La familia García recibió una carta de Julián Ramos, vecino de Santa Cruz de Moya y compañero de armas de Eusebio. La vida de Julián Ramos, “el Parra” o “Frasquito”, es paralela a la de Eusebio. Miembros concienciados de la comunidad rural que una vez salidos de la cárcel, tras la guerra, siguieron combatiendo en la clandestinidad hasta verse obligados a abandonar sus casas ante el temor de caer detenidos. Julián Ramos moriría en un pueblo de Valencia, malherido por los tiros de un somatenista.
Una noche acudió el alcalde con el aviso de que unos guardias preguntaban por él en el Ayuntamiento. Eusebio dio palabra de que una vez aviados los animales bajaría donde le esperaban. “Pero ya no se estuvo”. El temor a perder de nuevo la libertad hizo que no cumpliera ni con los guardias ni con los animales e inició una desgraciada carrera que acabaría el 9 de diciembre de 1948 abatido por los tiros de un somatenista. También es cierto que Eusebio tenía responsabilidades y contactos. Su trabajo, como agente de seguros del Agro Español, le permitía realizar labores de enlace en toda la provincia de Cuenca. Quizás pensara Eusebio, cuando recibió el aviso del alcalde, que los guardias venían por algo más que por el delito de escuchar por las noches las ondas prohibidas. No esperó a conocer el motivo de la benemérita visita y partió a luchar “con los guerrilleros del Levante”. ÁNGEL GARCÍA MARTÍNEZ
![]() Ángel García, al igual que su padre, era peón caminero. Trabajaba en el tramo Casas Nuevas-El Mojón, Cuenca. Fue detenido a la mañana siguiente de la huida de su hermano. Nada más enterarse de la detención, Rufino se dirigió a la Casa del Mojón a dar parte. Era un punto de apoyo de los guerrilleros de la zona. Volvió tras dar el aviso y se encontró con sus padres en la calle y los guardias registrando la casa: “de todos los papeles que revisaron de Eusebio, la conclusión que sacaron fue que era un hombre de mucha valía intelectual” leemos en las notas de Rufino. Pasarse a las guerrillas en el levante interior era tomar un camino sin retorno, derecho a la muerte. La primera consecuencia era que la familia quedaba marcada, debilitada ante el entorno social y, tarde o temprano, sería acosada hasta su desmembración. Resistir contra el ensañamiento con el que los vencedores y las fuerzas del nuevo orden público iban a tratarla, era una tarea difícil. Pero no tan sólo serían éstos los agentes de la desgracia: a menudo, ya fuera por la recompensa o por el debilitamiento ante la tortura psíquica y física, fueron los amigos, los vecinos, los familiares quienes llevaron ante el umbral del terror a seres queridos. Además de los motivos políticos en las persecuciones a las gentes de izquierda, también deben figurar los económicos. La ruptura familiar ocasionada por la represión inutilizaba una unidad productiva y eso repercutía en cambios de propiedad, usurpación de bienes, multas, fianzas, viajes... Sólo así se explican estas tragedias. Ángel fue interrogado en el cuartelillo de Alcalá de la Vega. Al atardecer saldría libre. Se iniciaba el acoso. Cada noche, la familia García Martínez recibía la visita de aquellos que ejercían el control social en Salinas del Manzano. Los somatenes vigilaban y hostigaban a la población desafecta. Aquellas visitas nocturnas se interesaban por las emisoras que se escuchaban en la casa, por las entradas, las salidas, por los contactos con el huido, para intimidar irrumpiendo en la vida cotidiana de los señalados. Por la noche, miembros del somatén se encaramaban en las copas de los olmos que se elevaban frente a la casa de los García Martínez, a la espera. El 28 de septiembre de 1947 se casa Ángel García Martínez con Isidra