mataron? ¿Por qué?
¿Dónde están sus restos para recuperarlos y darles un lugar de homenaje
y de memoria? ¿Dónde está la verdad, su verdad? La nuestra es la verdad
del sufrimiento. La de los asesinos, la cobardía del silencio. Así
prolongan la impunidad de sus crímenes y la convierten en impunidad dos
veces.
Enterrar a sus muertos es una ley no escrita, dice
Antígona, una ley fija siempre, inmutable, que no es una ley de hoy sino
una ley eterna que nadie sabe cuándo comenzó a regir. “¡Iba yo a
pisotear esas leyes venerables, impuestas por los dioses, ante la
antojadiza voluntad de un hombre, fuera el que fuera!”, exclama. Así
habla de y con los familiares de desaparecidos bajo las dictaduras
militares que devastaron nuestros países. Y los hombres no han logrado
aun lo que Medea pedía: curar el infortunio con el canto.
Hay quienes vilipendian este esfuerzo de memoria.
Dicen que no hay que remover el pasado, que no hay que tener ojos en la
nuca, que hay que mirar hacia adelante y no encarnizarse en reabrir
viejas heridas. Están perfectamente equivocados. Las heridas aún no
están cerradas. Laten en el subsuelo de la sociedad como un cáncer sin
sosiego. Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. Sólo
así es posible el olvido verdadero. La memoria es memoria si es presente
y así como Don Quijote limpiaba sus armas, hay que limpiar el pasado
para que entre en su pasado. Y sospecho que no pocos de quienes
preconizan la destitución del pasado en general, en realidad quieren la
destitución de su pasado en particular.
Pero volviendo a algunos párrafos atrás: hay tanto
que decir de Cervantes, de este hombre tan fuera del uso de los otros.
De sus neologismos, por ejemplo. Salvo él, nadie vio a una persona
caminar asnalmente. O llevar en la cabeza un baciyelmo. O bachillear.
Don Quijote aprueba la creación de palabras nuevas, porque “esto es
enriquecer la lengua, sobre quien tienen poder el vulgo y el uso”. Hace
unos años ciertos poetas lanzaron una advertencia en tono casi
legislativo: no hay que lastimar al lenguaje, como si éste fuera río
coagulado, como si los pueblos no vinieran “lastimándolo” desde que
empezaron a nombrar. Cuando Lope dice “siempre mañana y nunca mañanamos”
agranda el lenguaje y muestra que el castellano vive, porque sólo no
cambian las lenguas que están muertas. La lengua expande el lenguaje
para hablar mejor consigo misma.
Esas invenciones laten en las entrañas de la lengua y
traen balbuceos y brisas de la infancia como memoria de la palabra que
de afuera vino, tocó al infante en su cuna y le abrió una herida que
nunca ha de cerrar. Esas palabras nuevas, ¿no son acaso una victoria
contra los límites del lenguaje? ¿Acaso el aire no nos sigue hablando?
¿Y el mar, la lluvia, no tienen muchas voces? ¿Cuántas palabras aún
desconocidas guardan en sus silencios? Hay millones de espacios sin
nombrar y la poesía trabaja y nombra lo que no tiene nombre todavía.
Esto exige que el poeta despeje en sí caminos que no
recorrió antes, que desbroce las malezas de su subjetividad, que no
escuche el estrépito de la palabra impuesta, que explore los mil rostros
que la vivencia abre en la imaginación, que encuentre la expresión que
les dé rostro en la escritura. El internarse en sí mismo del poeta es un
atrevimiento que lo expone a la intemperie. Aunque bien decía Rilke:
“[...] lo que finalmente nos resguarda/es nuestra desprotección”. Ese
atrevimiento conduce al poeta a un más adentro de sí que lo trasciende
como ser. Es un trascender hacia sí mismo que se dirige a la verdad del
corazón y a la verdad del mundo. Marina Tsvetaeva, la gran poeta rusa
aniquilada por el estalinismo, recordó alguna vez que el poeta no vive
para escribir. Escribe para vivir.
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Montxo Armendariz.
Conocí a Eduardo en Valencia, en unas jornadas sobre
la guerrilla antifranquista, allá por el año 1999. Él era uno de los
ponentes y yo, en aquellas fechas, andaba recogiendo información para
escribir el guión de “Silencio roto”. En cuanto nos presentaron, comenzó
a hablar de cine con tal conocimiento del medio que me dejó asombrado.
Enseguida me confesó que, tiempo atrás, había ejercido como crítico
cinematográfico y que también había escrito algunos guiones
documentales. Durante los dos días que duraron las jornadas, Eduardo no
dejó de sorprenderme por la gran capacidad crítica y dialéctica que
mostraba ante cualquier tema. A partir de aquel encuentro, surgió una
amistad que, no sólo se mantuvo con el tiempo, sino que se fue
consolidando a través de esporádicos encuentros, de su valiosa
participación en nuestro documental “La guerrilla de la memoria” y,
sobre todo, por medio de una correspondencia epistolar que recuerdo con
especial cariño. Sus apasionadas cartas –escritas a mano– llegaban
puntualmente, casi mes a mes, a nuestra productora. En ellas, con su
inconfundible letra llena de calor y de energía, nos proponía temas para
nuevas películas, comentaba artículos y libros de reciente publicación o
intercambiábamos opiniones sobre cine, literatura o política. En una de
ellas, incluso hablaba de los ovnis y de su posicionamiento ante el
tema.
Así era Eduardo, un hombre abierto al conocimiento de
cualquier disciplina, dispuesto siempre a conversar, a aprender, pero
sobre todo, a enseñar. Porque sabía que la ignorancia es el germen de la
opresión y que el conocimiento es la base del progreso humano y social.
Y él fue un luchador infatigable de la justicia, un guardián permanente
de la libertad. Lo dejó escrito en uno de sus múltiples trabajos: “Las
guerras van cambiando de nombre, pero la causa de la libertad es siempre
la misma”. Una causa que nunca abandonó a pesar de las guerras que
perdió.
Siempre admiré su vitalidad, su coherencia y su
enorme generosidad. Una generosidad que le llevó a afirmar que “se me
olvidan las cosas que me han hecho personalmente, pero recuerdo todo el
daño que le han hecho a mi pueblo”. Así era el Eduardo que yo conocí.
Así es el Eduardo que ahora nos deja este libro sobre Picasso, un hombre
persistente, indestructible, como si con su trabajo quisiera
recordarnos, como decía su admirado Hernández, que todavía “tenemos que
hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero”.
Montxo Armendariz
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Ana Isabel Espinosa - “El Peso de Recordar”.
El Peso de Recordar
Nadie quiere ya estudiar historia, porque a los mas
jóvenes les parece absurdo quemarse las pestañas con cosas que
ocurrieron hace demasiado tiempo y que ya solo destilan polvo de
biblioteca .Pero ahora mas que nunca nuestra historia, la ocurrida, hace
menos de cincuenta años, está presente, esta ahí mismo de plena
actualidad, dictándonos las pautas de lo que será un consenso definitivo
o una fractura irreparable de nuestra cultura y nuestra esencia como
pueblo.
Es duro recordar lo pasado, si es trágico para
aquellos que lo originaron, que tienen que callar culpas, muertes a pie
de camino y sentencias injustas, aún es más doloroso e indignante para
aquellos que debieron olvidar a golpe de salvar el cuello, de no ser mas
que levemente descartados de la vida publica, de los señalamientos como
diferentes, de los ascensos laborales y de las mejorías para sus casas y
gentes, solo por el hecho de ser hijo o nieto de algún fusilado en la
guerra civil, del que ni vestigios había.
La gente tenía miedo y es de justicia reconocer que
no era para menos en un sistema donde el callar era la única forma de
conseguir que tus hijos siguieran respirando más o menos tranquilos.
Hace mas de treinta años, con el auspicio mediador
del Rey, se dio por concluida la batalla de los rencores, porque se
entendió que mas valía tapar las grietas de la incomprensión y el
desacuerdo que hacerlas eternamente sangrantes.
Vemos hoy día como los dictadores, o sus herederos,
están sentándose en el banquillo para hacer frente al dolor que
originaron en vida, pero aquí no, porque hasta en eso hemos sido
diferentes, porque se creyó, y ciertamente no se equivocaron, que sería
mucho mejor zanjar el asunto, legalizar los partidos políticos y llegar
a un consenso, para participar todos sin distinción alguna en la vida
política y social de nuestro país.
Los viejos republicanos represaliados en campos de
exterminio nazi, apátridas y vagadores durante cuarenta años de penas
sentidas, fueron oportunamente olvidados por el bien común de construir
un país con nueva cara y nuevas ideas en las que no se exigiese
responsabilidades a nadie y sí esperanzas de libertades para todos.
No quiero hacer distingos en cuanto a los españoles
que lucharon por sus ideas en una y otra trinchera porque los dos me
duelen, como hijos que son de la misma patria, pero a uno se le pagaron
con desfiles y honores y a otros con el destierro y la condena.
¿No sería hora ya de olvidar viejas y hastiadas
rencillas y darles lo justo a los que justamente murieron y lucharon por
la misma patria? ¿No sería de grandeza para un país que ve en los
programas del corazón los nietos del dictador con flases y periodistas
por doquier, con benevolencia e incluso aprecio, tener un postrero
reconociendo a aquellos que sufrieron la intolerancia o el desprecio?.
Cuando los judíos sobrevivientes de los campos de
extermino regresaron a sus casas en Polonia y las vieron ocupadas, no
solo no pudieron recoger las pocas pertenencias que dejaron en ellas,
porque habían sido saqueadas, sino que además fueron apaleados y
lapidados por los que lo hicieron.
No levantemos mas ampollas en las llagas que quisimos
tapar con tierra, por el bien común, el tiempo todo lo sana y hemos
crecido como país y como cultura, demostrémoslo recordando y
restituyendo a cada cual en lo suyo y llorando con lagrimas atrasadas,
por lo que nunca debió haber sido.
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El general Pizarro y el Maquis Turolense.
Ante el creciente auge de la actividad guerrillera
antifranquista en la provincia de Teruel, el régimen designó el 28 de
julio de 1947 al general Manuel Pizarro Cenjor gobernador civil de la
misma. De este modo, Pizarro asumía plenos poderes civiles y militares
ya que, además de Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento,
cargo que ocupó hasta 1954, era también Jefe de la V Región de la
Guardia Civil. Pizarro llegó a Teruel con el mandato expreso de Franco
de sofocar el movimiento guerrillero, al igual que había hecho antes en
las provincias de León y Granada.
Manuel Pizarro, estrecho colaborador del general
Franco, razón por la cual se vanagloriaba de ser de los pocos que podían
llamar con familiaridad “Paco” al dictador, tuvo un carácter duro,
autoritario e implacable. Recuerdo que la anécdota de cómo, en cierta
ocasión, ordenó a un funcionario de un municipio de la sierra de Cucalón
que se comiese en su presencia un ejemplar del Boletín Oficial de la
Provincia dado que Pizarro le reprochaba haber incumplido una de sus
disposiciones en él publicadas.
