IV JORNADAS EL MAQUIS EN SANTA CRUZ DE MOYA. CRÓNICA RURAL DE LA GUERRILLA ESPAÑOLA. MEMORIA HISTÓRICA VIVA.
Santa Cruz de Moya, 2, 3 y 4 de octubre de 2003.
Dentro de nuestro proyecto Territorio
Maquis, mantuvimos esta entrevista en Cofrentes con Florián
García, Remedios Montero y Francisco Molina, hijo de La Madre.
Primavera de 2002.
Pedro Peinado Domingo Ruiz
¿Cuándo entras en contacto con la Madre?
Florián:
El primer contacto lo tuvimos a mediados 1946. Fruto
de una ampliación del territorio dónde operábamos. Si no me falla la
memoria, sería en ese año cuando conocimos al dueño de la casa que era
ganadero. Nos presentamos, le dijimos quiénes éramos y desde ese momento
tuvimos en esa familia uno de nuestros mejores puntos de apoyo. Todo lo
que ellos podían hacer en apoyo nuestro.
Francisco Molina:
Sabías que mi padre llevaba ovejas y un día le
salisteis por la montaña y les pedisteis comida y le dijisteis quiénes
erais. Entonces mi padre os propuso solucionar ese problema, el de la
comida. En mi casa había unas trescientas cabezas de cabras que estaban
en la montaña y mis hermanos llevaban el atajo. A mi no me gustaba el
ganado, yo era de los que me gustaba llevar el par de los machos.
Recuerda que cuando se nos murió un macho, vosotros apoyasteis a mi
padre para comprar el macho. Estando "El Chaval", a mi prima, la de mi
tía Julia, le ayudasteis a que se operara del pie. Y eso lo hicisteis
quizás al ver la buena intención y la bondad de mis padres. Esa
confianza no se puede olvidar.
¿Es cierto que vosotros les ayudasteis
económicamente?
Florián:
Siempre que fue necesario y estuvo en nuestra mano, ayudábamos
a los puntos de apoyo que sufrían necesidades. No olvides que nosotros, hubo un
momento que no andábamos bien de dinero, pero dimos un golpe al tren cerca de
Teruel y recogimos una cantidad respetable de dinero que utilizamos para ayudar
los campesinos que lo necesitaban y a nuestros camaradas de Valencia y otros sitios
donde desarrollaban tareas políticas.
¿Cuál era el destino de los golpes económicos o como también
solías llamar "recuperaciones"? ¿Cómo repartisteis el dinero después del asalto al
tren en la estación de Caudé?
Florián:
Parte del dinero se dio a las organizaciones que nos apoyaban. El
que más lo hacía era el Partido Comunista, entonces parte de ese dinero lo dimos para
la organización del partido y para todos los que trabajaban en la clandestinidad contra
Franco. El resto, nos lo quedamos para comprar las cosas, o como decía antes, si había
un punto de apoyo que tuviera una gran necesidad, nosotros les ayudábamos.
¿Remedios, cómo era la vida de una mujer en los campamentos guerrilleros?
Remedios:
En los campamentos guerrilleros era muy difícil, lo mismo en los
campamentos que en todas las marchas de guerrillas, claro, no podías hacer nada. No
podías cambiarte, lavarte, no podías, nada más que de uvas a peras, cuando había un
río cerca ir y lavar la ropa y lavarte. Pero dentro de lo difícil que era, nosotras
nos manteníamos muy bien y estábamos contentas pues era menos difícil que estar en
la guerrilla del pueblo. En el pueblo estabas siempre pendiente de la guardia civil
y no podías defenderte con nada. En cambio aquí, estabas con ellos y tenías un arma,
y siempre tenías una ayuda para poder sobrevivir. Por otra parte, la vida en el
campamento era estudio. Te levantabas y después de desayunar lo que teníamos, lo que
podíamos, te ponías a estudiar. La mayoría de nosotros sabíamos muy poco, cuanto leer
o escribir, entonces había gente muy capacitada que nos daban clases. Lo empleábamos
en capacitarnos, en adquirir cultura y políticamente. Había reuniones, participábamos
en todas las reuniones, si había que tomar decisiones, las tomábamos todos en
conjunto. En fin no había ninguna, ninguna discriminación. Es una cosa que lo mismo
éramos nosotras que eran ellos, nada de decir las chicas, éramos camaradas todos y así
se hacía en el campamento. No podíamos hacer muchas actividades porqué claro en un
campamento teníamos que estar quietas y no hacer muchos ruidos y tener siempre mucho
cuidado. Siempre había guardia alrededor. Lo que no hacíamos era ir a suministrar. Era
llevar mucho peso e ir muy lejos y cosas de esas. Decir que lo recuerdo con mucho
cariño a pesar del sufrimiento, recuerdo con mucho cariño esa época porqué es donde
aprendí a saber que una mujer era igual que un hombre, que nos trataban igual y que
podíamos desempeñar el mismo papel. Es donde me conciencié que éramos iguales.
¿Cuándo te incorporaste a las Guerrillas?
Reme:
En guerrillas en 1949. Me incorporé porqué me descubrió la guardia
civil después de haber estado durante dos o tres años haciendo de punto de apoyo. Se
trataba de ir a la cárcel o subirme al monte, con lo que me subí al monte. Estuve dos
años con ellos en el monte.
¿Háblanos de la Madre?
Reme:
En los primeros meses, después de mi incorporación, oí hablar mucho
de la Madre y la Madre, y tenía unas ganas enormes de conocerla. Con el tiempo, vinimos
por estos parajes, cerca de Cofrentes, y la primera oportunidad que tuvimos de bajar a
su casa, fue cuando conocí a la Madre. Me causó una impresión inmejorable, porque era
una mujer pequeñita, pero todo lo que tenía de pequeña, lo tenía de buena, de buena
voluntad, de maravillosa, no sabía qué hacer con nosotros, incluso cuando yo salí de allí
para Francia, estuve en su casa, me tintaron el pelo, para ir disfrazada y que no me
conocieran, en fin, hemos tenido con ella unas relaciones muy buenas. No la volví a ver
hasta que me metieron en la cárcel. Ella estaba en la cárcel porqué la habían descubierto
ya que en su casa teníamos a una hermana de Esperanza, una chica joven que la sacaron del
monte para que estuviera allí. Y la tuvieron un año o medio año. Cuando ya se descubrió
todo, los metieron a la cárcel y en ella nos encontramos. En la Cárcel, era igual de
animosa, igual de cariñosa, en fin, yo, igual que todos, la queríamos muchísimo.
¿Cómo se puede concebir que personas sin apenas conciencia política,
cuando aparecen los guerrilleros cerca de donde viven y trabajan, sean solidarios con ellos?
Reme:
Se comprende porqué es gente de izquierdas también, porqué a pesar de
todos lo que dicen de nosotros, nos conoce, y al conocernos nosotros les decimos quienes
somos, lo que queremos, por lo que estamos luchando y claro, ellos, no cabe dudad que están
de acuerdo, bien porque es gente de izquierdas, no es gente franquista y se da cuenta de
que necesitamos ayuda. Gente de esta buena, pues hemos tenido muchísima.