Marín Martínez. Un mes más tarde, nacería Palmira, su hija. Viven, durante este tiempo en la casa de los padres de Ángel, en Salinas del Manzano. “En este tiempo nos pide la Guardia Civil, el brigada Cienfuegos, la fotografía de mi hermano Eusebio, la fotografía para identificarlo como persona no adicta al régimen, y le dijo a mi madre el citado brigada, aquí en este pueblo va a ocurrir algo y no bueno, ya que la gente de aquí promueve enredos, cuentos calumniosos que traerán algo desagradable y no deseado por él”. En el mes de febrero de 1948 son detenidos Ángel Martínez y Upiano Torralba bajo la acusación de proveer de comida a los guerrilleros. Son liberados a los tres días. En el destacamento se produce la anunciada marcha del Brigada Cienfuegos y ocupa su plaza el cabo Basilisio. A él siguen llegándole rumores de que Ángel realiza tareas de enlace con su hermano guerrillero. El trece de abril, Ángel, 25 años, y Frutos Marín Ramírez, 65 años, vendedor ambulante y vecino de Salvacañete, son conducidos al cuartel de esta última población. El 20 de abril de 1948, cinco días antes de su muerte, Ángel relataba lo que le estaba ocurriendo en un poema, “Dedicado a mi esposa”: “sabes que por mi culpa no estoy, ni por ser un malhechor, estoy por un hombre ingrato que ha traicionado tu amor”.
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Ángel a través de sus versos nos cuenta cómo se
produjo la detención:
“Siento que me llama mi hermano que rápido me levantara. Le pregunto apresurado que era lo que pasaba me contestó suspirando la guardia civil esperaba” ver poema completo Pascual, había delatado a Ángel García. Antes de abandonar el calabozo, le pidió perdón. Pascual, que conocía las actividades de enlace que realizaba Ángel, lo delató ante la Guardia Civil tras un interrogatorio al uso.
“Allí me encuentro al causante de esta detención. Pidiéndome de rodillas no le tuviese rencor. que él me había delatado sin saber el por qué sí, ni el por qué no pero supo de momento hacerse nueva invención. Hoy ese bandido malo se encuentra en libertad y yo sin culpa alguna teniéndolo que aprobar”. ver poema completo Rufino tiene constancia de que su hermano sufrió serias torturas: “como se constató por los amigos que se acercaban a verlo por la ventana”. No se permitió que lo visitara nadie, ni siquiera Isidra. Por la ventana salió el poema de Ángel. Confesó haber cometido el delito del que se le acusaba: llevar comida a su hermano. Con tal de librar a una amiga, confesó vestirse de mujer para acudir a los encuentros con su hermano. Con el reconocimiento del delito, se rumoreó la posible liberación del detenido. Algo grave estaría ocurriendo cuando el cabo primero Basilisio se fue a Cuenca a consultar con la Comandancia. En Cañete, Cuenca, partido judicial, su alcalde, Don Fidel Sauquillo, estaba realizando gestiones para que los detenidos fueran trasladados al Juzgado y liberados. Llegó la orden de trasladarlos a Cuenca. Para ello se desplaza un coche desde la capital conducido por el chofer del coronel y un número. Recogen a Ángel García y a Frutos Marín en el calabozo de Salvacañete e inician el viaje. Por el camino cruzan Salinas del Manzano. Desde el cuartel de la Guardia Civil de Cañete se desplazan dos números a pie. Esperan la llegada del coche, sentados en el antiguo kilómetro 155. “Dos kilómetros antes de llegar a Cañete en el poste kilométrico 155 estaban sentados los guardias del cuartel de Cañete, y treinta metros antes de llegar a ellos, paró el coche en que eran conducidos los detenidos, se les obligó a bajar en medio de grandes gritos de éstos, que juntos y esposados se retiraron unos quince metros de la carretera a un ribazo y un