JUAN RUEDA BALBÁS 

I. Identidad de la persona objeto de una desaparición forzada o involuntaria.

  1. Apellido: Rueda Balbás

  2. Nombre: Juan

  3. Sexo: Masculino

  4. Fecha de nacimiento o edad en el momento de la desaparición: Nacido en Valladolid el 8 de Junio de 1884. Detenido el 28 de Julio de 1936 en Oviedo. Conducido a Grado (Asturias) el 6 de marzo de 1937. Condenado a muerte en Cangas de Narcea (Asturias) el 1 de junio de 1937. Fusilado en Tineo el 15 de junio de 1937.

  5. Nacionalidad(es): española

  6. Estado civil: casado

  7. Documento de identidad: Nº: ----

  8. Profesión: jefe de estación - ferroviario

  9. Domicilio habitual: estación de Soto de Ribera hasta 1934. Posteriormente, en Oviedo, calle de la Argañosa, número 26. Era su casa y su bar “Casa Rueda”. Fue detenido en su domicilio.

  10. Actividades (sindicales, políticas, religiosas, humanitarias o de solidaridad, periodísticas, etc.): participó en la revolución de Asturias dando orden de salida del tren blindado. Miembro del partido socialista, participó en reuniones y mítines.

II. Fecha de la desaparición:

  1. Año, mes, día y hora en que la persona fue detenida o secuestra: Detenido el 28 de Julio de 1936 por la mañana.

  2. Año, mes, día y hora en que la persona desaparecida fue vista por última vez: El 28 de Julio de 1936 por la mañana

  3. Otros detalles relacionados con la fecha de la desaparición: se lo llevaron un par de hombres vestidos de paisano

III. Lugar de la desaparición : (Sírvase indicar, con la mayor precisión posible, el país, la provincia o el departamento, la localidad, el sitio, etc. y si coinciden con el domicilio personal). FRENTE DE USERA (MADRID).

  1. Lugar en que la persona desaparecida fue detenida o secuestrada: En su casa y bar “Casa Rueda”, calle de la Argañosa, número 26, Oviedo. Su domicilio particular en esas fechas

  2. Lugar en que la persona desaparecida fue vista por última vez: En su casa y bar “Casa Rueda”, calle de la Argañosa, número 26, Oviedo. Su domicilio particular en esas fechas

  3. Si después de la desaparición se hubieran tenido noticias de que la persona estaba detenida, sírvase indicar, de ser posible, los lugares (oficiales o no) y el período de detención, así como las fuentes de la información, en particular, los testigos que puedan haber visto a la persona desaparecida en cautiverio.
    (¿Desea usted que se guarde reserva sobre la identidad de los testigos o sobre las fuentes de la información?). adjunto carta escrita por su hijo Alejandro Rueda Perosanz, donde se describen más detalles, así como cartas oficiales sobre su fusilamiento y su partida de defunción

  4. Otros detalles relacionados con el lugar de la desaparición:

Datos de la persona que proporciona la presente información.

Apellido: Rueda López

Nombre: Silvia

Nacionalidad(es): Española - Francesa

Relación con la persona desaparecida: bisnieta. Oxford, United Kingdom

Dirección correo electrónico: purpurrote@yahoo.es

Persona que proporciona los datos que aquí se describen:
Alejandro Rueda Perosanz
Hijo de la persona desaparecida.
Valencia, España

Moncada, 18 de abril de 2010

Juan Rueda Balbás

Nacido en Valladolid el 8 de Junio de 1884.

La mayor parte de su corta vida fue ferroviario y siempre en los servicios y funciones de la estación. Durante mi infancia era el jefe de estación de Soto de Ribera, de la compañía del Vasco-Asturiana, donde yo nací. Añadiré que en agosto o septiembre de 1934 fue trasladado a la estación de Ablaña (Mieres).

Recuerdo que viajaba bastante. Según mis hermanas y hermanos era por dos razones: obligaciones profesionales y también políticas. Diré, por oírlo, que en la huelga general del año 1917 mi padre fue despedido por haber participado. Fue despedido, pero indemnizado, al proclamarse la República. Participaba en reuniones en los pueblos de Ribera de Arriba y Oviedo. Tenía muchas amistades. Leía mucho. El “Avance” era su periódico preferido. Pertenecía al Partido Socialista.

