R.
MONTANER | Valencia | Domingo 14 de septiembre de 2008 |
“El Turia, y en menor medida el Cabriel, son los rios
guerrilleros por excelencia”, explica el historiador Salvador
Fernández Cava. De ahí que la pérdida de la red de apoyo de
Benagéber y el campamento de Valdesierra fuera un duro golpe
para la AGLA, que se vio obligada a retirarse hacía los Montes
Universales, precisamente donde nace el Turia.
Las masivas detenciones de trabajadores del
pantano y sus familias en la colonia de la presa, aunque
desmantelaron la red que suministraba explosivos y ayuda a la
guerrilla, no sirvieron para atrapar al responsable de la
organización.
El jefe era un capataz de las obras
Fernández Cava explica que el jefe de la red
de enlaces era un capataz de las obras del embalse, Olegario
Cano Luján, natural de La Puebla del Salvador (Cuenca). “Logró
escapar y se refugió en su pueblo, pero al ver que estaba
poniendo en peligro a su familia huyo y fue delatado por un
vecino”. El historiador relata que el capataz murió en extrañas
circunstancias en los calabozos de Minglanilla.
La redada en la colonia del pantano, vigilada
por tres cuarteles de la Guardia Civil porque había una cárcel
con presos condenados a trabajos forzados en la presa, puso al
descubierto la existencia entre los trabajadores “de todo un
grupo anarquista organizado formado por 10 personas que recibían
el órgano oficial de la CNT, “Fragua Social”, a través de Chelva”.
Al menos la mitad de los 30 detenidos eran mujeres e hijas de
los trabajadores.
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