Pero mucho mas duro fue Pizarro en la lucha contra el
maquis. Unos meses antes de su nombramiento como Gobernador de Teruel,
el régimen había aprobado el Decreto-Ley de Represión del Bandidaje y
del Terrorismo (18-IV-1947). Recordemos también que una Circular de la
Dirección General de Seguridad (11-III-1947) prohibía expresamente
utilizar el término de “guerrilla” o “guerrillero”, ordenando que se
emplease el de “bandolerismo” o “bandolero”. Estas circunstancias van a
ser utilizadas Pizarro para, investido de plenos poderes, iniciar lo que
Mercedes Yusta define como “una guerra personal contra el maquis”, a los
que él llama despectivamente “forajidos”.
Pizarro que, en su cruzada particular contó con el
apoyo de numerosos contingentes de la Guardia Civil, y, también de la
Legión, la Policía Armada, voluntarios de Falange y somatenistas,
intentó controlar los refugios naturales de la guerrilla, esto es las
serranías. Para ello, ordenó el desalojo de todas las masías para así
cortar el apoyo y los suministros al maquis, utilizó nuevas tácticas de
contraguerrilla (guardias disfrazados de maquis que roban y torturan
indiscriminadamente) y de “tierra quemada” (quema de cosechas) para
acabar con los apoyos civiles al maquis. Igualmente, bajo su mandato se
vivió una situación de auténtico terror entre la población sospechosa de
simpatizar con la guerrilla utilizando métodos de enorme dureza: las
palizas, los fusilamientos simulados para lograr confesiones, el
envenenamiento de víveres o la implacable aplicación de represalias y de
la fatídica “ley de fugas”, fueron frecuentes. Además, como testigos
mudos de tanto sufrimiento, ahí quedaron nuevas fosas comunes, como las
existentes en Alcalá de la Selva, Mora, Monroyo, Civán y otros lugares
de triste recuerdo.
La ofensiva de Pizarro se inició el 9 de agosto de
1947 con el ataque, mediante un bombardeo con morteros y el posterior
incendio del pinar en que se refugiaban, del campamento guerrillero de
La Cerollera, en el que tenía su base de operaciones el Sector 17 del
AGLA al mando de Ángel Fuertes (“Antonio”). Unos meses más tarde, el 18
de diciembre, la Guardia Civil asaltó el campamento del maquis en Monte
Camarracho, cercano a Cabra de Mora y, dos días después, el objetivo fue
el campamento-escuela del Sector 11 del AGLA de monte Rodeno, situado en
el término de Valdecuenca.
Aunque en 1948 tuvo lugar la llamada “ofensiva de
primavera” del AGLA, ésta se hallaba muy debilitada por la acción
represiva de Pizarro. No obstante, el maquis mantuvo una cierta
actividad hasta finales de 1949, fecha en la cual murió cerca de Alcañiz
Pelegrín Pérez (“Ricardo”), su máximo responsable, y el 7 de noviembre
era asaltado el importante campamento de Santa Cruz de Moya, localidad
conquense convertida en la actualidad en un auténtico memorial de la
lucha guerrillera antifranquista.
Nuestra provincia de Teruel, que tanto sufrió durante
la guerra civil, así como con la represión de posguerra y el período del
maquis, donde la huella del general-gobernador Pizarro quedó marcada a
sangre y fuego, tiene todavía una deuda pendiente con todos aquellos
tenaces combatientes antifranquistas, con aquellos guerrilleros, unos
conocidos, otros anónimos, con todos los enlaces civiles que, en
circunstancias bien difíciles apoyaron su lucha por intentar abrir
nuevos horizontes de libertad y de progreso social para España. En este
sentido, además de iniciativas personales, familiares y asociativas,
resulta importante destacar el nuevo marco legal que, pese a sus
limitaciones en otros aspectos, abre la nueva Ley de la Memoria
Histórica. También resulta importante el compromiso de otras
instituciones municipales, comarcales o autonómicas, por recuperar con
dignidad esta página de nuestra historia turolense. En este sentido,
diversas actuaciones del Programa “Amarga Memoria” del Gobierno de
Aragón han asumido este deber cívico y moral y han abierto horizontes
nuevos en lo referente al compromiso institucional con este amargo
capítulo de nuestra historia colectiva que durante tanto tiempo
pretendió ocultarnos (y tergiversar) la derecha sociológica y política.
José Ramón Villanueva Herrero
(Diario de Teruel, 11 enero 2008)
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Echar puente entre la República de ayer y la de mañana.
DESDE EL EXILIO TAMBIÉN: VERDAD,
JUSTICIA Y REPARACIÓN
ECHAR
PUENTE ENTRE LA REPÚBLICA DE AYER Y LA
DE MAÑANA
|
CHARLES FARRENY, HENRI FARRENY,
RAYMOND SAN GEROTEO
¿DESDE DÓNDE HABLAMOS?
En mayo de 1945, justo después de la
liberación de Francia se creó la Amical de Antiguos Resistentes
y F.F.I
Españoles. Su presidente era el jefe de la “Agrupación de
Guerrilleros Españoles”, brazo armado de la “Unión Nacional
Española” fundada en 1941. Los guerrilleros habían actuado en
unos cuarenta departamentos franceses. En septiembre de 1950, el
gobierno francés desencadenó la operación “Bolero-Paprika” :
prohibió las “organizaciones extranjeras comunistas” y las que
así se consideraban, proscribió a unos 180 Españoles
expulsándoles hacia Córcega, Argelia, los países del Este; ruda
prueba para la retaguardia principal de la lucha antifranquista.
La asociación volvió a nacer en 1976 como
Amical de Antiguos Guerrilleros Españoles en Francia - F.F.I
aceptada por el Ministerio de Antiguos Combatientes francés. En
1982 la asociación inauguró en Prayols, cerca de la ciudad de
Foix en el departamento del Ariège, la obra reconocida por las
autoridades francesas como el “Monumento Nacional de los
Guerrilleros Españoles”. Algunos miembros de la Amical
regresaron a España y crearon antenas en Barcelona, Madrid,
Valencia. Rápidamente independientes, éstas mandaron elevar en
1991, en Santa Cruz de Moya (Cuenca), el principal monumento
dedicado a los guerrilleros de lucha clandestina interior.
Hoy en día, presidida por Narcis Falguera, 88
años, ex jefe de estado mayor de la 11 Brigada cuando la
ofensiva del Valle de Aran en octubre de 1944, la Amical acoge a
parientes y amigos que quieren perpetuar los ideales de los
guerrilleros.
Paralelamente, hijas, hijos y amigos de
republicanos españoles procedentes de diversos horizontes
políticos y convicciones filosóficas, constituyeron en 2005
“Memoria de la España Republicana” (Mémoire de l'Espagne
Républicaine : MER) cuya meta es contribuir a transmitir la
historia de la República, devolver a los republicanos su
dignidad y dar vida a sus valores.
Hablamos a partir de estas dos activas
asociaciones del exilio. |
Apego a
los valores de la IIª República
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Ya que vivimos en Francia puesto que nuestros padres
se refugiaron aquí y que durante muchísimo tiempo no pudieron regresar a
España sin correr peligro, estamos muy apegados a los valores
republicanos del país de “Los Derechos Humanos”.
Fueron aquellos mismos valores los que inspiraron la
Constitución española de 1931, cuando se instauraron el sufragio
universal, la separación entre la Iglesia y el Estado, la escuela laica
gratuita y obligatoria. Muy adelantada con respecto a muchos países
entre los cuales, precisamente, Francia, la IIª República española ha
instituido el derecho de votar para las mujeres, ha proclamado la
autonomía de las regiones así como el derecho a emplear y enseñar las
lenguas regionales. El interés popular por este programa, la promesa de
una auténtica reforma agraria, la aspiración hacia una justicia social
mayor, provocaron un ardor político y cultural inédito en la España
arcaica, desigualitaria y oscurantista de aquella época. Aquel ardor fue
reprimido en el acto por los defensores españoles del orden establecido
y por sus semejantes en Europa. Había engendrado admiración y
solidaridad entre los pueblos del mundo entero.
Desafortunadamente derrotados en España, los
defensores de la República siguieron luchando donde la suerte les
hubiera mandado parar. Actualmente, sus sufrimientos y su compromiso aún
inspiran mucho respeto. Desde hace algunos años no transcurre ni una
sola semana en Francia sin que se reciba una prueba de simpatía hacia
los Republicanos españoles.
Fue así como el Consejo Regional de Midi Pyrénées nos
involucró en 2004 en la edición de un libro dedicado al exilio
republicano español y también en una exposición que ya mucho ha rodado.
En 2006 la alcaldía de Toulouse nos encargó organizar una ceremonia
oficial para celebrar el 75 aniversario de la República española.
El alcalde (de derechas) y el presidente de los antiguos guerrilleros
tomaron la palabra ante 2 000 personas, frente al Ayuntamiento cuya
fachada estaba adornada con banderas republicanas españolas. Asimismo,
los alcaldes de otras capitales departamentales como Agen, Ajaccio,
Montpellier, Nantes, Nîmes, Pau, Rennes... sin olvidar París, se han
asociado a diversas manifestaciones en homenaje a los republicanos
españoles, pioneros de la resistencia antifascista, primero en España,
luego en Francia y otros frentes.
Actuar
para que se conozca la Historia
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Con nuestras asociaciones, obramos para que esos
homenajes adquieran mayor amplitud, para que la historia de la guerra de
España y sus consecuencias se conozcan por fin, que nuestros veteranos y
nuestros muertos sean honrados por todo lo que fueron. En efecto, el
renuevo de simpatía en Francia para los Republicanos españoles no se
salva de cierta superficialidad ni tampoco de lagunas, incluso de
tabúes. Pensamos que el pueblo francés y el español podrían ganar mucho
si conocieran y comprendieran su historia común, con la perspectiva de
construir una Europa democrática y social.
Fue así como, con la oportunidad del coloquio “Otoño
1944: la ofensiva de los Pirineos. Desde los maquis en Francia hasta los
maquis en España” que organizamos durante el otoño de 2004 en la
Universidad de Toulouse, hemos exhumado las resoluciones de la recién
nacida ONU la que, en febrero y luego en diciembre de 1946, definía con
los términos siguientes el régimen de Franco: “por su origen, su
naturaleza, su estructura y su comportamiento en general, el régimen
franquista es un régimen fascista copiado de la Alemania nazi de Hitler
y la Italia fascista de Mussolini, instituido en gran parte gracias a
ellas”. Hemos sostenido el concepto de una “Segunda No
Intervención”, ampliamente desconocida, mucho más criticable que la
primera ya que los pueblos de España, abandonados por segunda vez en el
momento en que el fascismo europeo estaba derrotado, fueron condenados,
de hecho, a 30 años mas de dictadura.
Durante el otoño 2005, hemos apoyado que se celebrara
en Pau un coloquio “Maquis de Francia y maquis España: los
guerrilleros”. En el otoño 2007, en Pau también, con el título “Exilio
y Memoria”, hemos organizado una serie de manifestaciones:
exposiciones, proyecciones-debates, ceremonia oficial, concierto de
homenaje que culminó cuando nuestros veteranos subieron a la tribuna
entre los cuales contamos a Felisa Salinas, 103 años, quien declaró, los
hombros ceñidos por la bandera roja, amarilla y morada: “!Jóvenes,
por la República, quedar unidos!“.