reguero donde por la espalda fueron asesinados”. Esto se conoce porque hubo un testigo que pudo ver la acción a una prudente distancia. El terror les vació la vida. A las seis y media de la tarde, tiñeron de sangre los campos de primavera en la frontera de Teruel y Cuenca. La versión oficial dictó: “Se trasladaban para entregarlos a prisión provincial de esta capital. Al llegar al kilómetro 155 de la carretera Teruel-Cuenca, situado en un sitio denominado Nogueras del Otero, hubo necesidad de efectuar una reparación del vehículo en que se conducían a dichos detenidos, así como darle aire a una de las ruedas traseras por lo que fueron bajados del vehículo, y aprovechando esta circunstancia intentaron huir por un barranco”. ![]() El chófer, que lucía la gorra roja de conductor, entró en el bar Central de la plaza de Cañete pidiendo agua. Acababan de matar a dos maquis dijo a la concurrencia. Allí se montó el dispositivo de recogida de los cadáveres a fuerza de presionar a la gente. Se conocen los nombres de los vecinos que fueron obligados a traer los cadáveres sobre un carro de varas de una caballería. Recojo ahora un fragmento inédito del trabajo que llevan a cabo los investigadores Puri Bartolomé y Manuel Martínez:
CLAUDIO MARÍN
![]() Aquella misma noche, Claudio Marín, cuñado de Ángel, saltó la tapia del cementerio para burlar a los guardias que hacían lo propio en la puerta y pudo ver los cadáveres. Ángel tenía sus brazos cruzados sobre su pecho y le habían colocado la gorra de peón caminero. En el bolsillo del pantalón, aún llevaba unas monedas. La noche le impidió reconocer con detenimiento el cuerpo de Ángel. También levantó la manta que cubría a Frutos, tenía el brazo roto, puede que viniera así desde el calabozo, desde el cadalso o debido al transporte, pero al descubrir el cadáver se movió el brazo de manera extraña y Claudio gritó con espanto, “está vivo”. La fractura quebraba la rigidez del cadáver. Luego fue en busca de las autoridades para que le dejaran entrar de forma oficial, pero no se lo permitieron. La familia recibió la noticia de madrugada. Antes de poderse desplazar a Cañete, estando Ángel de cuerpo presente, son llamados los padres de la víctima, Bernabé y María, el hermano, Rufino, la viuda, Isidra y la huérfana, de seis meses, Palmira, ante la guardia civil, el alcalde y el secretario en el Ayuntamiento de Salinas. Un guardia, llamado Poli, les recibió muy inquieto, con la pistola en la mano y después de que las fuerzas vivas emitiesen su preocupación por las consecuencias del asesinato, advirtió, bajo el gorro de charol, que les hacía responsables de lo que allí pudiera suceder en el futuro. El padre contestó: “si era para quitarle las lágrimas de los ojos que le hacían este regalo“ y preguntó ”¿Quién es el responsable de lo que en mi casa está ocurriendo?” Tras las palabras de Bernabé García Cañas, el padre del asesinado, el tal Poli, le apuntó con el arma en el pecho. “Cállese que le pego cinco tiros”. Y esto lo sabemos porque allí estaba Rufino, con quince años, con los ojos de un niño de quince años. No se permitió a los padres, esposa, hija y hermano asistir al entierro y todo lo que saben de lo que allí ocurrió es por boca de lo que pudieron contar vecinos y familiares. Y Claudio. Por la mañana estuvo presente en la autopsia. El médico se negó o le impidieron practicarla por sus convicciones políticas, para ello tuvo que venir el de Salvacañete. A Ángel, un tiro le había atravesado la nuca hasta encontrar salida por la mandíbula. Claudio fue a hablar con el cura. Se pretendía enterrar en la misma fosa a los dos muertos en el apartado no sacramental del camposanto. Claudio pagó cuarenta pesetas por el