Encontrándose ejerciendo su nuevo puesto – mucho más importante que el de Soto de Ribera – el 5 de Octubre de 1934 se desencadena el conocido acontecimiento revolucionario en Asturias y particularmente en la zona minera. La zona donde se encuentra mi padre. Vencida la lucha iniciada, mi padre fue detenido y encarcelado en Oviedo por haber participado en la formación del tren blindado y pitado el arranque de los mineros hacia Oviedo. Además de detenido, también es despedido de la compañía ferroviaria.

Varios días después, la dicha compañía nos expulsa de la estación. Con mucha “generosidad” nos puso un vagón para trasladar nuestros “bienes” a Oviedo. La familia, cuatro sobre seis, porque con mi padre estaba también mi hermano Eugenio en la cárcel.

El tiempo pasa y varias semanas antes de la amnistía ponen en libertad a papá. Con él libre, se inicia el alquiler de un local que será un local transformado en bar. Además del local, tiene el piso y también mucho espacio exterior. El lugar o señas era: calle de la Argañosa, Nº 26. Aquello era un barrio obrero, con los talleres de mantenimiento y separación de las locomotoras, etc. El bar “Casa Rueda”, así se llamaba. En el patio trasero había varias clases de juegos. En el lateral había un jardín con dos árboles moreras y en la otra mitad una bolera. Esta bolera fue utilizada para organizar mítines, además de bolera. En el bar se vendían sellos del Socorro Rojo, aunque eran clandestinos. Eran mis hermanas las que se dedicaban a ello. También hay que añadir que el bar fue vaciado sin contemplaciones más de una vez, empujando a los clientes a la calle, poniéndoles de cara a la pared para registrarles. No faltaba nunca amenazar al “jefe”, como llamaban los clientes a mi padre.

El tiempo pasa y llega el 16 de febrero de 1936. La victoria del Frente Popular. Se podría contar mucho. Había alegrías, pero también sombras y amenazas. El 16 de Julio aparecen los fusiles y al día siguiente quienes tienen los fusiles y nos amenazan, son los falangistas. Los días que siguen ya empiezan las detenciones. El día 28 de Julio, por la mañana, mi padre fue detenido. Yo estaba en la cola del agua. Cuando regresé a casa con mi recipiente de agua, encontré a mi pobre madre desmayada y a mi hermana Pilar llorando y rabiando.

Unos quince días después, estando mi hermana en la puerta del bar, un grupo de presos que pasaban custodiados, para hacer trincheras, uno de ellos, acompañado por un policía, se dirige a nuestra puerta para pedir agua, siempre acompañado. Pilar le da agua. El preso bebe con ansia y dándole las gracias, hábilmente deja caer una bolita de papel. La bolita estaba tan comprimida que a Pilar le costó mucho tiempo deshacerla. Mamá y yo estábamos muy impacientes. Pilar casi no podía hablar, era un mensaje de papá: “Marcharos cuanto antes. Os visitarán”.

¿Cómo nos iremos y con quién? Esta nota no tenía que explicar más. Teníamos que abandonar todo sin mirar atrás. Había que avisar a Lucita (estaba escondida en casa de una familia amiga). Nuestra abuela dijo que ella se quedaba para guardar la casa y estar cerca de su hijo: mi padre. No pudimos convencerla. Sólo quedaba esperar “la visita”.

Así fue. Varios días después, una muchacha joven se presenta en casa. Dice que no nos preocupemos: hoy llevo una conmigo. Así que la primera fue Lucita; la segunda, Pilar, al día siguiente y no desde casa sino de juntarse en una cita, y mamá y yo los últimos, desde casa. El camino fue muy largo. Sobre todo para mamá. La muchacha nos guió muy bien. Al llegar cerca de la trinchera “facha”, la muchacha nos dijo: anden tranquilos, yo voy a visitar a esos a ver si les tengo que traer leche. Sí, nos dijo que siguiéramos tranquilos, pero mamá no vivía. Poco tiempo después nos alcanzó. Había que seguir el camino hacia arriba, hasta que llegamos a la casa y allí nos abrazamos con las dos. Ya estamos los cuatro juntos.