En estas manifestaciones argumentamos en contra de lo
que llamamos la Historia de relumbrón.
Por ejemplo, nos importa explicar que la guerra de
España opuso los defensores de la República a los conservadores y
fascistas españoles (bautizados de forma demasiado amable, “los
nacionales” o a veces: los “nacionalistas”, sin comillas, lo que es una
concesión perjudicial al vocabulario escogido por los facciosos mismos),
armados y respaldados por los fascistas alemanes, italianos y
portugueses.
Apoyándonos en testimonios y documentos, recordamos
que en Argelès, Bram, Gurs, Le Barcarès, le Vernet, Saint-Cyprien,
Rivesaltes, etc., nuestros padres fueron encerrados en campos de
concentración dado que éste era el nombre administrativo oficial que
se les daba y algunos ahora quisieran cambiarlo por “campos de
internamiento”. Esos campos de concentración fueron lugares de
sufrimiento -poco investigado- pero también lugares de lucha y un
crisol de la resistencia política, aún menos estudiada.
Trabajamos para desvelar que en el año 1939, el
gobierno democrático francés anterior al régimen de Vichy, entregó hacia
la España franquista trenes enteros de refugiados españoles contra su
voluntad. Recordamos que los primeros deportados desde Francia hacia los
campos de concentración nazi fueron republicanos españoles: en agosto de
1940, apenas algunas semanas después de la votación que dio los plenos
poderes a Pétain, fue el tristemente famoso “convoy de los 927”,
que marchó desde el campo de concentración de Angoulême hacia el de
Mauthausen.
Represión y desinformación franquistas
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Durante cuarenta años, la desinformación franquista
ha prosperado sobre el terreno de la derrota, de las masacres, de la
represión, de la privación de las libertades fundamentales.
Durante cuarenta años, el cuadro de lectura de los
fascistas, artesanos y beneficiarios de la guerra, ha sido la única
manera de contar la historia de España. También la única manera de
transformar España. Es el Caudillo, verdugo y tirano de España quien,
apoyándose en las facciones más conservadoras, ha vuelto a instalar la
monarquía.
Cuando Franco falleció, las fuerzas herederas de los
ideales de la República no tuvieron la capacidad de imponer una ruptura
bastante democrática es decir una constitución republicana que
prolongase la de 1931. En 1978 es una constitución monarquista la que se
propuso ante el sufragio y que fue aprobada.
Miedo,
ignorancia y silencios de la Transición
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La “Transición” ha vuelto a establecer una parte,
valiosa, de las libertades fundamentales pero no logró abolir tantas
coacciones, barreras, prejuicios, tabúes, gravados desde hace cuarenta
años en las estructuras sociales y en la cultura colectiva. El
franquismo no ha sido condenado como se debía, no ha sido
erradicado. Siguió moldeando una gran parte de las corrientes de
pensamiento de la sociedad española. El miedo mantenido durante tanto
tiempo, fue brutalmente activado de nuevo con la tentativa de golpe de
estado en febrero de 1981.
Hoy en día, más de treinta años después de la muerte
de Franco, una parte de la clase política española parece
anacrónicamente fuera de quicio en relación a las clases políticas de
los principales países europeos. Aún no se atreve el gobierno español a
proponer que se anulen las condenas pronunciadas bajo la dictadura.
Llegó el momento de decir lo que era el franquismo,
llegó el momento de hacer justicia. Y de mantener vivos los valores
democráticos y progresistas sin nigun fallo: no se puede buscar ningún
tipo de conciliación con el franquismo, no más con el régimen de Vichy
en Francia, no más hoy que ayer.
Hasta
los perjudiciales retrasos actuales
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En 2004 con motivo de la “Fiesta de la Hispanidad”
(“Fiesta de la Raza” en tiempos de Franco), el gobierno trató de mandar
desfilar juntos en Madrid a republicanos que habían participado en la
liberación de París y a fascistas que habían combatido en la “División
Azul”!.
En Francia, es totalmente imposible imaginar que
antiguos pronazis participen en la más mínima manifestación de los
millares de manifestaciones que se desarrollan cada año para conmemorar
la Liberación del país y la Victoria de los Aliados contra el fascismo.
A fines de octubre pasado, el Ministro español de
Asuntos Exteriores asistió a la beatificación de “víctimas de los rojos”
en Roma... Nos hubiese gustado que, al volver, pasara por Montauban
donde permanece desde el 3 de Noviembre de 1940 la tumba de Manuel
Azaña, antiguo Presidente de la República; pero una vez más este
año, ningún oficial español estuvo presente, con nosotros los exiliados
españoles, en la ceremonia de homenaje que se le hizo.
Recordemos que en 2006, el Consejo de Europa y
luego el Parlamento europeo han adoptado resoluciones que condenan el
franquismo y respaldan su definitiva erradicación. Desde el 9 de agosto
de 1944, el Gobierno Provisorio de la República Francesa, dirigido por
el General de Gaulle, hombre de derechas, decidía anular todas
las condenas pronunciadas por los tribunales del régimen del Mariscal
Pétain. Hace poco, el Presidente de la República francesa, Nicolas
Sarkozy, francamente de derechas también, ha mandado avalar, pese al
riesgo de disgustarles a algunos amigos suyos, que en todos los
institutos de Francia, al inicio de cada año escolar, se lea la última
carta de Guy Môquet, joven resistente comunista de 17 años, detenido en
1940 por la policía de Vichy y fusilado como rehén ; además, los Correos
franceses han editado un sello con la efigie de Guy Môquet.
España padece un grave retraso en la relación
objetiva con su Historia. ¿Cómo puede ser que la España moderna, nuestra
España, aún no tenga la capacidad de honrar la memoria de Luis
Companys o Julián Grimau u otras víctimas de la lucha por la
Libertad?.
Ley de
la Memoria: avances e insuficiencias
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Una auténtica recuperación de la Memoria histórica
sigue siendo el escollo para una verdadera reconciliación nacional. Es
así como, tras dos años de tergiversaciones, el gobierno español ha
presentado un proyecto de “Ley de la Memoria” que dicta un conjunto de
medidas positivas, desde luego, pero que todavía adolece de graves
insuficiencias. El 16 de octubre pasado lanzamos por Internet una
petición clara y sencilla exigiendo lo siguiente:
-
que se declare la ilegalidad del poder franquista
desde sus orígenes y
-
que se anulen de pleno derecho todas las
sentencias políticas
Nos hemos centrado en estas dos únicas
reivindicaciones, sumamente esenciales, intentando agrupar tanto a los
que pensaban que “más vale poco que nada” como a los que opinaban que
“más vale nada que una miseria”.
Seguir
actuando por la anulación de las
condenas franquistas
|
La petición fue firmada por antiguos combatientes de
la República, antiguos brigadistas, antiguos resistentes, antiguos
deportados, antiguos represaliados, así como por familiares, dirigentes
de asociaciones, historiadores, etc...
El 31 de octubre, los diputados que acababan de
recibir las primeras 900 firmas adoptaron el proyecto de Ley sin darnos
satisfacción. Presentamos 1300 firmas a los senadores quienes
debían examinar dicha ley después. Nosotros, nos alegramos cuando el
grupo senatorial Entesa Catalana de Progrès propuso, a finales de
noviembre, una enmienda que coincidía con la meta de nuestra petición.
Pronto llegó la decepción : el 10 de diciembre, sin que hubiese un real
debate, el Senado rechazó esta enmienda capital y adoptó la Ley con sus
certeros avances, con sus progresos demasiado tímidos, con sus
perjudiciales carencias.
Ahora, importa poner la Ley de Memoria a prueba:
apoyarse en ella cada vez que sea útil y posible, encontrar sus límites,
luchar para mejorarla. Es con esta perspectiva que nuestro portal
http://anular.site.voila.fr/ queda abierto para nuevas firmas. Lectores
de estas líneas, les invitamos a consultarlo y darlo a conocer.
Exhumar
el pasado republicano de las fosas
franquistas de la memoria
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A pocas semanas de las elecciones generales, deseamos
que las fuerzas democráticas españolas se refuercen y levanten una
barrera frente a los que sólo sueñan con una vuelta atrás.
Hace muy poco, José Luis Rodríguez Zapatero declaraba
que la España actual “se aproxima bastante a la con la cual soñaba
Manuel Azaña”. Aquel sueño grandioso y generoso fue llevado en brazos
durante décadas, en brazos y corazones, en sangre y lágrimas por una
generación entera de españoles entre los cuales muchísimos, demasiados,
fueron perseguidos, encarcelados, expoliados, exiliados.
Hoy, el deber de memoria, de agradecimiento y de
justicia subsiste hacia los que compartieron el sueño del Olvidado de
Montauban. Cabe, por supuesto, sacar el pasado republicano de las fosas
franquistas de la memoria.
¡Antes
que desaparezcan todos!
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Es por eso que desde el exilio republicano de
Francia, lanzamos este llamamiento:
Señor Jefe de Gobierno, Señoras y Señores
Ministros,
Señoras y Señores Presidentes de las comunidades autónomas,
Antes de que los últimos veteranos desaparezcan,
antes de que desaparezcan todos, nos alegraría encontrarles a ustedes:
-
en Montauban ante la tumba de Manuel Azaña,
-
en Argelès, Le Vernet, Gurs o Angoulême...
-
en París como en Toulouse, últimas moradas de
ministros de la República.
Nos alegraría acogerles en Prayols, nos alegraría
visitarles en Santa Cruz de Moya. !Ya es hora!
Estamos convencidos de que el fortalecimiento
de las fuerzas democráticas no puede disociarse de su capacidad
para honrar el pasado republicano como se lo merece, no puede
disociarse de su capacidad para asumirlo plenamente, no puede
disociarse de su capacidad para echar un puente de futuro entre
la República de ayer y la de mañana: el puente del porvenir. |
CHARLES FARRENY, HENRI FARRENY, RAYMOND
SAN GEROTEO
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José Antonio Vidal Castaño.
Huellas de la memoria | Una jornada en La Pesquera
Huellas de la memoria
Una jornada en La Pesquera
José Antonio Vidal Castaño
franquismeimemoria@ono.com
El pasado 1 de diciembre en el pueblo conquense de La
Pesquera se rindió un cálido homenaje a Basiliso Serrano Valero, más
conocido como “Manco de La Pesquera” o “Fortuna”, su guerrillero más
emblemático y, sin duda, el más polémico de los que desde 1945 lucharon
en estas tierras contra la criminal dictadura franquista. El “Manco” (le
faltaban algunos dedos de la mano izquierda) fue apresado en 1952 en
Cofrentes tras un tiroteo en el que resultó herido en una pierna, pero
no fue juzgado hasta 1955.
Condenado finalmente a muerte por procedimiento
sumarísimo, fue fusilado el 10 de diciembre del mismo año. La ejecución,
llevada a cabo a las siete y cuarto de la mañana, segó su breve y
agitada existencia dando fin a un calvario de cárcel y torturas. Fue el
penúltimo fusilado de Paterna en la trágica posguerra que se cobró la
vida miles de antifascistas y demócratas, defensores del régimen de
libertades que representó la Segunda Republica.