entierro. El cura, sin esconder su incomodo, le preguntó si quería que bajara al cementerio. “Si usted es cristiano, tiene que enterrarlo como cristiano y como persona. Quiero yo que haga el entierro como tiene que ser”. Cuenta que todo iba demasiado deprisa, que son situaciones a las que te has de enfrentar y “sale el valor”. Se sintió arropado por el pueblo y eso le ayudó a realizar las diligencias que le llevaban del Juzgado al Ayuntamiento, de la iglesia al camposanto. Hubo un numeroso grupo de personas junto al muerto, pese al miedo, pese a la presión y al terror que habitaba en todos los rincones. “La cosa era más seria que todo esto, por una palabra mala, te pegaban contra la pared, los únicos que te podían refugiar eran los curas”. Un grupo de mujeres, entre las que se encontraban las de los guardias, gritaba a los que iban al cementerio: “No apoyen a los rojos, que son unos asesinos”. El cura se dirigió a ellas para recriminarles su conducta. “Yo me vine a Barcelona porque si no me peinan”. Esa fue otra de las conclusiones de la guerra sucia, el exilio interior, prolegómeno de la inmigración y del silencio que asola las sierras. “En el entierro estuvieron presentes el alcalde de Cañete, Don Fidel Sahuquillo, Lorenzo, Claudio, él mismo lo tapó con la tierra. Don Fidel dijo que aquello era el crimen más injusto que se conocía, que no compartía esos hechos y que de haber llegado a Cañete, Ángel seguiría con vida”. Está escrito en las notas de Rufino. Testimonios recuerdan que el responsable primero de este lamentable relato, el que promovía “enredos y cuentos calumniosos” según el guardia Cienfuegos, estuvo presente en el entierro, también comentan que no quería que aquello hubiera llegado tan lejos. Ángel había rechazado a la hermana de aquel falangista que no paró de incordiar a los guardias hasta que provocaron la ruina. Eusebio, con su huida al monte, dejó el terreno abonado a la venganza. El testimonio de Pascual se convirtió en la prueba definitiva y las fuerzas del nuevo orden llegaron demasiado lejos, hasta el kilómetro 155, hoy 504, donde la carretera que une Salinas con Cañete pasa sobre un regajo. Hace unos días nos enteramos de la muerte de Claudio Marín que se refugió en Barcelona y donde vivió hasta su muerte. “DOMINGO”
![]() Eusebio pasó a llamarse “Domingo”. No puede entenderse la guerrilla si no se analiza desde la clandestinidad, dice Manuel Pérez Cubero “El Rubio”. Y la clandestinidad es una nebulosa donde se confunden los destinos. No tenemos fotos ni testimonios de la vida de “Domingo” ni se conoce dónde reposan sus restos. Pese a que sus vecinos se subían a los olmos para detenerlo en cuanto apareciera, volvió a su pueblo en más de una ocasión. Dejemos que sea Rufino el que haga el relato:
El historiador Salvador Fernández Cava nos hace un posible recorrido de la vida de “Domingo” en la guerrilla. Hacia el mes de septiembre de 1947, estaría en el campamento escuela de Tormón, Teruel, en un curso sobre armamento y explosivos desarrollado por Francisco Corredor Serrano, el mítico “Pepito el Gafas”, uno de los más famosos y respetados guerrilleros, desaparecido camino de Francia. Desde allí se destinaron a varios guerrilleros de Teruel al 5º Sector, cuyo jefe era Pedro Merchán Vergara, “Paisano”, natural de Adamuz, Córdoba. La valía intelectual de “Domingo” le sirvió para que en pocos meses “Paisano” lo nombrara su segundo, sucediendo a Casto, “el Chato”, al que habían herido tras el asalto al campamento de Villarejo de la Peñuela. Allí murieron cuatro guerrilleros. El 28 de mayo de 1948, “Domingo” y Cesáreo Fuentes Ávila, “Olegario”, entraron en Cañizares. El Guerrillero, periódico editado en las Montañas