Florián:
Añadiendo a lo que ha dicho Remedios, los campesinos, aunque políticamente
no estaban preparados, no olvidaban lo que había sido la República. La República les había
dado la tierra y cuando llegó Franco, les quitaron todas las tierras, así que la mayor parte
de los campesinos, aunque no entendieran mucho de política, se acordaban de la República y
eran partidarios nuestros, porqué sabían que nuestra lucha era continuación de la lucha que
habíamos tenido defendiendo la República contra los traidores militares. Y eso era
fundamental, y quería señalarlo para que eso se tenga en cuenta porqué algunas veces no se comprende.
¿Cuáles eran las labores principales que desarrollaba un enlace?
Florián:
Había varios tipos de enlace. El enlace de los pueblos, que venía a
suministrarnos, que era el trabajo que realizaban Reme y Soledad en su pueblo y muchas mujeres
ya que tenían más facilidades ya que el enemigo sospechara menos de ellas. Y luego teníamos
los que enlazaban de grupo a grupo y esos tenían la misión de conducirnos, eran los que nos
orientaban y en general eran nombradas entre las personas que conocían bien el terreno y nos
guiaban y tal. Una cosa que ya conocéis, es que nosotros utilizábamos siempre las estafetas que
se llamaban. Se ponía un papel debajo de una piedra, en un pino, ya de acuerdo, y allí se ponía
si había novedad. Igual si íbamos a una casa de un punto de apoyo, como si íbamos a un campamento
de otro grupo. Antes de entrar o antes de llamar a la puerta de un punto de apoyo, teníamos que
mirar que había, si había novedad o no, comprendes, y eso era lo que hacían este tipo de
enlaces. Luego teníamos un enlace con Francia y todos los meses hacía un viaje a Francia con la
que manteníamos un contacto regular.
¿Las notas que dejabais en las estafetas estaban en clave?
Florián:
No en general poníamos: no hay novedad, hay novedad. Algunas veces podía
ocurrir, pero lo que interesaba era saber si había guardia civil, si había peligro o no había
peligro. Luego, ya casi al final, como ellos aprendieron mucho, les decíamos al punto de
apoyo, que dejara, además, una ventana abierta o cerrada, si venían o se iban, es decir
dependiendo de cómo tuviera la ventana conocíamos si había peligro o no. Había que ir afinando
porque ellos aprendieron mucho, sobre todo al final, cuando se constituyeron las contrapartidas,
que hacían vida en el monte, eran grupos de ocho o más hombres y dormían en el monte y se
presentaban como si fuéramos nosotros. Hubo un momento en el que hubo de decir a los puntos de
apoyo que denunciaran a los que se les presentaran como guerrilleros si no había entre ellos
algún conocido, para evitar que los llevaran a la cárcel.
¿Qué ventajas tenía ser mujer para realizar el trabajo de enlace?
Reme:
Tenía bastante ventaja, tú sabes que las mujeres hemos estado discriminadas,
siempre. La mujer no ha hecho nada, la mujer para casa. El hombre era el que tenía que hacer el
trabajo de todo, y claro, nosotras, en aquella época, lo mismo Esperanza que yo, éramos dos
crías que teníamos de dieciséis a dieciocho años y nadie se iba a pensar que nosotras íbamos a
meternos a esa faena. Y nos vino muy bien. Entonces, Esperanza venía desde, Atalaya, una aldea que
estaba a una hora del pueblo, Morte. Unas veces, venía con una borrica que tenía, otras veces, nos
íbamos con un caballito blanco que yo tenía, y nos íbamos a Cuenca porque en los pueblos no se
podía comprar, eran pueblos pequeños, nos conocía todo el mundo, todo el mundo nos señalaba como
que éramos rojos, rojos, rojos, así todo el mundo nos tenía vigilados al completo. No había mucho
dinero, así que si tu ibas y comprabas más de la cuenta era muy visto y era muy peligroso. Entonces
nos íbamos a Cuenca por la mañana, comprábamos en diferentes sitios y nos volvíamos. Había veces que
hasta eso era muy difícil porqué en el camino había parejas de guardias civiles, y había veces que
no te miraban, pero si miraban y nos veían que llevo esto o llevo lo otro, se iban a mosquear y que
les íbamos a decir. Recuerdo que una de las veces nos encontramos a una pareja de la Guardia Civil y
nos paró. ¿De donde venís? De Cuenca ¿Y qué lleváis? Y yo así en un plan de chunga le digo: Qué
llevamos, pues bombas, qué se cree usted que llevo, bombas. Y aquel se echó a reír. Mírelas, mírelas,
a ver si le estalla alguna, pero todo en guasa y como era una cría, a aquel le dio por reír:
Va, Va, iros, iros.
Cuando volvíamos de Cuenca, cerca de mi casa, a las afueras, tenía un pajar y allí
descargábamos la comida y lo que les llevábamos. Que no había peligro, nosotras les dejábamos en la
estafeta el aviso y bajaban ellos al pajar a recogerlo. Si por casualidad había guardia civil o algún
peligro, éramos nosotras, cuando ya había pasado, que a la madrugada nos acercábamos a lo más próximo
de los pinos y les llevábamos la comida. Era muy difícil la vida del punto de apoyo y con la
contrapartida, más aún. Iban disfrazados, te tocaban en las ventanas, se hacían pasar por guerrilleros
y no sabías que hacer. Nosotros como estábamos avisados no les hacíamos ni caso, pero llegó un momento
que nos descubrieron. Al día siguiente de venirnos al monte, la guardia civil se presentó en nuestra
casa para detenernos.
¿Cuándo te vas al monte, tu padre ya se había incorporado a la guerrilla?
Reme:
No. Nos incorporamos mi padre, mi hermano de 16 años y yo. Mi madre ya había
muerto. A mi padre lo mataron a los cuatro o cinco meses, a mi hermano, al poco tiempo y solo quedé
yo. Estuve con Esperanza, porque a sus dos hermanas las sacaron fuera. A una, a la casa de la Madre y
a la otra a casa de otros camaradas. Pero a mí me mandaron a Villalonga, un pueblo cerca de Valencia,
porque querían reorganizar el partido. Estuve cuatro o cinco meses allí, pero también me descubrió la
guardia civil. Tuve la mala sombra de que coincidió que un guardia civil era natural del lugar de
nacimiento del que yo llevaba en la documentación. Volví al monte a través de los puntos de apoyo que
tenía. En Utiel me escondieron y dieron aviso de que vinieran a por mí. Estuvimos cinco meses, pero
cuando se iba a deshacer la guerrilla nos enviaron a Francia a Esperanza y a mí, con el fin de que
hiciéramos de enlaces para llevarnos a gente del monte. Tuve tan mala sombra que en el primer viaje que
hice, al salir, venían camaradas conmigo para pasarme y al salir de Francia, en la frontera hubo un
revuelo de gendarmes muy grande y cogieron a uno. El partido mandó a Esperanza, como era la única que me
conocía, para que me dijera que cambiáramos de frontera, pero el que venía con ella era un traidor, y al
pasar a España la entregó a ella y delató nuestro camino. En Salamanca había recogido a tres camaradas e
iniciamos el camino de vuelta, pero al llegar a Burgos estaba todo rodeado y la Guardia Civil nos detuvo
y a la cárcel.