Sus restos, simbólicamente envueltos en la manta de
olvido y “oprobio” que rodeó al maquis, reposaron durante 50 años en el
nicho número 475 del cementerio de Paterna, hasta que fueron trasladados
por gestión mancomunada de familiares, agrupación socialista de La
Pesquera y la asociación La Gavilla Verde de Santa Cruz de Moya, hasta
una humilde tumba en el cementerio de su pueblo, cercana a la de otros
resistentes como Andrés Ponce o Nicolás Martínez. Desde entonces se
conmemora este acontecimiento con una jornada anual que se inicia con la
visita al camposanto para dar paso a diversos actos en su memoria, por
los que han pasado historiadores y especialistas, políticos y dirigentes
asociativos… En la presente edición se debatió en una mesa redonda el
candente asunto de la “memoria histórica” y se presentó el último libro
de la ya extensa bibliografía sobre el maquis. Tal vez, lo más lo más
emotivo de la jornada fue la participación de familiares y vecinos que
evocaron recuerdos y recitaron poemas con entusiasmo participativo y
fraternal inusuales en estos tiempos de sustitución de valores humanos
por valores bancarios. Basiliso Serrano que durante la Guerra Civil
fuera militante de la CNT, y que como tal salvara la vida de algunos de
sus vecino e incluso del cura, al evitarles el mortal “paseo” que
proponían milicianos llegados de otro lugar, se sentiría satisfecho de
buena parte de sus actuales vecinos. En 1946 se echó al monte, se
afilió, al parecer, al PCE y organizó una partida que, adscrita a un
sector de la Agrupación Guerrillera de Levante, funcionó, no obstante,
bajo su fuerte impronta personal. Dotado de carisma para dialogar y
ganar apoyos, combatió de forma implacable a los ricos y la guardia
civil en los parajes de Utiel-Requena, Hoces del Cabriel y la Manchuela.
José Gross, enviado de Santiago Carrillo, no se atrevió en 1951 a
imponerle criterios para organizar la retirada del monte. Fue así como
“retrató” al combatiente en sus memorias: “tenía una mentalidad muy
especial” (…) “era un asalta caminos que odiaba fuertemente al régimen
franquista”. Y es que la leyenda del “Manco de la Pesquera” sigue siendo
más potente que la historia de Basiliso Serrano.
Despiece:
Pie de Foto:
Debate sobre “Memoria histórica” /
loquesomos.org

Un guerrillero singular
En la mesa redonda, de izquierda a derecha: Eulalio
Barroso “Carrete”, Maria Jesús Martínez, Pedro Peinado y José Antonio
Vidal. En el ángulo derecho, de espaldas Salvador F. Cava. La figura del
“Manco” desde los carteles presidió el acto.
El Punt P. V. (versión castellana)
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En tiempos de ausencias y de silencios.
En tiempos de ausencias y silencios.
Carta abierta a dos viejos luchadores antifranquistas
Por Fernanda Romeu Alfaro
[Historiadora]
Queridos Florián y Reme: Desde mi conciencia moral y
política, intento a través de esta carta, salvar la noche del olvido
que os rodea. Tal vez jamás vuelva a estar entre personas tan
idealistas, inteligentes y bondadosas, como sois ambos. En mi última
visita, hace unos días, os he encontrado, rodeados de un vergonzoso
olvido y silencio. Mi memoria está llena de palabras, de recuerdos, de
testimonios vuestros, que en momentos como éste, no lo puedo soportar.
Florián, el Grande con 90 años. Reme, Celia, con 81
años. Enfermos. Decepcionados. Donde se encuentra la gente, tanta gente,
que en estos últimos años os adularon y presumieron de vuestra confianza
y amistad?. Y vuestro partido, al que habéis dedicado los mejores años
de vuestra vida luchando en las montañas, contra la dura represión
franquista, porque el partido, vuestro partido, así os lo exigía?. Hoy,
que no sois mas que una pareja de ancianos, sin hijos, necesitados de
ingresar en una residencia pública (como tantos otros ancianos de la
España democrática), para ser atendidos y terminar vuestros días, con
una cierta calidad de vida, os encontráis solos y sin ningún apoyo.
En el oleaje de las falsas amistades, surgen estas
sombras, transformándose vuestra memoria en beneficio de los de siempre.
De aquellos que por miedo a perder el territorio que se habían
apropiado, temían perderlo. Si habláramos de todos ellos, tendríamos una
lista interminable. Pero yo quiero, como siempre, romper fronteras.
Quiero denunciar la triste realidad en la que os encontráis. Romper el
olvido y desgarrar el silencio. Como ya no tenéis fuerzas, vuestras
voces languidecen. La memoria entra en el olvido. Seguramente cuando nos
hayáis abandonado definitivamente, de nuevo se oirán las voces de los
que ahora silencian vuestra situación, con el pretexto de desconocerla.
Por todo esto, denuncio este silencio injusto, porque todo puede ser
deformado. Borrado de la memoria.
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Matías Alonso - “Total, por unas flores...”.
Total, por unas flores... | Matías Alonso
En Paterna todo el mundo sabe el legado histórico que
encierra su cementerio. Hombres y mujeres ven pasar sus vidas acudiendo
a una cita anual en la que unos y otras se reencuentran adecentando unas
lápidas que no todos acaban de entender; sólo saben que allí hay mucha
gente como su padre, abuelo o marido que un día (o una noche de saca)
fue asesinado injustamente. Tienen nociones de que aquello lo hicieron
unas gentes muy malas, y que mandaba Franco; no van más allá porque el
silencio les hurtó la plena conciencia de lo que pasó con su familiar.
Años de miedo borraron el calor y el entendimiento
entre generaciones que nunca pudieron hablar a la luz de una lumbre; la
voz muda de la sangre les hizo seguir en el mismo bando del difunto
asesinado, pero no pueden sentir el calor ni las emociones que aquéllos
sintieron ante los símbolos y colores que adornan el entorno de los
monumentos; sólo les queda un dolor solitario que durante muchos años no
pudieron compartir.
A pocos metros hay otro monumento que nadie sabe qué
evoca o a quién está dedicado, pero su estética apunta hacia el otro
bando. Junto a él, olvidado y clandestino, estaba el cuerpo de Basiliso
Serrano, El Manco de la Pesquera, junto a la tumba de unos militares. El
trasiego de personas de uno a otro extremo del cementerio se ha
producido siempre, sin percance alguno ni en uno ni en otro monumento;
unos y otros saben que la atrocidad enterrada entre esos muros les
supera a todos; el respeto es demasiado intenso como para intentar
siquiera ofender a quienes limpian esas fosas que contienen a tanta
gente humilde. Nadie pisó nunca ni una de aquellas flores.
Y así transcurría la vida en ese emblemático
cementerio hasta que llegó la nueva corporación; creyéndose dueña de ese
inmenso legado, ordenó arrancar las flores del Monumento a los Fusilados
por la Libertad? total, son unas simples flores que alguien piensa que
no están «ni en el momento ni en el lugar» adecuado porque «hieren la
sensibilidad». Y así, esa nueva corporación entró como elefante por
cacharrería en los anales de la memoria como aprendices de su hermana
mayor, Rita, pillada con las manos en la masa haciendo desaparecer las
fosas comunes del cementerio de Valencia.
Son jóvenes, pero esa corporación ha demostrado que
sostiene ideas viejas; no ha entendido a su propio pueblo y ha
pretendido darle la vuelta al cementerio como a un calcetín; confunden
lo municipal con lo parroquial, lo público con lo privado, la propiedad
con la custodia de un legado histórico cuyo ámbito supera ampliamente lo
local. Han involucrado al flamante cardenal, que a buen seguro se habrá
ocupado de que volvieran a arrancar las flores vaticanas del Monumento a
los Fusilados. Eliminaron el rojo de todos los parterres que cuidaba el
Ayuntamiento y ahora todo es blanco y amarillo en un cementerio que es
municipal, no parroquial. Otra idea antigua que los delata.
En un último intento, ante las narices de los
periodistas asistentes a una rueda de prensa vuelven a arrancar las
flores del Vaticano y plantan de nuevo decenas de plantas de color
malva. El engaño surte efecto y ciertos medios creen que el Ayuntamiento
ha rectificado, cuando la verdad es que nos estaba insultando de nuevo a
todos. Lo que se pedía es la restitución de los colores anteriores, los
de la bandera republicana que representa valores que hoy rigen la vida
en toda Europa, y por los que a aquellos mártires les fue segada la
vida. Colores que formaban parte del monumento y que ningún alcalde está
legitimado en conciencia para alterar, y menos con los atroces
argumentos que esgrimió un concejal que demostró que no merece ser
guardián de ese inmenso legado. La dignidad exige su cese o renuncia, no
un simple gesto simpático y a otra cosa.
Total, sólo son unas flores? pero han dejado al PP al
descubierto en su afán de agredir a la menor oportunidad la memoria de
los que creen que deben seguir sojuzgados. Esas simples flores delatan
por tres veces su intención de ofender; ellas nos dicen que se puede
ofender a lo fino, como en Paterna, arrancando unas simples flores
rojas, amarillas y moradas, o a lo bruto, como Rita Barberá, metiendo
las excavadoras y arrasando lápidas? pero a veces se tropieza con una
flor, o con un hueso; ahora toda España ya sabe, por unas simples
flores, cómo son realmente esos jóvenes de ideas viejas que gobiernan
Paterna. ¿Ves, Rita, como no hacía falta ser tan bruto para ofender la
memoria de los sin nombre? Ellos, con unas simples flores; tú, con la
excavadora. Pero en Paterna han rectificado (a la fuerza) ¿y tú, en
Valencia, cuándo?.
*Coordinador del Grupo para la recuperación de la
memoria histórica. Fundació Societat i Progrés y miembro de La Gavilla
Verde.
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|
Francesc Candel.
Que no se'ns perdi la memòria
Francesc Candel
El primer diumenge d'octubre érem a Ademuz i vam anar
a Santa Cruz de Moya. Primer vam passar per Casas Altas i després per
Casas Bajas. Casas Altas i Casas Bajas són del Rincón de Ademuz; Santa
Cruz de Moya, ja pertany a Conca. Durant aquella setmana, i en aquesta
última població, s'hi havia celebrat aquest llarg títol: “II Jornadas El
Maquis en Santa Cruz de Moya. Crónica rural de la guerrilla española.
Memoria histórica viva”. Entre els molts temes que s'hi tocaven, em guio
pel seu programa, em van cridar l'atenció: “Hablan los enlaces”, “Mujer
y resistencia”, “La guerrilla española en la literatura” i “El asalto al
campamento de Cerro Moreno...”. S'havien projectat les pel•lícules Cinco
guijarros, de Rosa María Andújar, i Silencio roto, de Montxo Armendáriz.
Entre els participants, els que més abundaven eren els investigadors i
les investigadores, i els guerrillers, és a dir, antics supervivents;
també hi havia un periodista, dos escriptors, una jurista, un diputat
del PSOE, un altre del Parlament de Catalunya pel PSC... L'únic que vaig
trobar que coneixia personalment d'entre una llista tan llarga va ser en
Miguel Núñez, d'IC. Miguel Núñez és aquell comunista a qui el cap de la
Social, d'aquí Catalunya, senyor Antonio Creix, va torturar fins a la
sacietat i a qui, al veure que no havia cantat, tot i tractar-se d'una
minúcia, va preguntar, admirat, el perquè d'aquesta actitud. Miguel
Núñez li va contestar: “Per ètica, senyor Creix”, i aleshores en Creix
va ordenar: “Que detinguin l'Ètica”.