Levantinas, por la AGLA, relataba la noticia: “Dos guerrilleros que marchaban en servicio especial, fueron interrogados en las cercanías de Cañizares (Cuenca) por un guardia civil, al que dispararon a boca jarro y murió en el acto”. Esta versión contrasta con los testimonios recogidos por los investigadores Puri Bartolomé y Manuel Martínez. El guardia había sido alertado de la presencia de un forastero. Lo localizó y le pidió la documentación, era “Olegario”, iba solo. Le dijo al guardia, “vosotros siempre estáis pidiendo la documentación”. Y al echarse mano a la cartera, el guardia vio la empuñadura de la pistola del guerrillero en la cintura y tuvo el acierto de quitársela, aunque no de matarlo, pues “Olegario” salió huyendo al grito de “¿“Domingo”, dónde te has metido que casi me matan de un disparo?”. Otras acciones guerrilleras realizadas en el 5º Sector y en las que “Domingo” podría haber estado inmerso, podemos encontrarlas en el órgano clandestino. Entre ellas: la entrada y mitin en Requena el 10 de diciembre de 1947, la voladura, un día después, del albergue falangista Laporta de Buñol y la resistencia a un asalto de la Guardia Civil. Nuestras fuerzas respondieron valerosamente y ante la tenaz resistencia y el nutrido fuego de nuestras armas automáticas, la Guardia Civil se retiró en desbandada. El 22 de abril de 1948, dos guardias fueron ajusticiados en Almodóvar del Pinar. La noticia causó enorme regocijo entre la población civil. Y en referencia a uno de ellos: se había ganado el odio de aquella contornada por sus malos tratos a la población y el terror que había impuesto. El 8 de julio, se produce un asalto a un coche de línea en el kilómetro 40 de la carretera Cuenca-Beteta. El Guardia Civil que viajaba con el pasaje, quiso repeler con su arma el asalto, muriendo en el intento. El 16 de septiembre, en otro control de carretera establecido por la guerrilla, se detienen a un teniente y a un cabo junto a dos agentes de la Fiscalía de tasas. Fueron fusilados a petición del pueblo allí reunido que los reconoció como responsables de un sin fin de robos, apaleamientos y muertes de compatriotas. Fernanda Romeu, autora de la excelente obra, La Agrupación Guerrillera de Levante, escribe sobre el periodo 1947-48: “En esta etapa la represión y el terror adquieren nueva virulencia y sus golpes se concretan en aniquilar el movimiento armado de la resistencia por medio de ofensivas de extraordinarias dimensiones”. A su vez, la guerrilla responde con contundencia. El Guerrillero, septiembre de 1948, recogía las conclusiones de la reunión político-militar de su Estado Mayor. Pasaban a una ofensiva general contra la Guardia Civil, los chivatos y delatores, los miembros de la Fiscalía de tasas y a trabajar por la organización de las masas y buscar alianzas con campesinos y obreros. El General Pizarro, gobernador civil de Teruel, había sido encargado de eliminar a la guerrilla. A ello sumó su empeño ordenando despoblamientos de los núcleos alejados, detenciones masivas, la utilización indiscriminada de la ley de fugas, la creación de las temidas contrapartidas o brigadillas, la prohibición de circular de noche, la obligación de los campesinos de llevar un salvoconducto para desplazarse a sus tierras, etc. Ricard Pérez Casado, diputado socialista, sostuvo en el Proyecto No de Ley de 27 de febrero de 2001 sobre Rehabilitación de los Combatientes Guerrilleros Antifranquistas: “La creación de un mando único unificado a las órdenes del general Pizarro, gobernador militar de Teruel, Albacete, Cuenca y Valencia, demuestra bien a las claras que se estaba ante un combate militar al que se respondía militarmente”. EPITAFIO