¿Cómo recibiste la noticia de la muerte de tu padre y de tu hermano?
Reme:
Muy mal. La recibí muy mal, porque mira, si hubiera sido en una batalla, que dices
bueno tienes un tiroteo y en una batalla mueres y eso, pues me hubiera conformado más. Pero, al ser de
una manera tan tonta, que fue porque no tuvieron cuidado, que fue porque el que al frente de él, que era
el Manco de la Pesquera, en vez de hacer frente los abandonó y se fue y cada uno tuvo que ir por su
sitio, pues me dolió más, porque dije, claro, podían haberse salvado. Y con mi hermano pasó igual. Fue
por no hacer caso de los que les dijeron y fue por un imprudencia. Cuando tu sabes que caes luchando, te
das más ánimos, pero cuando caes por una imprudencia, es normal que te rebeles y digas, pero bueno y esto
por qué. Tengo que deciros también que mataron al primer hermano que se fue a guerrillas en Cuenca. Fue
allí a hacer un servicio y tenían que ir a la plaza Mayor, cuando llegaron, había habido un chivatazo, los
habían rodeado y allí los mataron.
¿Cuáles eran las dificultades con las que se encontraba un jefe guerrillero?
Florián:
Las dificultades con las que se encontraba un jefe guerrillero eran muchas. En
principio, los primeros grupos guerrilleros, parte de ellos, políticamente no estaban muy bien preparados.
Y había que convencerlos, por ejemplo, os voy a contar un caso curioso, cuando nosotros nos incorporamos, que
a mí me recomendaron eso, que políticamente había que ayudarlos, planteamos que si nos encontrábamos con la
guardia civil, había que darla el alto. Y el grupo aquel de guerrilleros se me echaron a reír a carcajada
limpia. ¿Tú que sabes de esto? ¿Cómo le vamos a dar el alto a la Guardia Civil? Pues naturalmente. Tu apuntas
con tus fusiles a la guardia civil y le das el alto, y si la guardia civil intenta utilizar las armas, disparas
tu. ¿Pero cómo vamos a hacer como ellos, dispararnos sin dar el alto a nadie? Y eso nos costó un trabajo enorme,
pero, poco a poco, fuimos convenciendo de lo que había que hacer. Hacíamos muchas reuniones, siempre que íbamos
de marcha, al otro día, hacíamos la reunión con los defectos que se habían producido. Cuando había operaciones
igual. Se repasaban las faltas que habíamos cometido y cómo se podía hacer mejor. Y eso era una cosa diaria, no
se hacía ninguna marcha ni operación que no hubiera reunión. A parte, había las reuniones políticas. Nosotros
recibíamos materiales de Francia, no nos faltaba material y entonces teníamos en cuenta eso. Luego también
comunicábamos con Radio España Independiente que nos informaba de los movimientos de la guardia civil, de la
existencia de chivatos, etc. Nosotros teníamos una emisora para enviar mensajes. Luego hubo chicos, pastores, y
gentes que se habían visto en peligro y se incorporaban a la guerrilla, pero no tenían ni idea. Había que
prepararlos, enseñarles a leer y a escribir. En la Escuela de la Agrupación no tan solo se hablaba de explosivos
y de armas, además se enseñaba cultura general. Había que tener mucha paciencia y saber tratar a cada
persona. Teníamos un chico que era de Valencia, que era músico y tenía mucha gracia y cuando hacíamos una
reunión, el siempre veía que había dos o tres guerrilleros que nunca hablaban y les preguntaba ¿tienes novia? A
ver, ¿cuéntanos como te va con la novieta y entonces el otro hablaba y hablaba y así se soltaban. Empezaban a
hablar de la novia y luego ya intervenían en todo, cuando hablábamos de un artículo de un periódico. Por
ejemplo, cuando Tito, vosotros sabéis que hubo una campaña de que era un traidor, pues bueno, cuando nosotros
recibimos el informe aquel, en el que decía que era un traidor y estaba con el enemigo, uno de los hombres de mi
sector, que yo le llamaba "mi jefe de estado mayor" porque era de Titaguas (Valencia) que luego he tenido, cuando
murió, la oportunidad de participar en su homenaje, era un hombre de un gran sentido común y con conocimiento del
terreno tremendo. Cuando estábamos hablando de esto, el hombre, que me tenía una confianza enorme si no quizás no
se hubiera atrevido a decir: "Mirar camaradas, creo que Tito pueda haber cometido errores, pero no me creo que
Tito sea un traidor, no me lo creo". Y yo apoyé su opinión. Vamos que los guerrilleros no hicimos caso del informe
que nos mandaban y punto.
¿Cómo funcionaba la distribución de "El Guerrillero", el órgano de prensa de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón?
Florián:
Nosotros hacíamos un número al mes. Se tiraba en el monte, aún debemos tener material del que
se necesitaba para editarlo, a saber dónde. Era muy difícil, lo distribuíamos a través de nuestros puntos de
apoyo. Si mal no recuerdo se organizaron las rutas democráticas, en diferentes lugares, que no conseguimos muchos
triunfos en eso, pero por ese medio hacíamos la distribución de El Guerrillero, que editábamos.
¿La infraestructura para editar la teníais en el Monte o contabais con apoyo en Valencia o cualquier otro lugar?
Florián:
Teníamos contactos con Valencia, pero lo fundamental lo hacíamos nosotros en el monte, porque
precisamente uno de los jefes de la agrupación, que era de Buñol, que lo fusilaron, cayó, en parte, porque se iba
con frecuencia a Valencia y cogió tal confianza que un día lo detuvieron y lo fusilaron, su nombre era "Andrés". En
nuestra lucha era muy difícil, se tenían que tomar una serie de medidas que eran necesarias, imprescindibles, por
ejemplo, no dormir nunca en una casa, no meterte en una cueva, comprendes, no tener amistades, por ejemplo tener
novia o visitar a la novia, no enviar nunca una carta, porque eso comprometía, era una cosa muy dura y alguno de
los guerrilleros que cayeron, hay que decir, que alguno de los camaradas cayeron por no observar, por salirse de
las normas que había que seguir, o sea que era muy difícil.
¿Cómo sancionabais las indisciplinas o el no respeto de las normas?
Florián:
Había que convencerlos que era por su propia seguridad, porque otro medio no teníamos. No
teníamos una cárcel y le condenamos a ..., comprendes. Así que nada, sino era un traidor, porque claro, si era un
traidor, pues claro, se le colgaba de un pino, pero si no era un traidor, los medios con los que contábamos
era el convencimiento.
¿Qué sensaciones tuvisteis cuando os visteis obligados a ejecutar a alguno de vuestros compañeros porque se consideraba que era un traidor?
Florián:
Pues fatal, fatal, recuerdo que solamente vi una vez, que Pepito el Gafas y los que se
reunieron, porque se organizó como un tribunal y lo condenaron y para mi fatal. Desde luego, sobre ese aspecto
siempre estaba en desacuerdo cuando había que votar, pero no había otra solución en ese aspecto.