Habíamos llegado a la primera etapa. El padre de la muchacha también nos abrazó y luego nos pidió que permaneciéramos detrás de la casa o dentro, hasta que se hiciera de noche. La espera fue muy larga. Podíamos ver las vacas y parte del huerto y mirando hacia arriba, contemplar de izquierda a derecha el panorama de la falda del Naranco. Al mismo tiempo, con más o menos intensidad, oír permanentemente los disparos más cercanos y lejanos y de vez en cuando cañonazos. Mamá y hermanas estaban inquietas, pues empezaban a llegar nuevos participantes. Cuando llegó la noche, el dueño y padre de la muchacha nos pidió mucho silencio, pues ya éramos cerca de los treinta. Teníamos que seguir en fila india, sin que nos perdiéramos. Teníamos que llegar a la carretera y esperar. Él estará en cabeza. Cuando él se pare, los demás también. De pronto alguien pregunta quienes somos. Nuestro “guía” y salvador contesta y nos pide cruzar la carretera y seguir al miliciano. Había más de un miliciano. Nos piden que les sigamos unos detrás de otros y sin hablar. Así llegamos al edificio que dominaba y domina todo Oviedo. Pero que pena, Oviedo estaba a oscuras y al mismo tiempo fogonazos de disparos allá abajo. Sin embargo, reinaba el fascismo y la muerte. Los milicianos nos hacen entrar y nos colocan en mesas y nos dan una fabada a los treinta y tantos que éramos. Al día siguiente, nosotros cuatro fuimos trasladados a Gijón, a casa de mis tíos. Volvíamos a pisar territorio republicano.

Ya en Gijón el tiempo pasaba sin tener noticias de mi padre y tampoco de mis hermanos. Pero en octubre o noviembre (no lo recuerdo) nos llega la desgracia de perder a mi hermano Juan. Al entierro asistió nuestro hermano Eugenio. Fue en el cementerio de Ceares (Gijón).

El tiempo sigue pasando hasta que llega creciendo el peligro de los frentes. Peligro que impone la necesidad de evacuar, de abandonar Gijón. Eso fue el día 10 de septiembre de 1937 embarcando en un petrolero inglés. Entre civiles y heridos, éramos unos 1000. Nos desembarcó en Francia y esta nos llevó a la frontera catalana. Allí, ya en Cataluña, seguíamos sin saber nada de mi padre. Recurríamos a la Cruz Roja sin resultados. Mis hermanas se desplazaban a Barcelona, al centro oficial asturiano. Tampoco se conseguían noticias y de mi hermano Eugenio tampoco. Pero la realidad era que mi padre había sido fusilado el 15 de Junio de 1937. Es decir, cuatro meses antes de haber evacuado Gijón. Nosotros seguiríamos sin saber nada.

De nuevo hay que evacuar. El día 6 de febrero pasábamos la frontera de Francia. Era 1939. Meses después volvemos a vivir en guerra. La sufrimos entera. Terminada, no conseguíamos relaciones con nuestra abuela ni con mi hermano Eugenio. Cuando se pudo conseguir, lo único que se afirmaba es que a mi padre le habían matado, pero ¿dónde y cuándo?.

En 1971 yo regreso a España y mi mujer y los dos hijos, Aida y Juan, en 1972. Desde aquí, en aquella época, no se podía conseguir más información. De mi padre, quedaba por aclarar, pero más tarde tendríamos noticias de mi hermano Eugenio: le habían matado en 1948 en Galicia. Ya les facilitaré todo lo que conocemos exclusivamente sobre él y también sobre mi hermano Juan.

El motivo de conocer con precisión la dolorosa fecha del fusilamiento de mi padre es la iniciativa de mi hijo Juan de dirigirse al Director del Centro Penitenciario de Detención de Oviedo y también al Secretario del Juzgado Militar Eventual de la Plaza de Oviedo donde le informan que mi padre fue detenido el 28 de julio de 1936. El 6 de marzo de 1937 fue conducido a Grado (Asturias). Condenado a muerte en Cangas de Narcea (Asturias) el 1 de junio de 1937 y fusilado en Tineo el 15 de junio de 1937.

Yo estuve en Tineo. En el ayuntamiento no sabían nada. Me indicaron que visitara al cura. Éste, del archivo de defunciones, trajo tres ejemplares. Enormes, de 5 centímetros de espesor. La búsqueda fue bastante larga. En el tercero apareció el nombre de mi padre. En cada ejemplar aparecían numerosas citaciones que decían: fallecido por herida de bala. A mi observación, el cura me dijo que “entonces no se podía decir otra cosa” y que estaba enterrado en el cementerio viejo.

La zona del cementerio no aparece como tal. Estaba todo pisoteado. Aparecían algunas chapas en el suelo. Sin ninguna señal, ni detalles, como flores, por ejemplo.

Me quedan mis dos hermanos por hacer los datos que necesitáis. Aquí adjunto les envío tres fotocopias: las que he citado de las respuestas a mi hijo, así como el texto redactado por el cura delante de mí.

Agradecemos mucho vuestro trabajo. Estoy a vuestra disposición.

Recibid un fuerte y cordial saludo.

Alejandro Rueda Perosanz