TENIENTE 3ª ESCUADRILLA DE CHATOS GRUPO 26 EN LA
GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
José Rubert Tomás fue el segundo de cuatro hermanos,
nacido en 1917 en el seno de una familia de clase media burguesa de
Madrid. Cuatro años después llegó mi padre a la familia. Una familia
marcada por la desgracia, en la que dos hijos de cinco años y también la
madre murieron tempranamente por enfermedad.
Tenía José 13 años cuando murió su hermano menor, y
ya con 16 quedaron huérfanos de madre.Destacó como un niño prodigio, construyendo en su
casa radios de largo alcance con tan solo 14 años de edad, según me
contaba mi padre, quien sentía a sus dos hermanos mayores como un
referente admirable. Mientras tanto, su padre mantenía dos pequeñas
fábricas, una de alpargatas y otra de ladrillos.
Con tan solo 16 años se afilió al partido comunista,
donde destacó rápidamente, viéndose ya tan joven acompañando y
asesorando a Dolores Ibárruri en sus mítines.
El golpe de Estado militar le pilló con 19 años de
edad.
Transcurridos unos meses y ante la gravedad de la
situación en España, fue la propia Ibárruri quien le aconsejó que se
presentara a una selección de pilotos de aviación para entrenarse en
Rusia y volver a España.
No fue fácil, pues tan solo 190 de los 3.000
presentados fueron escogidos para el curso de pilotos en Kirovabad, en
la primera promoción que allí marchó para el entrenamiento. Ingresó en
Aviación en diciembre de 1936, y antes de un mes partió hacia Rusia
desde el puerto de Cartagena, en el barco Ciudad de Cádiz.
Mientras tanto, su hermano mayor y también mi padre se alistaron
ambos a filas. El hermano mayor en trincheras y mi padre de ayudante de
armero, con tan solo 15 años.
Pepe regresó a España en junio como sargento de
escuadrilla de cazas. Exactamente pilotando el biplano ruso llamado
chato, el CC-015 de la 3* escuadrilla del grupo 26.
Se estrenó en la batalla del norte, en la que
permaneció intocable hasta la caída del norte en octubre de 1937, a
pesar de enfrentarse 70 cazas republicanos contra los 210 cazas que
sumaban los franquistas junto al fascismo y los nazis.
Después fue traslada-do a la batalla de Teruel, donde
fue derribado por un Messerchmidt bf109 de Hitler el 30 de diciembre de
1937, el caza más perfecto del mundo al que él ya había derribado en
repetidas ocasiones. Con una bala en el cuerpo y un avión destrozado
consiguió un aterrizaje forzoso que también le rompió una pierna. Pero
salvó su vida y el avión. Quedó durante dos meses hospitalizado,
participando después en la defensa del Levante como teniente de la 3*
escuadrilla.
Se encontraban en el aeródromo de La Señera, en Valencia, cuando la
guerra tocaba a su fin.
Su hermano mayor fue ametrallado unos meses antes, en
las trincheras mientras dormía.
Mi padre dejó Navace-rrada y junto con mi abuelo se
instalaron en Godella.
El 30 de marzo, dos días antes del fin de la guerra,
los pilotos de la 3* escuadrilla huyeron de la Señera con destino a
Orán.
No pudieron llegar pues fueron hechos prisioneros en
Alicante y encerrados en el Castillo, consiguiendo fugarse varios de
ellos la misma noche. Al llegar a Valencia fueron todos detenidos menos
él, que consiguió esconderse en Godella donde residían mi padre y el
padre de ambos.
No pudieron llegar pues fueron hechos prisioneros en
Alicante y encerrados en el Castillo, consiguiendo fugarse varios de
ellos la misma noche. Al llegar a Valencia fueron todos detenidos menos
él, que consiguió esconderse en Godella donde residían mi padre y el
padre de ambos.
Pasó dos años y medio escondido por sótanos de
diversos amigos. Se le pudo
conseguir una identidad falsa, bajo el
nombre de Francisco López Pinar, para planificar mi padre y él un modo
de huir de España: se apuntaron voluntarios a la Legión para poder robar
un avión desde Melilla y pasar ambos al Marruecos francés.
En noviembre de 1941 llegaban ambos a la Legión.
Pero sus planes se truncaron al ser destinado a Cádiz
y quedar separado de mi padre. Ya corría el año 42 cuando una embajada
le facilitó un bote y una brújula con la intención de ser recogido en
alta mar. Pero un chivatazo desveló su verdadero nombre y fue ingresado
en prisión, de la cual escapó la misma noche y corriendo perseguido por
toros bravos consiguió burlar su búsqueda hasta llegar campo a través a
la ciudad de Málaga. Se estableció allí como mozo de carga y descarga de
camiones hasta que en unos pocos meses reunió dinero para volver a
Godella, escondiéndose de nuevo en casa de familiares y amigos. Un
compañero piloto le consiguió un trabajo de albañil en Alicante con otra
falsa identidad. Al cabo de algunos meses en la obra enfermó de tifus y
murió el uno de febrero del año 1944, siendo enterrado en una fosa común
del cementerio de Alicante, previo pago de 250 pesetas que costaron de
reunir, con el último nombre falso de José Medina Miralles. Allí siguen
sus restos. Ni siquiera hubo dinero para un simple ramo de flores.
Y así, con este entierro tan indigno, como si de
nadie se tratara, quedó en la ignominia de la Historia uno más de
aquellos grandes héroes que lucharon por la libertad y la democracia en
España.
He querido con esta breve biografía reponer su lugar
en la Historia. Gracias a los escritos que mi padre dejó y los
testimonios de otros pilotos que con él compartieron tan amarga derrota,
he podido reconstruir su vida.
También recurrí a fuentes del Ejército del Aire
español para encontrar sus nombramientos y ascensos, una correspondencia
postal de mi padre con La Pasionaria, la Asociación de aviadores de la
República (ADAR) y sus publicaciones, y un libro alemán sobre las
victorias nazis en la Guerra Civil española, donde aparece su nombre
como avión derribado, pero con fecha equivocada.
Y solo pido que su verdadero nombre y sus restos
salgan a la luz para que reposen junto a los de mi padre, con el
epitafio de “Un gran héroe que luchó por la libertad”.
Vicente Rubert Cardona. Su sobrino.
Volver a la página anterior
|