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MONTANER | Valencia | Miércoles 24 de marzo de 2010 |
Los restos de los “ocho de Benagéber” verán la luz cuando se cumplen 63 años de su muerte
Los próximos días 26 y 27, coincidiendo con el 63 aniversario de su
muerte en una operación de castigo de la Guardia Civil contra el
maquis, serán exhumados los restos de los “ocho de Benagéber”.
El grupo de arqueología forense Paleolab comenzó el 1 de marzo
la excavación a petición de una asociación constituida por hijos
y familiares de cuatro de las víctimas. Esta es la primera fosa
de la dictadura que se abre en la Comunitat Valenciana. En ella
yacen tres guerrilleros, un punto de apoyo y cuatro trabajadores
de las obras del pantano acusados de colaborar con el maquis que
fueron torturados y asesinados por las fuerzas franquistas.
Fuentes de Paleolab explicaron a Levante-EMV
que la fosa del cementerio municipal de Benagéber, constituida
por cuatro enterramientos dobles, “estaba unos cuatro o cinco
metros más alejada del lugar indicado por los testimonios”. Los
restos óseos, según estas fuentes, “están bastante deteriorados”,
y en los próximos días serán exhumados para su identificación
“a través de estudios genéticos y antropológicos”. Estos
trabajos de laboratorio durarán un año.
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La sobrina de un maquis se opone
La operación arranca con polémica, puesto que la sobrina de una
de las víctimas se niega a que se abra la fosa. Sebastiana
Ortega, descendiente del maquis jienense Manuel Torres, el
Practicante, aseguró ayer que no le habían comunicado ni a ella
ni a sus abogados el inicio de la excavación, por lo que anunció
“acciones legales”.
La operación de castigo se inició el 26 de
marzo de 1947, cuando un chivatazo delató a dos guerrilleros que
se ocultaban en la casa del punto de apoyo. Agentes de la
Guardia Civil mataron a los dos maquis de un tiro en la cabeza y
detuvieron al matrimonio que les ocultaba. Las torturas
desencadenaron 30 detenciones entre los trabajadores de la
colonia del embalse y sus mujeres. Al día siguiente, el dueño de
la casa y otros cuatro detenidos fueron ejecutados tras ser
utilizados como “escudos humanos” en el asalto a un campamento
de la guerrilla, en el que también pereció desangrado un joven
maquis de Buñol tras recibir un disparo.
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