Reme:
Una cosa que se castigaba, que a mí me hacia mucha gracia, es que si era una falta
leve, había que ir a por agua al río y cada vez iba uno, pues al que se le castigaba tenía que ir toda la semana
a suministrar y siempre acompañado por otro.
¿De todas formas era una tarea que entrañaba peligro ir a por agua?
Florián ríe.
Remedios:
Ya lo creo, a más de uno nos han matado por ir a por agua.
¿Cuál es el papel que aldeas, como Las Casas del Marqués, Higueruelas o los rentos de Orchova, tuvieron en vuestra vida en el monte?
Florián:
Fundamentales. Los puntos de apoyo fueron para nosotros fundamentales, sin los puntos de apoyo
no hubiéramos podido existir, eran los que nos suministraban, comprendes, y sin ellos no hubiera habido forma de
sobrevivir. Siempre los movimientos estos, siempre pueden resistir si tienen la ayuda de los puntos de apoyo, sino
no podrían resistir. Por eso cuando cambio el panorama, a partir del 48, cuando todas las democracias han reconocido
a Franco, creció la moral de la guardia civil y de los fascistas y la cosa se hizo mucho más difícil. Pero para los
puntos de apoyo se puso mucho peor. Tenían el peligro de que les venía la guardia civil, que venían los
guerrilleros, que se presentaba guardia civil que no era guardia civil que eran guerrilleros y se presentaban guardias
civiles que no iban vestidos de guardias civiles y que decían que eran guerrilleros.
Recuerdo que un día venían los camaradas indignados porque un campesino les había dicho que qué
hacíamos allí, porqué no nos marchábamos ya, y venían todos indignados. Era en el 48. y los camaradas se quedaron
sorprendidos cuando les dije: "Y ese campesino lleva razón" La situación se había puesto de tal manera... en los
movimientos guerrilleros es fundamental contar con puntos de apoyo.
¿Es cierto que en poblaciones como Higueruelas, Las Casas del Marqués habíais llegado a celebrar
el día de la República y bajabais a bailar y a confraternizar con los pobladores?
Florián:
No solamente el día de la república, el día de navidad, poníamos las guardias y los enviábamos
a bailar. Y anda que la aldea del Marqués y eso, había de cada chavala por allí que bailaban como dios y a mi que
siempre me ha gustado el baile y que he tenido poco tiempo, pues aprovechábamos la noches. Poníamos la guardia y ya
está. Por ejemplo, hay en la Aldea del Marqués y en eso, en Tormón, ha habido varios y en otros pueblos que no
recuerdo habíamos bajado al baile.
En casa de la Madre no había para eso, pero también pasábamos por las casas. Yo conocía muchos
chistes, cuando los campesinos, a lo mejor, si los veía algo nerviosos cuando nos encontraban les contaba los
chistes. Y al despedirnos, nos decían, no tengan prisa, no tengan prisa. Cuando le contábamos los chistes, ya no
tenía prisa en que nos marcháramos. La Guardia Civil decía: "Este hijo de Satanás de Grande, que encima nos
entretiene a los campesinos con chistes y están encantados con él".
¿A pesar de esos contactos con la población, nunca pernoctabais en las aldeas?
Florián:
La orden era que no se podía dormir, nunca, nunca, en una casa. Había que estar una hora o había
que estar dos, pero luego había que marcharse. Siempre había que dormir bajo una tienda de campaña, tampoco en una
casa aislada, siempre en una tienda de campaña, y sabes por qué, la razón es muy sencilla. La tienda de campaña en
un momento de precipitación o asalto de la guardia civil, de una patada la tirabas y salías, y se te metías, que
hubo algunos amigos que cometieron ese error, meterse en una cueva, pues claro, cercaban eso y quién salía de
allí. La mayoría de las veces, si se salvaba alguno era por cabra. Sin embargo, la tienda de campaña, como esas de
las que van de campo y tal, eran la que utilizábamos nosotros.
¿Los componentes de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón, eran todos comunistas?
Florián:
No, había de todos. Lo que pasa es una cosa, el Partido Comunista fue el que organizó, en
general, las agrupaciones, después de los que se habían incorporado ya cuando estaban en peligro sus vidas, pero
a pesar de que el Partido Socialista no estaba de acuerdo con las guerrillas, había socialistas. Los de la CNT si
que había más y algunos iban por su cuenta o eran grupos diferentes, pero en nuestro sector también ocurría. Recuerdo
de dos de la CNT que eran jefes de grupo y que los mataron a los dos, que eran unos combatientes buenísimos y
disciplinados, pese a que siempre se ha achacado a los anarquistas su falta de disciplina como un defecto. Y yo les
recordaba, pues claro vosotros sois muy jóvenes, durante la Guerra Civil, en la lucha, Durruti que era uno de los
dirigentes más prestigiosos de la CNT, cuando la defensa de Madrid le hicieron unas preguntas y él dijo: "Nosotros
renunciamos a todo menos a la victoria" y ya sabéis a Durruti lo mataron, no lo sabemos quién lo mató, comprendes, y
claro muchos de ellos, es eso, para luchar contra unas fuerzas hay que tener disciplina y utilizar todos los medios
y no puede cada uno irse por su cuenta y decir "a mi no me manda nadie", comprendes. Así que había de todos, pero
quién lo había organizado era el Partido Comunista y, oficialmente fue eso, porqué el partido Socialista no fue partidario.
¿Es cierto que se recibían órdenes de pasar a Francia a algunos miembros de la Agrupación por desavenencias políticas?
Florián:
Que yo conozca no. Por diferencia políticas no. Podía haber, por ejemplo, incluso yo he llegado
a facilitar a un hombre que tenía mucho miedo y pasó a Francia y era un hombre que había sido en la capital un
hombre decidido, llevando cosas, pero sin embargo cuando oía un tiro se descomponía.
¿De que compañeros me podrías hablar?
Florián:
"El Cojonudo" que era mi enlace, que era un tío fantástico, que era un hombre que luego mira, no
se incorporó. Acompañó a una chica a Valencia y era un chico del que se enamoraban todas las mujeres de él. Estuvo
unos quinces días sin subir, y luego le dio miedo subir y le mataron, pero se defendió como lo que era, él era un
hombre. Si os cuento algunas cosas de él. Sabéis que nosotros no podíamos pasar por los puentes, había que atravesar
el río. Y sabes tú en el invierno. Cuando íbamos solos me decía: "Grande ¿morimos en caliente? "Lo que tú digas" Y
entonces él se ponía delante, metralleta así, en mano y yo detrás y pasábamos el puente, pero era cuando íbamos
solos, cuanto que íbamos con el grupo había que mojarse. Con la estatura que tengo yo, me llegaba a veces el agua
hasta el ombligo. El Turia lo tengo yo atravesado.
¿Qué nos puedes decir de Pepito el Gafas?