Bé, doncs, un cop passat Casas Bajas, el paisatge es
va anar tornant cada cop més muntanyós i silvestre, per la qual cosa
anaves entenent que el maquis sabés aprofitar aquelles fragositats. Ja a
Santa Cruz de Moya, vam pujar al Cerro Moreno, on es va produir l'assalt
de la Guàrdia Civil al campament de l'estat major de la Agrupación
Guerrillera de Levante i Aragón. Els van delmar. La gent portava
banderes republicanes, tantes, que Esquerra Republicana hauria xalat. No
sols onejaven, sinó que petaven com tralles. Els altaveus vomitaven: “En
la plaza de mi pueblo, dijo un jornalero al amo: nuestros hijos nacerán
con el puño levantado”. La veuarra de José A. Labordeta ressonava:
“Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veamos una tierra que
ponga libertad...”. Als parlaments s'insistia a no perdre la memòria. A
baix, a la cruïlla, la Guàrdia Civil, ara només de verd, no com la
Guàrdia Civil que havia delmat els qui en el seu honor es feia aquella
concentració i que anava, a més, de verd amb tricorni enxarolat i
corretjam groc, ordenava el trànsit d'aquella exguerrilla maqui i
republicana. Era fascinant. A Vallanca, un dels pobles més bonics del
Rincón, la seva font de la plaça Espanya ostentava les cinc fletxes de
la Falange, i els carrers que hi confluïen eren el de Calvo Sotelo, el
del General Mola i el del Caudillo...
Publicat al Diari Avui (octubre del 2001) (Si alguien
tiene la copia del diario digital, le agradeceríamos que nos la pasara.
Muchas gracias)
La Gavilla Verde
Francesc Candel
Les altres banderes que onejaven i espetegaven a
Santa Cruz de Moya entre el mar de les republicanes -poques, però, una
de cada- eren la negra i vermella, una altra amb el martell i la falç,
la negra amb la A circumferenciada i la quadribarrada, que tant podia
ser aragonesa, com valenciana o catalana. De Barcelona havia arribat un
autocar ple de gent afí al maquis, que hi van tenir alguna cosa a veure.
Si aquestes jornades sobre la guerrilla espanyola se celebraven per
segon any, el monument dalt del Cerro Moreno, estil Chillida, es va
inaugurar el 1991, però el fet que cada primer diumenge d'octubre s'hi
aplegui una nombrosa concentració de republicans i republicanes obeeix a
la proclamació, el 1989, d'aquesta data diumengera com el Dia del
Guerriller Espanyol, i a la decisió de les associacions d'exguerrillers
de fer la trobada a Cerro Moreno, per allò que ja es va dir, que va ser
allà on la Benemérita els va enxampar. A propòsit de les franges
vermelles de la quadribarrada, Ángel Antón Andrés, president d'ICERA
(Instituto Cultural y de Estudios del Rincón de Ademuz), m'havia parlat
d'un gelós alcalde d'un d'aquells pobles, que havia col·locat cinc
barres en lloc de quatre en un dels quarters de l'escut local. Premi! Va
presentar aquestes jornades del maquis l'associació La Gavilla Verde. El
seu desig era convertir per uns dies Santa Cruz de Moya en una aula de
la Universitat de Castella-la Manxa, una extensió de la tasca acadèmica
en plena muntanya; la seva mirada s'estenia cap al passat, un passat
ocult i ignorat, per conèixer-lo en tota la seva tràgica profunditat,
aquest passat històric que no desitgem que es mori -jo estic entre
aquests desitjosos-, però que s'ha soterrat i es continua soterrant pel
sistema vigent, com si fos una xacra deshonrosa, quan es tracta d'una
gesta heroica. Encara, en els annals de la Guàrdia Civil, aquests
soldats del maquis són considerats bandolers. Ara comencen a rectificar
el terme i obrir els seus arxius posant-los a disposició dels
investigadors. A través dels seus respectius ponents hi havia
representades en les jornades, a part de la Universitat de Castella-la
Manxa, la Universitat de València, la Universitat Autònoma de Barcelona,
la Universitat d'Extremadura i la Universitat Rovira i Virgili. El
president de La Gavilla Verde, Pedro Peinado Gil, un noi molt jove, em
va regalar una samarreta de La Gavilla amb un estampat bucòlic i
ecològic: unes fulletes, unes branquetes... La jornada va acabar amb una
paella de germanor. Els que tenien diabetis anaven deixant els grans
d'arròs al costat del plat. Cada cop hi ha més diabètics. A la meva
taula n'érem quatre. A la paret, en una de les parets del menjador,
campaven aquests dos crits gavilleros: “Serra i llibertat” i “Terra de
fraternitat”...
Publicat al Diari Avui el 23 d’octubre de 2001.
Hi ha associacions per a tot
Francesc Candel
Ho va dir el Guerra, el torero: “Hay gente pa to”.
Ergo: hi ha associacions per a tot; associacions i onegés. Estant a
Santa Cruz de Moya, als actes d’aniversari dels exguerrillers
republicans, se’m va apropar un membre del grup promotor d’Iniciativa
per la Justícia, que vol que aquesta mateixa justícia que ha investigat
i condemnat les dictadures de l’Amèrica Llatina, les de l’antic bloc
soviètic i les de tants altres països més; que aquesta condemna
històrica que les nacions civilitzades han fet dels règims totalitaris,
caigui també sobre la dictadura franquista, tan cruent i inhumana com la
dels seus aliats: el nazisme i el feixisme. En el seu manifest
adverteixen que, més de vint-i-cinc anys després de la mort de Franco,
els crims d’ell i del seu règim contra la humanitat continuen impunes, i
que és necessari recordar-los. Ells fins i tot els repassen. Els
militars que es van rebel·lar contra el règim democràtic republicà van
assassinar generals, caps i oficials –i soldats, afegim nosaltres–
fidels a la legalitat democràtica i que no havien comès cap delicte. Dic
això dels soldats i accentuaria, pel que li ha passat a Wenceslau Trepat
i Riba, soldats nens. Incorporat a files en l’última partida del bàndol
republicà, setze anys mal complerts, i destinat a un batalló de
rereguarda, tenia com a missió fer guàrdies al castell de Montjuïc. Quan
van entrar els facciosos a Barcelona, aquest noi va pensar que com que
no havia fet res, res li podien fer. Sí, sí... Onze dies després, el 6
de febrer de 1939, fou detingut; el 10 de maig el van sotmetre a un
consell de guerra acusat de rebel·lió militar, i el 4 de juny el van
afusellar al Camp de la Bóta. El seu germà, Josep M. Trepat, em va venir
a dir que si només s’hagués comès aquesta barbaritat s’hauria conformat,
pensant que una fatalitat s’havia abatut sobre en Wenceslau, però
després va saber que eren milers els afusellats com ell. Què havien fet
per rehabilitar aquests morts, em preguntava aquest home, quan vam
aprovar i vam votar la Constitució les autoritats catalanes, els
parlamentaris catalans i els partits polítics que van guanyar les
eleccions del 15 de juny de 1977 a Catalunya? Res i s’ha continuat sense
fer res, es contestava a si mateix Josep M. Trepat. No obstant,
Iniciativa per la Justícia dóna una resposta, después del seu memorial
de greuges, fent una crida a tots els que s’identifiquin amb la defensa
dels drets humans i se sentin ofesos per la impunitat dels crims del
feixisme sense misericòrdia durant quaranta anys d’una dictadura brutal.
Fan una crida i donen una adreça per als qui vulguin posar-se en
contacte amb ells per correu electrònic: Associació Catalana d’Estudis
Republicans, acer@estelnet. com o bé a la mateixa associació, a
l’apartat 20.184, 08080 Barcelona.
Publicat al Diari Avui el 27 de novembre de 2001.
Enlaces de interés:
http://www.fundaciocandel.org

Algunos recuerdos sobre Paco Candel. Pepe
Gutiérrez-Álvarez (Para Kaos en la Red)
http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=45993

Francesc Candel, escritor. Guillem Martínez. El País.
http://www.elpais.com/articulo/Necrologicas/Francesc/Candel/escritor/elpepinec/20071124elpepinec_1/Tes?print=1

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Manifiesto, un compromiso ético inaplazable: La ley de la memoria democrática.
Manifiesto
Un compromiso ético inaplazable: La ley de la Memoria
Democrática
IMPULSAN ESTE MANIFIESTO…
Pere Portabella,
Cineasta. Barcelona.
Rosa Regás,
Directora de la Biblioteca Nacional. Madrid
José A. Martín Pallín,
Magistrado emérito del Tribunal Supremo. Madrid.
Borja de Riquer,
Catedrático de Historia de la UAB. Barcelona
Carlos Jiménez Villarejo,
Jurista. Barcelona.
Almudena Grandes,
Escritora. Madrid
Mercedes García Aran,
Catedrática Derecho Penal de la UAB. Barcelona.
Luis García Montero,
Poeta. Madrid
Mirta Núñez Díaz-Balart,
Profesora de Historia de la UCM. Madrid.
Ángel González,
Poeta. Madrid
Francisco Espinosa Maestre,
Historiador, Sevilla.
José Manuel Caballero Bonald,
Escritor. Jerez de la Frontera
Arcángel Bedmar González, Historiador. Lucena (Córdoba)
Jordi Borja,
Urbanista. Barcelona
LLuis Bielsa,
Amical de Catalunya de antiguos guerrilleros españoles en
Francia.
Enric Pubill,
Asociación catalana de expresos políticos.
Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales de Catalunya.
Barcelona.
Manuel Miralles Sangro, Luis Otero Fernández y Fernando Reinlein
García,
Foro Milicia y Democracia (FMD). Madrid
Asociación de la Memoria Social y Democrática (AMESDE).
Madrid.
José María Castillo Sánchez, Máximo García Ruiz, Julio Lois
Fernández y Juan José Tamayo-Acosta
Junta Directiva de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan
XXIII. Madrid
Manuel Perona Medina,
Presidente de la Associació per la Recuperación de la Memoria
Histórica a Catalunya. Barcelona.
José Antonio Moreno,
Presidente del Foro por la Memoria. Madrid
Pedro Peinado,
La Gavilla Verde.
Comisión Permanente de la Iglesia Evangélica Española
Esglesia Evangélica de Catalunya
Barcelona.
Carme Molinero,
Catedrática de Historia de la UAB. Barcelona
Gervasio Puerta,
Presidente de la Asociación de Expresos de Madrid
Conxita Mir,
Catedrática de Historia. Universitat de LLeida
Gemma Calvet Barot,
Abogada
Antonio Doñate Marín,
Magistrado jubilado
Nuria Vives Ferrer.
Profesora de Filosofía. Barcelona
Pere Ysás,
Catedrático de Historia de la UAB. Barcelona
Han transcurrido casi cinco años desde que el
Congreso de Diputados condenó el golpe militar que, en 1936, determinó
la guerra civil y la posterior implantación de la Dictadura.