![]() Josep Sánchez Cervelló y Carles Llauradó, analizando documentos del Archivo de la Guardia Civil, sitúan la muerte de “Domingo” el 10 de diciembre de 1948, en una emboscada cerca del campamento del Mojón de los Tres Reinos, donde el AGLA tenía la emisora. Sin embargo, parece que tuvo su encuentro con la muerte en Fuertescusa, Cuenca. Un grupo de nueve guerrilleros entró en esa población buscando avituallamiento. “Domingo”, y posiblemente otro, estaban en casa del alcalde. Mientras se revisaba la casa, “Domingo” custodiaba a una joven, junto al hogar. Alguien había alertado al somatén. Según otro informe de la Guardia Civil el jefe local de la Falange le disparó con una escopeta. ![]() Una guerra que revirtió en la vida de los pueblos. Rojos, republicanos, desafectos, auxiliadores de bandoleros y malhechores frente a guardias, somatenistas, falangistas. Delatores, torturados, desaparecidos, viudas, viudos y huérfanos fueron su resultado. Bartolomé García Cañas murió en el año 1949. Ellos, que habían sido una familia solidaria, se vieron abandonados por todos. Rufino fue peón caminero, compartió mesa con aquellos que habían sido protagonistas de la represión y se mantuvo en silencio hasta hace unos años. Busca recuperar el honor de los suyos, de todos aquellos que creyeron entregarse a la causa justa. Era mucho enemigo aquel desafuero instaurado tras el 17 de julio. EPÍLOGO
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![]() ![]() ![]() Senderos de la Memoria. Las Rutas de la AGLA.SENDEROS DE LA MEMORIA. Publicado en Celan. Boletín de cultura núm. 7. Centro de Estudios Locales de Andorra. Primavera 2003. PEDRO PEINADO, FOTOGRAFÍA: JOSÉ MARÍA AZKÁRRAGA.
Los jóvenes desconocen las rutas de los abuelos y se pierden y confunden los nombres. Un camino es una frase abierta por la historia y andando cubrimos su lectura. Nada más hace falta una mirada curiosa para conocer a través del paisaje.
Entenderemos por Serranía, una comarca natural repartida entre el sur de Tarragona, Castellón, Teruel, el sur de Guadalajara, Cuenca y el interior de Valencia formarían el marco de actuación de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA). La Serranía, será entonces, el área geográfica y natural donde se desenvuelve el periodo iniciado tras la finalización de la guerra y acabaría en 1952. Estos viajes nos servirán para adentrarnos en la historia de la AGLA. La AGLA fue una organización dependiente del aparato comunista instalado tras los Pirineos. Esta dependencia orgánica obliga a mantener una comunicación regular entre la dirección guerrillera y la del PCE. Transmisiones de radio, la sintonización de la Pirenaica y los viajes periódicos de enlaces y delegaciones serán los medios utilizados. Se consolidarán redes de apoyo desde el Pirineo hasta
la Serranía. Los enlaces transmitirán órdenes y noticias entre los
diversos sectores y el Estado Mayor, y entre éste y el Buró Político
(BP). Dos vías se utilizarán para la infiltración desde 1944 hasta 1952.
A través de Cataluña y, la segunda, a través de Aragón.
“En la actualidad los grupos que vienen de Francia pasan por Cataluña y cruzan el río Ebro por puentes y barcas entre el trayecto comprendido entre Caspe y Tortosa y van a parar al 23 Sector situado en las inmediaciones de Lacenia, (Tarragona), aquí se proveen de comida para unos diez días que son los que tardarán en llegar al 17 Sector y pueden seguir dos direcciones: una por las inmediaciones de Morella (Castellón) a parar a Villafranca del Cid (Castellón) y por el barranco de Estrella de Mosqueruela (Teruel) siguen a Peñagolosa hasta Arañuela por el cerro Redondo y cruzando el río, bien por arriba o por abajo del pueblo citado.“
I - EL VIAJE DE JUAN DELICADO.