Florián:
Ese era uno de los hombres mejor capacitados que teníamos, en todos los terrenos. En lo
cultural, os diré, que cuando estuvimos en el campo de Albatera, él daba clases de matemáticas a todos los
profesores e intelectuales que había allí. Él estaba estudiando la carrera de Ingeniero en puertos y canales,
que se dice. El tío en matemáticas era fenomenal y luego tenía una serenidad tremenda y una puntería, en
Valencia le tenían miedo, os contaré que estando en Valencia él, que primero dirigió los grupos de la capital,
ya le buscaban. Y un día que iba hacía donde vivía, vio a una pareja y se dio cuenta que eran policías, y en
vez de salir corriendo y tal, sacó la pistola y haciendo así (girando la pistola sobre el índice) pasó por
la cera del frente de ellos y la policía, ni moverse, porque sabían de su habilidad con las armas. Estábamos
en Madrid en una misma casa y había un armario de luna y él hacía como en las películas del oeste, (y lo imita)
Era un tío fenomenal.
¿Y "El Chaval"?
Florián:
Era un chico muy valiente. Que Chaval era de la CNT, aunque luego creo que al final se
apuntó al partido. Vive, que no he podido tener contacto con él, pero estaba en Checoslovaquia con nosotros
y ahora parece ser que vive en Alemania. Por eso, ahora, cuando lo llamo por teléfono, pero ese vive, era
uno de lo más jóvenes. Era un hombre que cuando íbamos de marcha y alguno de los guerrilleros se cansaba o
le dolía eso y no podían con el macuto. Él les decía: "Dame ese macuto" Y se cargaba un saco de cincuenta
kilos de patatas, "pues me tenía que traer esto".
¿Tu "jefe del estado mayor"?
Florián:
Francisco que le llamábamos, él en realidad se llamaba Emilio, hacía de todo, hacía de
cocinero, era un hombre magnífico. Cuando se murió, fui a Titaguas para hablar de él y todo el pueblo
acudió al entierro, todo el pueblo.
¿Pedro Alcorisa "Matías"?
Florián:
Era un enlace y un guía estupendo, como es del terreno y Matías siempre ha estado con
nosotros. Mira conoce un hecho que yo me salvé por tablas, no sé por qué. En un pueblo de estos, no sé si
Sinarcas o Taluyuelas, había un alcalde que queríamos hablar con él y venía conmigo Matías y dos o tres
más. Era julio o agosto y yo íba con el mono y la pistola la llevaba guardada, cuando vimos al alcalde con
los prismáticos, me dice Matías, "pero va otro detrás". "¿Y no lo conoces?" "No lo conozco". "Pues vamos a
ver". Con que nada, cuando el alcalde ya llega a la altura donde nosotros estábamos, en un barranco, salí,
cogí el ramal de la mula del alcalde y le doy los buenos días, y cojo y veo que el de atrás se pone blanco
como la cera, yo un poquito mosca me retiré y oigo "bang, bang, bang, bang " me disparó todo el cargador. El
primer tiro, se conoce que al saber quién era yo, pues no me tocó, el segundo, ya verás, pegaba unos saltos
de gamo. Una vez que disparó el primer tiro salí arreando, luego ellos salieron corriendo mulo y todo, saqué
la pistola y empecé a disparar, pero ya iban a galope, así que nada, fíjate cómo había sido que cuando
regresábamos, Matías me decía: "pero si te tienen que haber dado". Ni me tocaron. Y sabes que decían los
compañeros, "no te ha querido dar". Sabes lo que pasó, él sabía quién era yo, comprendes, y cuando te dan fama
de una cosa, "El Grande", y el tío no sé si cerraría los ojos cuando me disparó el primer tiro, y no me tocó, y
ahí si que no había duda de la distancia, yo agarrado al ramal del mulo y él encima del mulo. Esa es una de las
cosas que recuerdo con Matías y bueno él fue mi enlace todo el tiempo y él hacia el contacto entre grupos y ha
hecho un trabajo en guerrillas de lo mejor.
¿Cómo vive Matías la muerte de su padre?
Florián:
Pues no lo recuerdo, han pasado tantos años, que ya no recordaba que su padre había muerto
estando él en guerrillas. Ahora cuando me lo dices lo recuerdo.
¿Julián Ramos "El Parra", "Frasquito"?
Florián:
Era un hombre muy disciplinado, fuerte, hacía muy bien su trabajo, era un buen guerrillero. No
sé cómo ocurrió lo de su muerte, porqué no estaba. Yo no estaba siempre con el mismo grupo. Cuando regresé de un
viaje que había hecho, nosotros teníamos seis o siete grupos en el sector y yo tenía que hacer el recorrido para
verlos a unos y a otros, y en un viaje de estos me dijeron que había muerto y era , muy correcto y se portaba muy bien.
¿Llegaste a conocer a un delator de la guardia civil que llamaban el Diablo de Corcolilla?
Florián:
No lo recuerdo. Recuerdo que hubo un traidor que venía de Valencia, pues a "ese" se cometió
la imprudencia de que cuando vino a hablar con nosotros, era ya en el 48, hubo quien dijo "este es un traidor" y
los que estábamos allí reunidos, particularmente el secretario de la Agrupación, dijo, "vamos a dejar eso" y
luego ya no se le volvió a ver. Había denunciado a varios campamentos.
¿Qué opinas del cambio de táctica que quería convertir a La Agrupación Guerrillera en Comité de Resistencia?
Florián:
El cambio de táctica era comprensible. Dejamos de ser la Agrupación Guerrillera y dejamos de
efectuar golpes, para pasar a los Comités de resistencia. La mayoría de los que acudieron desde Francia al Cerro
Moreno, se constituyeron en el Comité Regional y a mí me nombraron responsable de agitación y propaganda. Ese
cambio, a mi juicio, y luego se ha reconocido, lo que se tenía que haber hecho no es cambiar de táctica si no
habernos retirado, pues en el 48 la cosa estaba imposible.
¿Qué sucedió en El Cerro Moreno?
Florián:
En el asalto al campamento de Santa Cruz de Moya, fue una cosa imperdonable, porqué ellos, los
que estaban allí, particularmente el secretario y los que tenían más responsabilidad, fueron los responsables de
que sucediera el asalto, porque nosotros cuando salimos hacia Cofrentes, aquí, donde estamos ahora, les dijimos el
"Chaval" y yo: "Hay que marcharse de aquí mañana mismo, hay muchos rastros y tenemos noticias que ya andan por ahí
y se rumorea que se conoce nuestro sitio, así que debéis retiraros". El Secretario General que venía me dijo:
"Con esta potencia de fuego que tenemos aquí". Y le dije: "No olvides que igual no te da tiempo a coger la metralleta,
así que hacernos el favor de iros". Y cuando llegamos a Cofrentes, y estuvimos por aquí unos días, pues a los tres o
cuatro días, nos dijeron que habían asaltado el campamento de cerro Moreno. Y fue por eso, no pudieron ni defenderse,
y de los trece murieron doce, que es algo tremendo porqué todo el tiempo que hemos estado en guerrillas lo máximo que
hemos tenido, y mira que hemos tenido muchos asaltos a campamentos, es un muerto. Y fíjate en la catástrofe, eso fue
una cosa tremenda, yo me quedé, cuando ocurrió eso, fue una cosa de miedo, vamos, fue un golpe tremendo, porqué ahí
quedamos un tal José María, que le llamábamos, que había sido nombrado para la nueva dirección y yo que era de
propaganda. Dos o tres quedamos de dirección la agrupación.