Han pasado tres años desde que el Congreso instó al
Gobierno a constituir la Comisión interministerial sobre las víctimas de
aquella guerra y de la represión franquista.
También han pasado tres años desde que el Gobierno
decidió estudiar “la situación de los que, como consecuencia de su
compromiso democrático, padecieron actuaciones represivas durante la
guerra civil y el franquismo y hasta la restauración de las libertades
democráticas”.
Ha transcurrido otro año desde que el Gobierno
presentó el Proyecto de Ley de lo que ya no se denomina, como antes lo
había hecho, “para la recuperación de la memoria histórica”.
El Proyecto, manifiestamente insuficiente, continúa
sin tramitarse cuando está a punto de agotarse la legislatura.
Nuestro Estado social y democrático de Derecho, la
sociedad democrática, las asociaciones cívicas y, sobre todo, las
víctimas “que padecieron la represión de la dictadura franquista” ya no
pueden esperar más.
El Gobierno y los Grupos parlamentarios deben saber
que si durante los próximos meses el Proyecto, profundamente reformado,
no se aprueba, no habrán querido, como dice el Preámbulo, ”cerrar
heridas todavía abiertas entre los españoles”.
La aprobación de la Ley es la condición para superar
definitivamente situaciones discriminatorias que aún sufren quienes
“habiéndose esforzado para conseguir un régimen democrático” fueron
injustamente perseguidos y sancionados, incluso hasta perder la vida.
El Gobierno y las fuerzas políticas saben que no
serán reparados y rehabilitados hasta que no se adopten las “medidas
legales” anunciadas en 2004. Mientras tanto, no podrán ser considerados
ciudadanos de pleno derecho.
Por todo ello, reclamamos del Gobierno y de todos los
Grupos parlamentarios la tramitación y aprobación de la Ley siempre que
se ajuste a las siguientes mínimas exigencias:
-
Coincidiendo con los acuerdos adoptados por el
Consejo de Europa y la posición mayoritaria del Parlamento Europeo,
la condena formal de la dictadura franquista, como régimen impuesto
por la fuerza de las armas contra la voluntad popular, caracterizado
por la sistemática y generalizada violación de los derechos humanos.
-
Declarar pública y solemnemente que todo el
aparato represivo del franquismo –Consejos de Guerra y Tribunales
especiales– y su actuación, por motivos ideológicos o políticos,
estuvo viciada de raíz por su ilegitimidad de origen y por la
carencia de todas las garantías y derechos propios de un juicio
justo, ilegitimidad e ilegalidad extensible a todas sus resoluciones
y sentencias.
-
La declaración anterior, sin perjuicio de las
acciones judiciales individuales, debe fundamentar que el Ministerio
de Justicia y el Fiscal General del Estado, conforme al ordenamiento
vigente, impulsen y planteen ante el Tribunal Supremo los recursos
pertinentes para obtener la declaración de nulidad de pleno derecho
de dichas sentencias.
-
Que el Gobierno y las Administraciones Públicas
asuman activamente como políticas públicas la preservación de la
Memoria Democrática, especialmente la localización de los
represaliados desaparecidos, la conservación, ordenación y
accesibilidad de los archivos históricos y la desaparición de
simbología franquista de las vías y edificios públicos.
Ya no caben más dilaciones. Sólo el cumplimiento de
estas mínimas exigencias será el signo de que el Gobierno y los partidos
con representación parlamentaria tienen una auténtica voluntad de
responder a los compromisos contraídos y reparar la deuda histórica de
la democracia con quienes con más esfuerzo y con más sacrificio
contribuyeron a restaurarla.
|
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La destrucción del orden republicano (apuntes jurídicos) Carlos Jiménez Villarejo.
HISPANIA NOVA. Revista de Historia Contemporánea.
Número 7 (2007)
http://hispanianova.rediris.es
DOSSIER
GENERACIONES Y MEMORIA DE LA
REPRESIÓN FRANQUISTA: UN BALANCE DE LOS MOVIMIENTOS POR LA MEMORIA
2. ¿POLÍTICA DE EXTERMINIO? EL
DEBATE ACERCA DE LA IDEOLOGÍA, ESTRATEGIAS E INSTRUMENTOS DE LA
REPRESIÓN.
LA DESTRUCCIÓN DEL ORDEN REPUBLICANO
(APUNTES JURÍDICOS)
THE DESTRUCTION OF THE REPUBLICAN
ORDER (LEGAL NOTES)
Carlos JIMÉNEZ VILLAREJO
(Fiscal de Sala, Jubilado)
cjimenezv@telefonica.net
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Carlos
JIMÉNEZ VILLAREJO, La destrucción del orden republicano (apuntes
jurídicos).
|
RESUMEN
La exposición pretende analizar, cómo los militares sublevados el 18 de
Julio de 1936, procedieron a la ejecución de un plan perfectamente
organizado para destruir el Estado democrático de la 2ª República. Plan
que tenía como objetivo acabar violentamente con los valores y la
democracia republicana. Las líneas fundamentales de ese proceso
destructor fueron las siguientes: La inmediata ilegalización de partidos
políticos que habían integrado el Frente Popular, es decir, todas las
formaciones democráticas, además de los sindicatos, la negación de todo
reconocimiento y legitimidad a la expresión del sistema representativo y
pluralista, las Cortes republicanas; la radical invalidación de las
leyes dictadas por la Republica y, sobre todo, las posteriores a la
fecha del levantamiento así como de cualquiera otra clase de normas
emanadas de las Instituciones republicanas. Simultáneamente, la
anulación o procedimiento de anulabilidad de las resoluciones judiciales
de los Tribunales republicanos en todos los ordenes jurisdiccionales,
las incautaciones de los bienes de las formaciones ilegalizadas, la
suspensión del Tribunal de Jurado, una reorganización de la
Administración de Justicia que garantizase su lealtad al movimiento
rebelde y la derogación del Estado laico y su sustitución por el Estado
confesionalmente católico. Las depuraciones de todos las Autoridades y
funcionarios leales a la Republica o que no se hubiesen adherido a los
sublevados, con sanciones que alcanzaban la separación definitiva de las
carreras a las que pertenecían. Y una durísima represión política a
través de Consejos de Guerra y otros Tribunales especiales constituidos
a la medida y al servicio de los rebeldes. Todo ello en el marco de un
régimen prolongado de detención y prisión que favorecía y protegía la
tortura.
Palabras clave: República, democracia,
fascismo, ilegalización, incautaciones, depuraciones, indefensión,
condenas, ejecuciones, prisión, tortura, rebelión, exterminio, Guerra
Civil.
|
ABSTRACT
This study aims to explore how the military forces that rose on 18th
July 1936 proceeded to implement a perfectly laid-out plan to destroy
the democratic state of the Second Republic. This plan had the main
objective of violently eliminating the Republican democracy and its
values. The principal lines in this destructive process were the
following: first, the immediate illegalisation of political parties that
had been part of the Popular Front, that is, all democratic groups, as
well as all workers unions, thus refusing all acknowledgement and
legitimacy towards the expression of the representative and pluralist
system of the Republic, the Republican parliament; second, the radical
invalidation of all laws promulgated by the Republic, especially those
enacted after the military rising, including all types of regulations
put forward by the Republican institutions. Simultaneously, the rebels
also rescinded (or established procedures to do so) all judicial
resolutions taken by the Republican tribunals in all jurisdictional
respects. This process also included the confiscation of all possessions
of the illegalised associations; the suspension of the jury tribunals
and the re-organisation of the Justice Administration, which would
guarantee its loyalty to the rebel movement; moreover, it involved the
abolition of the secular state and its replacement by a Catholic one;
the purge of all the authorities and public servants who either remained
loyal to the Republic or had not joined the rebels by means of sanctions
which could mean total professional disqualification. Finally, this plan
of destruction was also implemented through an extremely harsh political
repression by means of court-martials and other special tribunals
tailored to suit the rebels’ objectives. All of these measures developed
within the frame of a regime of prolonged detention and incarceration
which promoted and protected the use of torture .
Key words: Republic, democracy, fascism, no
legality, sieze, purge, helplessness, sentences, execution, prison,
torture, rebelion, extermination, Civil War.
|
SUMARIO
-
La
ilegalización de partidos y sindicatos.
-
La
eliminación de las libertades de expresión e información.
-
La
invalidación de las leyes y la anulación de las resoluciones
judiciales de los Tribunales republicanos.
-
Incautaciones
de bienes.
-
La suspensión
del Tribunal de Jurado.
-
La derogación
del Estado laico y su sustitución por el Estado confesionalmente
católico.
-
La
reorganización de la Administración de Justicia.
-
Las
depuraciones.
-
Las
jurisdicciones represivas.
-
La
Causa general.
-
Régimen de
garantías personales.
-
La
destrucción del orden republicano.

LA DESTRUCCIÓN DEL ORDEN REPUBLICANO
(APUNTES JURÍDICOS)
Carlos JIMÉNEZ VILLAREJO
(Fiscal de Sala, Jubilado)
cjimenezv@telefonica.net
|
En memoria de los jueces y fiscales fusilados,
exiliados y depurados por la dictadura . |
Con motivo del 75 aniversario de la
Proclamación de la Segunda República, un grupo de ciudadanos firmó un
Manifiesto bajo el título “Con orgullo, con modestia y gratitud” que,
además de reconocer “el colosal impulso modernizador y democratizador
que acometieron las Instituciones republicanas”, afirma el “brutal
retroceso” que representó el golpe militar del 18 de julio del 36 en
todos los órdenes de la vida social, cultural y política de España .
Lo describió con absoluta precisión Julián Casanova:
|
«En cualquier caso, aquí se hablará
de represión fascista, tratando con ello de situar los
métodos de quienes se levantaron contra la República en el
marco adecuado, en el de los fascismos europeos del período de
entreguerras. Todos ellos compartían los mismos objetivos –la
destrucción del sistema democrático, el aplastamiento del
movimiento obrero y de los partidos políticos y la implantación
de un Estado omnipotente- y sin duda fue el fascismo español uno
de los más avanzados en su ejecución» . |
Las líneas que siguen
pretenden describir el modo en que, además de la violencia y el terror,
los facciosos dictaron las primeras normas jurídicas precisas para
alcanzar esos objetivos, normas que, por si solas, son claramente
expresivas de ese retroceso. Evidencian el planteamiento planificado y
sistemático de la destrucción del orden jurídico constituido por la
Constitución de 1931 y su desarrollo normativo. Es, por tanto, un
análisis eminentemente jurídico que pretende desvelar con nitidez el
propósito de los golpistas y el proceso de desmantelamiento del Estado
democrático. Tarea en la que se advierte el alto grado de colaboración,
con las debidas excepciones, de una Magistratura, incluido el Ministerio
Fiscal, que colaboró activamente en la aplicación directa e inmediata de
una normativa subversiva.
En relación a los Bandos de
Guerra de 17 y 28 de julio de 1936 deben hacerse algunas
puntualizaciones. Dichos Bandos no se ajustaron en absoluto a las normas
previstas para la declaración del estado de guerra en la Ley de Orden
Público de 28 de julio de 1933. En primer lugar, porque no era la
autoridad legitimada para hacerlo y, entre otras previsiones, porque la
declaración legítima del estado de guerra no permitía que la autoridad
que lo hiciera pudiera crear ni ampliar los delitos ya existentes ni
agravar las penas ya establecidas.