Francisco Molina:
El manco de la Pesquera y nueve o diez guerrilleros y ahí fue donde le pegaron un tiro en la
pierna. Hay se rodeo al menos de quince guardias y esos quince guardias le estaban apuntando y él les dijo:
"pensar lo que queráis, pero por muy rápidos que seáis tengo una granada en la mano, así que si la tiro morís y yo
también muero, esas fueron frases escritas por uno de los jefes de los guardias. Que vinieron aquí y yo les sentí
que lo contaban. Y de allí se lo llevaron a San Miguel de los Reyes y mi padre, desde la Modelo lo enviaron a San
Miguel de los Reyes y estuvo con el Manco de la Pesquera, estuvo muy poco tiempo, pero una noche se movió algo
entre los encarcelados y sacaron al Manco de la Pesquera al patio y a un pelotón, y lo fusilaron y todos los que
estaban en la cárcel por causa de las guerrillas Levante, mi padre y Jaime, que también estaban...
¿Tú no sé si sabes - Florián pregunta a Francisco Molina- que el Manco de la Pesquera nos
traicionó y contó todo lo que había?
Os traicionó, hizo lo que hizo, pero estas cosas yo no las sabía, pero que hay, en eso, murieron
dos guerrilleros y los enterraron en Castiblanque.
Reme:
Lo único que tenía que haber hecho y no dicho, era haberla soltado y haberlos matado, ya que él
sabía que lo iban a matar. Si él sabe que lo van a matar ¿por qué se deja detener?
Porqué fue un cobarde en ese sentido. Si traicionó a sus mismos compañeros, ese momento no tuvo
el valor de haber cogido y haber volado.
Él sabía que lo iban a matar.
¿Cómo fue la evacuación?
Florián:
Nosotros recibimos la orden en 1952. Teníamos preparado que parte de nosotros íbamos a ir en tren
con documentación falsa, para no ir andando todo el tiempo, pero al producirse en Cofrentes el asalto al campamento
y matar al guía que nos tenía que conducir y también que cayó herido el Manco de la Pesquera, y denunció todo el
plan. Entonces todos nosotros, no puedo asegurar cuantos éramos, creo que unos veinticinco, nos pusimos en marcha que
siempre la hicímos de noche, como es natural, y tardamos a llegar a Francia quince noches. Al no tener el guía, nosotros
íbamos con brújula y eso nos costó más tiempo hacer el trayecto. Al llegar a los puertos de Beceite, sin guía, solo con
la brújula, pues era muy difícil girar a derecha o a izquierdas para salvar aquel obstáculo y nos obligó a dar la vuelta,
eso nos hizo perder tiempo. Pero eso posibilitó que no tuviéramos ningún encuentro con la guardia civil, porque nos
estaban esperando por los lugares que creían podíamos pasan, que posiblemente hubiéramos pasado por alguno, y ya al ver
que no pasábamos creyeron que ya no entraríamos. También los camaradas que nos esperaban en Francia, también estaban
preocupados, porque pensaban que nos había ocurrido algo. Total que ya hicimos ese trayecto de quince noches sin tener
ningún encuentro, hicimos las quinces noches muy bien y llegamos a Francia y al llegar a Francia el partido nos repartió
en diferentes lugares que ya tenían preparados y empezó la organización de dar a cada uno el trabajo que le correspondía
con documentación falsa, a cada uno le daban documentación y a mí me dieron la documentación y trabajé en una cantera y
cuando Franco pidió mi extradición, se hizo un juicio, y el gobierno de Francia consideró que yo no era un bandolero, que
era un hombre político y me pusieron en libertad y después de eso pasé a vivir en Checoslovaquia.
¿Qué sentiste al cruzar la frontera y verte en Francia?
Florián:
Pues esa es una de las emociones que es muy difícil describir. Tú, suponte, que después de llevar tanto
tiempo en España, sin querer salir e España, en el 52 y tener que marcharse, mira, cuando atravesamos y dijo el que conocía
bien el terreno de los otros que estaban "Ya estamos en Francia" Me entró una cosa, una emoción y un.., una cosa que no os
puedo explicar, no tengo palabras, es una de las emociones más grandes que yo he tenido, porque después de tantos años que
tener que pasar otra vez a Francia.
¿Sentiste tristeza?
Florián:
Mucha tristeza, claro, no pensaba nunca que tendría que marcharme de España.
¿Creíais en la victoria?
Florián:
Hombre, naturalmente que sí, lo que pasa es que hay la victoria podría haber llegado antes, pero debido
a la actitud de las democracias, de las llamadas democracias, que en vez de ayudarnos reconocieron al franquismo, eso, eso,
eso, se retrasó muchísimo. Pero después no podía ocurrir otra cosa. Desgraciadamente, por la falta de organización por la
cantidad de hombres, de dirigentes muertos, que estaban en la carcel o los había fusilado, pues esto se prolongó mucho. Y
por eso después de hacer ruptura, como éramos partidarios muchos, se tuvo que hacer ese pacto de la Moncloa admitiendo
alguna de las cosas con las cuales no estoy muy de acuerdo, en el fondo sí, el de llegar a un acuerdo en que hubiera
amnistía, lo que no estoy de acuerdo es que los torturadores y los responsables de muchos atropellos siguieran en los
puestos que tenían antes.
¿Qué responsabilidad crees que tiene Santiago Carrillo en el desenlace de la guerrilla?
Florián:
Santiago Carrillo lo que hizo fue ayudar, o sea, mandar a los camaradas que había allí en Francia a
que nos recibieran y enviarnos después a diferentes puestos. Algunos de los que pasaron, se quedaron a vivir en
Francia. Yo me acuerdo del Angelillo, he tenido noticias de que está en Francia, casado y con hijos. Este Moreno también
pasó a Francia y se casó con una italiana. Otro chico que enviamos a Francia ya que una bomba le había arrancado la
nariz, este hombre se enteró de que yo vivía todavía y vino a vernos y estaba emocionadísimo, incluso ahora su hijo es del
ejército francés. Le colocaron en un lugar que era un dirigente del partido comunista y tenía una buena posición y cuando
fueron los gendarmes a por él, les dijo: "Señores este es mi trabajador y aquí está todo arreglado".
¿Crees que la dirección en Francia del partido tenía que haber sido más receptiva con vuestras informaciones?
Florián:
Lo que pienso, es que la equivocación de la dirección fue que en vez de cambiarnos de táctica, los que
hubiera sido algo más justo, es retirarnos en el 48. Lo que pasa es que ellos, por los informes que enviaban, tu sabes que
a veces somos demasiado triunfalistas, y no se pintaban las cosas que no estaban así, no eran verdaderas, las hacían a
pinchadas, como si hubiera más, por eso algunos, cuando lo del Valle de Aran, una conclusión fue esa, entraron en el Valle
de Aran pensando que en España estaba todo movilizado para ayudarles.
¿Una vez en Francia pasas a Checoslovaquia, cómo es tu vida en Checoslovaquia?