Además de su radical
nulidad formal, el Bando ya establece, para una amplia serie de actos
estimados como delictivos, que “serán perseguidos en juicio sumarísimo”,
“por la jurisdicción de Guerra”, precisando que a dicha jurisdicción
corresponderá conocer de “todos los delitos comprendidos en los títulos
V, VI, VII y VIII del tratado segundo del Código de Justicia Militar”,
además de “los delitos de rebelión, sedición, y sus conexos” y de otros
equiparados a los anteriores a los efectos de su represión. Incluye
finalmente los delitos comprendidos bajo el epígrafe de “Delitos contra
el Orden Público” del título 3º del Código Penal ordinario”. Este
planteamiento, además de infringir abiertamente el ordenamiento
vigente-el procedimiento sumarísimo solo estaba previsto “para los reos
de flagrante delito militar que tengan señalada pena de muerte o
perpetua”- atentaba contra los principios básicos de la seguridad
jurídica y de no analogía “in malan partem”.
Era la primera
manifestación de la interminable cadena de violaciones de las normas
jurídicas vigentes. El origen de lo que algún autor ha denominado,
“mascaradas jurídicas en que eran violados los principios y fundamentos
básicos de todo estado civilizado” .
|
|
|
Olivier Herrera Marín.
¡PERDÓN!!!
En el nombre de la gente noble y sencilla de España
No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no
(…)
Libre soy, siénteme libre.
Sólo por amor.
Miguel Hernández
El año 1991 escribí para Bush padre, González y para
todos los lame culos del poder
“Dioses, Cínicos y Enanos” han pasado 16 años y
los versos siguen siendo actuales.
Hoy, para el Borbón, Bush, Aznar
y su más fiel amiga la Botella
|
Con el oro y el oro negro
todo se compra,
todo se alcanza,
todo, el poder y la gloria,
todo, la ley y la corona,
todo, menos el verso,
la vergüenza
y la dignidad”.
|
Amenazadas las fronteras del Norte
por la explosión demográfica del Sur,
por la emigración que se avecina
y adivina imparable del Este.
Sin la necesaria tasa de natalidad
para reproducirse biológicamente,
a la subespecie animal
autoproclamada raza blanca.
A la cultura del despilfarro
se le hunden sus valores y su mundo,
se le hunden las bolsas y las bases,
los pilares y cimientos de su poder.
A los blancos caníbales y antropófagos
de los suyos y de sí mismos,
les tiemblan las patas y las manos
cuando oyen el toc-toc en sus puertas.
Se desesperan, aterrados,
por la ola de criminalidad
e inseguridad ciudadana
que les acosa y les azota.
Chicago, años veinte y la ley seca,
Al Capone y Los Intocables,
historietas y cuentos para dormir
hoy los niñitos de biberón.
Quienes siembran la miseria y la violencia,
a los de la doble y triple moral
prisioneros de la coca, les tiembla el alma
cuando alguien se les acerca pidiendo su pan.
En los EE.UU. y en la CE los blancos
se sienten machos y seguros de sí mismos,
ricos y ufanos, van bailando y silbando,
marcando, pisando fuerte en el asfalto.
Y cuando se les acerca un negro o un moreno,
un indio o un amarillo que no sea japonés,
dan un salto y retroceden espantados,
huyen como perseguidos por el diablo.
Escapan despavoridos de sus propios pecados.
Cierran las puertas blindadas
de sus corazones y de sus almas
con mil cadenas y candados.
Se esconden detrás de los cerrojos,
debajo de las camas y en los armarios,
en los sótanos y refugios
de plomo y hormigón armado.
Se encierran y se encadenan
los de la miserable opulencia,
en las cárceles del cuerpo y del alma,
de su angustia, tortura y locura.
|
A LOS SEÑORES DE LA GUERRA
Os creéis ser los nuevos dioses:
Y sois tan sólo unos impostores
Quebrantadores del Derecho,
Cínicos instigadores y maestros
Del terrorismo internacional.
Verdugos de las niñas madres,
Matones a sueldo del Padrino,
Escorpiones, ratas del desierto,
Gusanos, escarabajos peloteros,
Cagarrutas del Nuevo Imperio.
Sus Ilustrísimas Excreméncias:
Se creen ser los nuevos dioses:
Y son garrapatas de poltronas,
Buitres con cara de pingüinos.
Burócratas sin sangre ni alma,
Vuestra inmunda mediocridad,
Vuestra mojigata prepotencia,
Y execrable sentido del honor,
Todo vuestro oro y oro negro,
No valen el desprecio humano.
Con vuestra guerra preventiva,
Os creéis ser los nuevos dioses
Y sois violadores de las rosas,
Sois asesinos de las alondras
¡Gigolós del Pentágono!!
Ratas, hienas y chacales,
¿Ya no os basta con matar
15.000.000 de niños al año?
Negándoles el pan y el agua,
Privándoles de medicinas.
Os creéis ser los nuevos dioses:
Y sois la Carcoma de la ONU
los políticos limpia-botas
De las compañías petroleras
Expertos del “toco mocho”
Vuestra senil obcecación
No hallará refugio ni paz
En ningún confín de la tierra,
Y vuestros muertos morirán
Sin gloria, sin paz, sin tumba.
Papa natas cutres y cobardes,
Necios incultos de alta cuna,
Os creéis ser los nuevos dioses
E ignoráis que amar es amar
Y respetar a los diferentes.
Que sólo los pueblos libres
Son dueños de su vida.
Los dioses sin vasallos
Sois la obscena indecencia,
Sois nadie, sois nada.
Os creéis los nuevos dioses
Y sois los eunucos del KKK
Sois los hijos clónicos
Los óvulos de Eva Braun
Y el esperma de Hitler.
Cultivados en tubos de ensayo
E injertados en los úteros
De las mayores cerdas
-No putas-
De la CE y USA
|
Señores presidentes,
si tenéis ojos en la cara,
si tenéis baños y espejos,
miraos en ellos.
Mirad Basora y Bagdad
cubiertas de pus y sangre,
Mirad la raíz y el fruto
del olivo seco y solitario.
Mirad toda mi tierra,
una charca y una balsa,
un mar y un océano
de sangre y de llanto.
Mirad los ojos, ¡los ojos!.
¡los mil ojos de mis niños!.
Miradlos, canallas.
Miradlos, crápulas.
Mirad la sangre por las calles,
mirad las rosas ensangrentadas,
y la sangre brotando de los rosales,
os diría hoy Pablo Neruda.
Mirad el vómito y las heces
de vuestros cuarteles
generales ¡sapos iscariotes!
os diría hoy León Felipe.
Os creéis ser dioses,
dueños de la ciencia
y dueños de la técnica,
y sólo sois los dueños:
De los escarabajos,
de la mierda y de la nada.
De la mierda y de la nada,
de la mierda y de la nada.
Sólo los pueblos libres
son dueños de la tierra
del fuego y del aire,
del agua y la esperanza.
Sólo los pueblos libres
son dueños de su vida,
los dioses sin vasallos,
no sois nadie, no sois nada.
Os creéis ser muy valientes y cultos,
170 de coeficiente de inteligencia,
Y sois gusanos de barracón de feria,
los mayores criminales del siglo XX.
|
Para Evo Morales, Fidel Castro y Hugo Chávez, para Rafael
Correa y Daniel Ortega, para Rigoberta Menchu y el sub. Comandante
Marcos, para todos y cada uno de los presidentes iberoamericanos que
sueñan y besan las estrellas al defender la tierra y la libertad, la
paz y el pan, el amor y la vida, que sueñan y besan las estrellas al
defender la tierra y la memoria, el presente y el futuro de sus
pueblos. El SER y la dignidad individual y colectiva de todos los
ciudadanos/as de Ibero América.
Pidiéndoles perdón en nombre de todos obreros y campesinos,
trabajadores por cuenta propia y ajena, de los servicios y
profesiones liberales, empresarios/as y comerciantes varios,
estudiantes e intelectuales, productores y creadores del arte y de
la cultura, poetas y demás soñadores. Pidiéndoles perdón en nombre
de todos los ciudadanos /as libres, de toda la gente sencilla y
noble de España, de la ciudad y del campo que siente vergüenza
propia y ajena por la impresentable actitud de quienes en su supina
ignorancia, en su estulticia y soberbia han retrocedido al siglo
XVII -sin la maquina del tiempo- para hacer en Ibero América el más
espantoso de los ridículos, creyéndose y afirmando Urbi et Orbe en
tiempo real, aquello de Louis XIV : L'état , c'est moi !
Para todos, ¡Perdón!!! y lo único que tiene el poeta, la palabra,
el verbo sencillo y directo de quienes en Latinoamérica y en España
conocen el valor de la tierra y del agua y le dieron el amor y la
vida.
Los poemas que siguen son de “Besa las Estrellas”
y “Esther … Nombre de Mujer”
Erguida y flexible
como el junco,
frágil y dura
como el diamante.
Dulce y delicada
como la fresa,
valiente y fuerte
como Madre Coraje.
Pasó por mi vida
como un huracán,
socavó mis raíces
y yo sin enterarme.
Me lo pedían sus ojos,
me lo pedían sus besos,
y yo en la higuera,
en la luna de Valencia.
Escuchando la melodía
de un Stradivarius,
sin ver la mano
que lo está tocando.
Diana, se fue sola,
llorando su dolor amargo,
se fue al Salvador
como médico-cirujano.
Yo me quedé en Alcalá,
vacío, seco y muerto,
que fui un imbécil
y un cobarde.
Diana dejo su casa
allá en el Colorado
por los desheredados
de los dioses blancos.
Yo pude irme con ella
a Bolivia o Colombia,
a Nicaragua
contra la Contra.
Ir allí donde un indio
maya, guaraní o aymará,
necesite esa mano
que nunca le dieron;
los conquistadores
de las tierras vírgenes,
los evangelizadores
y demás violadores.
Todos los ladrones,
los de entonces,
y sus hijos y nietos,
¡los de la Expo del 92!
Y un día supe por Hugo
que al caer prisionera
le salvó su vida
su pasaporte yanqui.
Supe que si me hubiese
ido con Ella
hoy estaría muerto.
Una y cien veces muerto.
Pero seguiría viviendo
en el amor de su vientre,
seguiría viviendo
en su pensamiento.
Seguiría viviendo
en los peces del Titicaca,
y en las flores
del Matto Grosso.
Hubiese estado en mi sitio,
respondiendo a mis orígenes,
defendiendo con sangre
la palabra del indio.
Ella, se fue sola.
Hoy la sigo buscando
entre las sábanas de algodón
que guardaron su memoria.
Ella, se fue sola,
que no podía retenerla.
Hoy la sigo buscando
en los ojos de cada mujer.
Hoy,
sigo soñando
con su amor.
1991
A Dianne Goe
12 años más tarde.
|
Mis sueños
son inaccesibles
a quienes
al caer de los olivos,
dejaron de ser niños.
Mis sueños
son incomprensibles
para los ordenadores
a las órdenes
de sus ordenadores.