Florián:
Allí me estaban esperando. Primero estuve trabajando de tornero. Yo no había visto más que un torno en
fotografía y me dan un torno y gracias unos cuantos camaradas que había allí me enseñaron. Yo pensaba, no me ha matado la
guardia civil, no me va a matar el torno este. Luego después me pase a trabajar en la Federación Internacional, hacíamos
un boletín de noticias para todos los españoles que estaban en los países socialistas y en el extranjero con noticias, las
grababa y leía Le Monde, que era el diario que más publicaba más las acciones del pueblo español, de huelgas y tal, y así
publicábamos el boletín.
¿Qué sensaciones tenías en Checoslovaquia cuando recibíais noticias de España?
Florián:
Tu me explicarás, como cuando oía el cante flamenco ese (Florián empieza a cantar) "Y adiós mi España
querida, dentro de mi alma, te llevo metida" Lo que decía yo cuando oía al cantor ese, emocionadísimo, así que teníamos
discos y teníamos de todo. Mi ambición era volver cuanto antes, no pude volver antes, no me dieron el pasaporte, sino
hubiera vuelto enseguida.
¿Estabas enamorado de Remedios durante el tiempo que pasasteis juntos en el monte?
Florián:
Yo había conocido a Reme, y le tenía estima, pero como la línea que teníamos allí era muy estricta,
teníamos que guardar las normas, tenía gran simpatía con ella, por su templanza, pero decir que estaba enamorado de ella,
puedo decir que no. Luego, posteriormente me enamoré, pero en ese momento no, la tenía gran simpatía y luego, después,
nuestro encuentro te lo puede contar mi mujer que lo sabe contar mejor que yo.
¿Reme como se desenvuelve tu vida desde tu detención en Burgos hasta tu encuentro con Florián en
Checoslovaquia? ¿Cómo se produce tu detención?
Reme:
Cuando se iban a disolver las guerrillas, estaba en Villalonga y me descubrieron y tuve que volver a
las guerrillas. Allí encontré a Esperanza y estuve unos meses allí y como se trataba de sacar a las guerrillas, me enviaron
a Francia para hacer contacto de ir y venir y traer camaradas. Entonces tuve muy mala sombra porque la primera vez que yo
vine, me acompañaban unos cuantos camaradas para pasar la frontera, ya que no podía venir sola, y cuando llegamos, la
gendarmería cogió a uno de los nuestros y se armó un revuelo brutal por allí, de buscar gente y un revuelo de vigilancia. El
partido se enteró de eso y enviaron a una persona para que nos dijeran que cambiáramos de frontera, que no fuéramos por esa
y enviaron a Esperanza porque me conocía con otro, con tan mala sombra que cuando llegó a España Esperanza, aquel tipo, la
delató a ella y dijo por dónde teníamos que pasar nosotros. Yo ya había recogido a tres camaradas en Salamanca e íbamos
camino de Burgos, lugar donde nos íbamos a desplazar a la frontera, y cuando llegamos teníamos toda la estación rodeada y
cuando llegamos nos detuvieron a los tres camaradas y a mí y nos llevaron a la cárcel. Nos tuvieron en Burgos, una semana
o dos, y después nos llevaron a Madrid a los calabozos de la Dirección General. Allí estuvimos por lo menos quince o veinte
días, en aquellos calabozos, que no es ni para describirlos. Allí te apalean, te desprecian, te hacen chinas, es algo que
nadie sabe las barbaridades que se les ocurren. Una de las cosas que te dicen es "túmbate en el suelo", y yo decía "cómo me
voy a tumbar en el suelo, túmbate tú si quieres" Y como no te tumbabas, te pegaban con las vergas hasta que caías y entonces
te pisoteaban, te pegaban, en fin, calamidades no se pueden ni describir las que hacía esta gente porque eso es algo
inhumano. De allí nos trajeron a Valencia y aquí estuvimos cuatro años. En Valencia la cárcel era muy mala, pues no había
talleres ni nada. Todo el día en el patio, formaciones por aquí, formaciones por allí, y bueno, pues, pocas cosas podías
hacer, las funcionarias hacían la vida imposible, lo peor que podían. Te castigaban de vez en cuando a no comunicar, en
fin, las cosas que más mal podían hacerte.
Explican la anécdota del niño Jesús.
Los domingos hacían misa y el reglamento te obligaba a estar en misa, pero no te obligaba a rezar. Nosotros
íbamos a misa por disciplina, pero nunca rezábamos. En noche buena hacían una misa especial y había un pasillo largo, largo, muy
largo y ancho, allí estaba el altar donde hacían la misa y en un sitio se ponía toda la jerarquía, el director, el subdirector,
los funcionarios, la gente que traían para que vieran la misa aquella y la presenciaran y por medio nos pasaban a las reclusas
y el cura se ponía con el niño Jesús así en la mano y cada reclusa lo iba besando y pasaba a otro patrio. Veníamos las tres y
una me decía ¿qué vas a hacer? "Hacer lo que queráis, no hagáis lo que yo haga sino queréis" Cuando llego a pasar por el niño,
yo pasaba formada con todo el respeto que nos exigían, pero no le besé, porque no tenía obligación y no quería besarle. Y una
funcionaria muy, muy mala, se llamaba Purificación, me cogió así del cuello y me dijo "bésalo" y en ese momento me puse tan
nerviosa, que en vez de besarlo, le mordí, le di un mordisco que casi le dejo el dedito en la boca. Se quedaron espantados, como
estaba la jerarquía allí y todo el mundo me vio, pues estaban asustadísimos. Me cogieron y me metieron en una celda. Me tuvieron
un mes en la celda a pan y agua, y sin salir ni ver a nadie y al mes, cuando se cansaron, me soltaron. Las compañeras se reían,
me decían "bruta, ahora si que van a decir que los comunistas se comen a los niños crudos" Eso fue una anécdota que lo pasé mal,
pero me alegré porque tuve la ocasión de demostrarles que no tenía que hacer lo que el reglamento no me mandaba. Otra de las
veces que estuve castigada también por el mismo cura, es que no rezaba, y como no rezaba un día me llamó a su despacho y me
preguntó "usted por qué no reza" "pues por qué no tengo porque rezar porque no soy católica" "¿Cómo que no eres católica, tu no
estas bautizada?" "Estoy bautizada pero no profeso la religión católica, entonces no soy católica" "¿Tú por qué estás aquí?"
"Quiere usted saber por qué, por cumplir los mandamientos de la ley de dios" Y aquel me hecha una mirada y me dice "¿Cómo que
por cumplir los mandamientos?" "Sí. Ustedes dicen hay que dar de comer al hambriento, de beber al sediento y posada al peregrino
¿verdad que en los mandamientos dicen eso?" "Si" "Eso es lo que yo hice, dar de comer, de beber y albergar al que lo necesitaba
que todos son hijos de dios ¿no?" "Ya sé, usted está aquí por bandolerismo" Llamó a una funcionaria, me metió en la celda otra
vez y me chupé otro mes de celdas solo por decir eso. Por algo digo yo que no hay ni un cura bueno.
¿Cuánto tiempo estás en la cárcel?
Reme:
En la cárcel, estuve ocho años y medio. Me pusieron veinte años y un día, pero como teníamos talleres de
costura redimíamos por cada dos días, te quitaban medio. Luego hubo un indulto, no sé por qué, y también me cogió. Total salí
con condicional eran dos años, lo que me correspondía. Había uno que respondía por ti y podías estar en la calle con el aval de
esa persona hasta que cumplías dos años. Mi cuñado tenía una hermana en Valencia y mi cuñado fue el responsable. Me fui a
Valencia y estuve presentándome todos los meses en la comisaría y cuando terminé la condicional, me hice un pasaporte con muchas
dificultades y por mediación de amistades me hicieron uno y me marché a Francia. Allí hice contacto con el partido, como es
natural y seguí trabajando con el partido. A los seis o siete meses el partido, me mandó a Praga. Necesitaban una persona de
confianza, si yo quería ir a llevar unas cosas. Les dije que sí. Me dieron un número y me dijeron que cuando llegara allí llamara
a la delegación, que había una delegación de camaradas y que salgan a por ti que vienes de París. Llamé al número y me contestaron
que venían a por mí, "cómo vas vestida, para que te conozca. Yo soy un hombre pequeño con un sombrero" Y entonces conocí enseguida
que era Florián porqué su voz es inconfundible. La alegría que me llevé fue menuda, porque creía que lo habían matado. Nos habían
dicho en Valencia que había muerto en el paso de la frontera. Él no me conoció. Cuando llegó allí en la estación y nos vimos, podéis
imaginaros el abrazo que nos dimos llorando los dos como dos críos al vernos y ya llegué allí. Hice el trabajo que el partido me
mandaba, entregué lo que llevaba, pero se me pasó el pasaporte y no me lo daban. Entonces ya coincidimos todo el tiempo y ya decidimos
casarnos. Se vivía bien, de todos los países, era uno de los que mejor se vivía. La cosa del idioma a mi me amargaba, sobre todo los
primeros meses, porque empecé trabajando en un taller de costura y allí no había ningún español solo checos y checas y es el idioma
más enrevesado que te puedes imaginar. Por señas, cuando me faltaba algo de costura, cualquier cosa y llegaba a casa amargada, gracias
a que el carácter de Florián que cuando me veía así empezaba a reírse y a decirme bobadas y se me pasaba. Pasé a los dos años pasé a
trabajar en la Federación Sindical Mundial y allí era otra cosa. Había gente española, era otro trabajo, hacíamos un periódico y
revistas para todos los países.
Nuestra estancia allí fue muy maja, lo único es que teníamos muchas ganas de venir, tanto él como yo, estábamos
locos por venirnos a España, nos acordábamos de España y decíamos "¿Y cuándo iremos?". Había que comprar algo y decíamos "No, no, porque
nos vamos a ir pronto" día si y día no, así nuestra vida, esperando, esperando para llegar a España, hasta que ya llegó el momento que
por fin le dieron el pasaporte a Florián y a mi también y pudimos volver a España.
¿Qué sentisteis cuando murió Franco?
Reme:
Una alegría muy grande y una pena. Una alegría porque se había muerto y una pena porque si se ha tenido que morir
en la cama. Este tío cabrón se ha tenido que morir en su cama, si se merecía, haber muerto hecho chichinas. Pero bueno, lo celebramos
con champan, teníamos la botella en la nevera esperando a que dieran la orden y dijimos por lo menos ahora algo cambiará. Y
efectivamente algo cambió y cambió, pero no todo lo que hubiéramos querido, porque desde luego esta gente que ganó se hubiera
comportado de otra manera no tendríamos a esta gente de nuevo en el poder.
¿Cómo consideras el trato que ha tenido el estado español con los guerrilleros?
Reme:
Muy malo, porque no se ha acordado de nosotros para nada. Como si no hubiéramos existido, pero ellos saben que
nosotros fuimos los primeros, fueron los camaradas, yo luego me incorporé, a defender la república y no éramos ningunos bandoleros,
éramos gente republicana armada que luchábamos como se podía en el monte. Qué es lo que queremos ahora reivindicar. Y en cambio el
estado democrático no se preocupó para nada de nosotros. Te tengo que decir que estoy amargada con ellos por eso. No solamente por
lo poco que se han preocupado de nosotros, también por las cosas tan feas que han hecho. Hubo un decreto que todos los republicanos
que habían estado en la cárcel les iban a dar una indemnización. Efectivamente, pero esa indemnización les alcanzaba solamente a los
que habían cumplido los sesenta y cinco años y los que no habíamos cumplido los sesenta y cinco años, quedábamos bastantes, yo era
una de ella. A mí que más me da que tuviera sesenta y cinco años cuando salió la ley o no los tuviera, si me pasé mi juventud en la
cárcel. Cuando me pegaron no me dijeron "como no tienes los sesenta y cinco años, a ti no te vamos a tocar. Una cosa horrorosa que
hicieron, que lo veo muy, muy, mal, porque tendría que haber sido para todos y no solamente para los que tuvieran los sesenta y cinco años.
¿Qué responsabilidad tiene la izquierda al no haberse realizado vuestro reconocimiento?
Reme:
La izquierda tiene mucha, porque es la primera que tendría que haber empezado a luchar para que se reconociera. Porque
esa gente de la que hablábamos, de Carrillo de todos los dirigentes que estaban con la guerrilla y que nos hicieron formar la guerrilla,
ellos tienen su responsabilidad. En el momento de entrar en la democracia ellos son los que debieran haber hecho un decreto para que se
reconociera a la guerrilla, sobre todo para que la gente lo supiera, porque ahora mismo en las escuelas no se tiene ni idea, ni los
estudiantes saben qué fue la guerrilla y quién han sido los guerrilleros. He hablado con muchos jóvenes y me dicen: "Reme, en cuanto
llega la guerra ya no te dice ningún libro, nada de nada" Entonces creo que la izquierda con tantos años que ha estado, sí que podría
haber hecho algo. Por eso y por nosotros, por haber reconocido algo.
Florián nos canta,
"La baña el sol cuando sale, la cama donde yo duermo, la baña el sol cuando sale y entretanto me entretengo en
contándole los lunares de una serrana que tengo".
Cuando llegué a Checoslovaquia me hubiera gustado tocar la guitarra, porqué en cuanto estabas en un sitio enseguida
decían, traer una guitarra que aquí hay un español, pero que te crees que todo el mundo en España sabe tocar la guitarra, no jodas, yo
canto pero de guitarra nada. Yo pensaba, por qué no habré aprendido a tocar la guitarra y me hacía el amo aquí.
Reme:
Unos jóvenes de un instituto que vinieron a hacernos una entrevista, me preguntaron: Nunca se han sido infieles ya
que han estado por ahí tan lejos el uno del otro. Me entró una risa, les dije por mi parte no, por la de él no sé. Que chavales más ricos.
Dices de la juventud, pero da gusto verla. El otro día vino la hermana del Che Guevara a Valencia, a la universidad,
si hubieras visto la cantidad de jóvenes que había y me dio una alegría ver tanta juventud, en los pasillos, en la tribuna, en las
ventanas por el suelo, todo gente joven y yo digo no es la juventud tan pasota como dicen, hay juventud maja.
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