Los poetas
con sus sueños
crean montañas
de palabras,
de locas esperanzas.
Los poetas
con sus sueños
cruzan selvas
y desiertos,
cruzan los mares
Los poetas
con sus sueños
navegan sin velas
y sin estrellas,
en aguas profundas.
Los poetas
con sus sueños
llenan el vacío.
con su ilusión
crean el contenido.
Los poetas
con sus sueños
llegan a la luna
y al centro
de la tierra.
Los poetas
con sus sueños…
los técnicos
sin sueños,
matan las rosas.
Nunca mis ojos te vieron,
hijo soy de tu tierra,
aquí levanto mi voz,
respondo a tu llamada.
Siento en mí tu pena,
tu plomo y tu metralla,
víboras y alacranes,
recorren mi espalda.
Chile, no te vendas,
no te entregues,
Chile, defiende el cóndor
y el agua de los Andes.
Chile, defiende la leche
y los frutos de tu tierra.
Chile, defiende tu cultura,
tu libertad y tu historia.
Chile, defiende la memoria
del Presidente Allende.
la palabra y el alma
de Pablo Neruda
Septiembre 1973
Te olvidaste de tu amapola,
de tu amor y de tu caracola.
Para cantarle a tu pueblo
y a mi pueblo de España.
Hoy tu muerte es mi muerte.
Hoy siento tu pena y tu agonía,
muere un poeta y muere la poesía,
muere una rosa y muere la vida.
Hoy voy a Isla Negra
a llevarte once coronas
con once lazos de sangre,
ONCE, una por cada letra.
Sobre tu tumba, once lágrimas.
Sobre ella, once palabras.
Mar, tierra, sal, cobre, fuego,
plomo y sangre, sangre derramada.
P A B L O N E R U D A
Septiembre 1.973
|
TIERRA, AMOR Y TRABAJO A TODA LATINOAMÉRICA.
Las tierras, el amor y el trabajo
de los pueblos de Latinoamérica:
Son la cereza y la uva de Chile,
el carozo y el vino de Mendoza,
el ron y la Revolución de Cuba,
el maíz y el aguacate de México,
el café y el ritmo de Colombia,
el gas y la plata de Bolivia,
las naranjas de Uruguay
y los limones de Tucumán,
la manzana y la pera de Neuquén,
el pisco y el espárrago del Perú.
Las tierras el amor y el trabajo
de los pueblos de Latinoamérica:
Son el paraíso de los Galápagos,
y los peces del Titicaca,
las orquídeas de Costa Rica
y las bananas del Ecuador,
la Selva y el mango del Brasil
la voz y el alma de Bolívar en Venezuela.
Son la memoria y la dignidad
de las abuelas de la plaza de Mayo,
la justa y noble rebeldía que siente
al zapatista, al quechua y al aymará.
Por los pueblos de Latinoamérica:
por Fidel el Che y la dignidad de Cuba,
por Oaxaca, Chiapas y Michoacán,
por Honduras, Guatemala y Yucatán,
por Haití y la Republica Dominicana
por Panana, El Salvador y Nicaragua
desafiaré el poder del Gran Poder,
iré de Río Grande a la Patagónica
enfrentándome a la resistencias,
y a las locuras de los inhumanos
mientras me quede la conciencia
y con ella el verbo y las manos
1995
Virgen estaba
La tierra cubana,
Virgen estaba
La perla antillana.
En el azul de los mares
Navega la tierra cubana,
De la tierra a los aires
Un canto y una llamada.
La voz de la Habana.
Cuba
La torre y la isla
La luz que alumbra
a los pueblos de América.
Cuba
Mi tierra querida y hermana,
Quiero cantarte y quiero darte
Toda la voz de mi alma.
Cuba
De mis días
Y de mis noches,
La tierra soñada.
Cuba
Al caer la noche cierro los ojos
Y al cerrar los ojos veo las luces
De tu bahía plateada
Cuba
Canta el mulato y canta:
Cuba ¡Si!
Yanquis ¡No!
Canta la mulata
Y así canta:
Vamos cubanos,
Vamos a la zafra.
Con la azada
Quitamos la hierba mala.
Con el martillo
Enderezamos la espada.
Con el machete,
Segamos la caña.
Con los dientes
Separamos la cizaña.
La Revolución hizo a Che Guevara,
Y Fidel, el Che y el pueblo de Cuba
Hicieron la Revolución Cubana...
Hoy arte y poesía son de Cuba,
Lluvia de Abril, cada gota vale mil.
Marzo de 1970
|
Ninguna muralla ni ley ni espada,
ninguna rey ni torre ni defensa,
podrá con la fuerza de la palabra.
La palabra derriba la muralla.
Es relámpago en noche oscura.
Y trueno en tiempo de silencio.
Ante el poder me levanto.
Ante el débil me inclino
y bajo la mirada.
El indio
ni se humilla
ni se vende.
Caza y pesca
con arco
y flechas.
Come fresas,
moras y maíz,
queso y miel.
El indio
ni se humilla
ni se vende.
Alcanza el nido
y el huevo
del águila.
Ama al caballo
y sigue la huella
del bisonte.
El indio
ni se humilla
ni se vende.
Come raíces
y hierbas
silvestres.
Bebe el agua
del cactus
del desierto.
El indio
ni se humilla
ni se vende.
Conoció de niño
la verde pradera
sin alambradas.
El cielo limpio,
la Osa Mayor
y la Estrella Polar.
Y cuando
ya no le quede nada
a la madre de Chiapas,
Honduras y Guatemala,
le quedarán las manos,
la sangre y el corazón,
le quedarán los besos
y la leche de maíz
en el pecho.
Y cuando ya
no le quede nada
a la niña de Chiapas,
Honduras y Guatemala,
le quedará el sueño
y el agua del cielo,
le quedará el aire,
una tortita de maíz,
Ni el rey ni Dios
podrán silenciar
la voz del poeta,
matar el ruiseñor.
|
A Emiliano Zapata
Todo pasa en la vida,
el amor y la muerte,
y es nada la fortuna.
Que si algo queda:
es la voz y el verbo,
el valor del alma.
Que si algo queda
más allá del tiempo
es la memoria.
Es la huella eterna
del que lo dio todo
sin esperar nada.
Que si algo queda
es el sol y la semilla,
es el mar y el viento.
Es el nombre y valor
del que dio su vida
por el amor y la vida.
Me gusta la gente
noble y sencilla
que ama a propios
y a extraños
sin prejuicios
de ninguna clase.
Me gusta la gente
que ama la vida,
y ama sin miedo
al que dirán
sus ilustrísimas
y necias señorías.
Me gusta la gente
que lucha y trabaja,
que defiende su pan,
su casa y su tierra,
con uñas y dientes,
con sangre y alma.
La gente sencilla
que duda de todo,
de lo indudable
y de sí misma,
y aun en la duda
se mueve y actúa.
Me gusta la gente
libre y responsable,
flexible e indomable
que escucha razones,
que habla y atiende
a los demás.
Me gusta la gente
que te da la mano,
que abre la puerta
e invita a su mesa,
que a nadie juzga
ni condena.
Me gusta la gente
que no se esconde,
valiente y cobarde,
frágil y resistente,
que se la juega
y es prudente.
Me gusta la gente
joven y adulta
que levanta la cara,
y mirando de frente
le dice al Mandamás
¡No! ¡Nunca! ¡Jamás!
Y me dices
con voz ausente,
con ojitos
y carita de pena.
«Estoy comprometida»
¿Con quién?
…
«Yo también»
Con la tierra
y el agua limpia.
«Yo también»
Con el amor
y la vida.
|
Tú me dices
…
“todos nacemos
y somos iguales
ante Dios”….
Dime, entonces,
¿Quiénes asesinan
esos quince millones
de niños al año
de hambre y miseria?
Tú les conoces
mejor que yo,
¡identifícales!
Ponles tú misma
nombres y apellidos.
Me molestan las reinas
y ladies and gentlemen
fieles a sus intereses.
Los fiscales y jueces
que no meten la pata,
meten las manos.
Y no puede mi alma
con quienes pesan,
miden y calculan.
Quienes hablan,
fría y metálica,
metódicamente.
Sin salirse un pelo
ni pasarse un gramo
de la ley de Dios.
No aguanto al pavo
de las alcobas
ni al chulo de barrio.
No puedo con la pulga
ni la garrapata
de las poltronas.
Con los milicos
y los apolíticos
salva-patrias
Proxenetas y matones
que ocultan la cara
sin nada en las manos.
Ratas que temen al ratón,
tábanos que temen al mulo,
avispas que temen la flor.
No puedo con los hartos,
represores reprimidos,
necios e impotentes.
No puedo con el necio
y la guapa de la Jet,
los dioses de la nada.
Los tecno-burócratas,
los siervos del poder
sin sangre ni alma.
Seguros de sí mismos,
de sus seguros vitalicios
y sus salarios blindados.
No puedo con los cerdos,
ni los cuervos hipócritas
disfrazados de pingüinos.
“Señorías” e “Ilustrísimas”
“Excelencias” “Eminencias”
y demás “Excremencias”.
Y como tú.
No puedo con los sapos
grisáceos de piel húmeda,
los ojos de fina aguja fría,
inexpresivos y muertos.
Un rey sin palabra
su espada levantó
para segar la flor.
Pobre rey desnudo
sin pluma de plata
ni sueños de amor.
|
Por ti escalaría descalzo el techo del mundo.
Cruzaría a pie el Sahara y el desierto de Atacama.
Atravesaría el océano con dos cocos y una balsa de bambú.
Entraría en la cámara de los mil crótalos mirando la esmeralda.
Andaría sobre lanzas y puntas de flecha bañadas en curare.
Bajaría a nado los rápidos del Colorado.
Te ofrecería la piel del oso polar.
|
Al llegar el otoño
iremos paseando
entre los robles
en silencio,
codo a codo,
mano a mano.
Andaremos el camino
de nuestros padres,
cuando iban a segar
el trigo del niño,
la hierba y la paja
del caballo de tiro.
E iban explorando
a finales de verano
las torres del cielo,
que no venga granizo
y nos eche a perder
la cosecha del año. |
Con la cabeza erguida
y el corazón encogido
pensaban en el largo
y crudo invierno,
en la rebanada de pan
con miel de romero.
En el vaso de leche
de la cabra coja,
la de orejas cortas
y patitas de nieve,
el desayuno diario
y la cena del niño.
La leche con miel
y el pan amasado
por manos cortas,
fuertes y anchas,
manos tiernas,
manos de madre. |
Manos campesinas
quemadas de sol,
de tierra y de luna,
cubiertas de callos,
abiertas de heridas
que te dan la vida.
Manos que ordeñan
la oveja y la cabra,
que hacen el queso
cuajando la leche
con los estambres
de la alcachofa.
Manos de una madre
que amasa el pan
fermentado con amor,
pan horneado con leña,
cortada por el hacha
del roble y la encina.
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No hay riqueza
ni gloria
que compararse
pueda,
a la paz
que respira
quien detiene
el tiempo
y escucha
en silencio
el murmullo
del agua.
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Amar es comprender y amar al diferente.
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En la inmensa soledad del desierto
la luna cuelga esta noche su espejo,
flota el eco de mi voz en el silencio
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