![]() En 1944, durante la invasión del Valle de Aran, diversos grupos de maquis quedan diseminados en el norte de Cataluña, Aragón y Navarra. Estas bolsas de guerrilleros se habrían visto atrapados por el dispositivo represivo y ante la disyuntiva de volver atrás, decidieron quedarse y avanzar sobre el terreno. Un grupo de hombres conducidos por Juan Delicado, llegaría hasta la Sierra de Javalambre donde se establecen y logran vertebrar la organización que germinaría en la futura AGLA.
II EL PRIMER VIAJE DE DOROTEO IBÁÑEZ.
![]() El PCE, antes de la muerte de Delicado, había enviado desde Francia a Doroteo Ibáñez. Doroteo iba a ser un personaje clave en el devenir de la AGLA y en el final de Delicado. “Antonio se enteró y encargó a Ibáñez de ajusticiarle. Se nombró a dos camaradas y lo hicieron el 17 de noviembre de 1946”
Natural de Azuara, Zaragoza, Ibáñez ocuparía, entre otros cargos, el de enlace general de la AGLA con el PCE y realizaría un total de seis viajes. En septiembre de 1945, Doroteo, al mando de cinco guerrilleros, parte de Francia y se establecen en la sierra de Santo Domingo, Huesca. Allí queda el grupo a la espera de que Ibáñez se entrevistara en Zaragoza con Ángel Fuertes Vidosa “Antonio”. La misión de Doroteo consistía en establecerse como responsable guerrillero en el Regional de Aragón. “Durante su estancia en Zaragoza se acordó que el camarada Ibáñez, pasase con su grupo a establecerse allí, a la Sierra de Javalambre (Teruel) como no tenían dinero ni comida, ni tampoco enlaces que conociesen el camino, acordaron que el camarada Ibáñez hiciese unas gestiones en su pueblo natal, tanto para la comida, como para lograr el guía que les pasase el Ebro”.
El grupo de Doroteo consigue pasar el Ebro y llegar a Azuara. Allí se abastecen de comida para cuatro días, los guerrilleros llegan exhaustos a Obón, Teruel, y se presentaron en casa del alcalde. Éste les dio cuatro kilos de pan y dos de salchichón. Días después los guerrilleros repiten la acción en Aguilar de Alfambra, Teruel, donde el alcalde les da 1.500 pesetas. Así, el día 2 de enero de 1946 llegaron a la Sierra de Javalambre. “(...)se valieron de Pedro que era de por allí. De esta forma un pastor les enseñó una cueva que nada más él conocía, muy bien camuflada, lugar donde instalaron la BASE”.
La AGLA se funda formalmente en agosto de 1946 en Cuevas del Regajo, Camarena de la Sierra, en la cueva que el pastor mostró a Doroteo. El nombre original fue el de Agrupación Guerrillera de Levante. Se organizan tres sectores, se escoge a un jefe para cada uno de ellos, se forma un estado mayor y se crea la Escuela Guerrillera. Serán los años de desarrollo con la creación del 23 Sector, cuya fase más violenta se centra en los años 1947 y 1948. A partir de ese momento la AGLA caerá en crisis. El recrudecimiento de la represión, extremadamente dura contra la población civil y las difíciles condiciones de vida en el monte son una continua prueba para la moral guerrillera. Perdidas las esperanzas de una invasión aliada, las deserciones se convierten en una sangría. La derrota se produjo en Cerro Moreno, Santa Cruz de Moya, Cuenca, el 7 de noviembre de 1949. III LA RUTA DEL CERRO MORENO.
![]() En 1949, una delegación de la AGLA visita Francia. El PCE, oídos los informes del interior, decide reforzar la dirección guerrillera y realizar un cambio de táctica. A los guerrilleros desplazados para entrevistarse con el BP, se unen nuevos refuerzos y se crean dos grupos para viajar hasta Cerro Moreno. El primero de ellos parte en marzo a través de la vía catalana. El viaje está repleto de dificultades y sufren un gran retraso tras enfrentarse con la Guardia Civil.
Durante el mes de octubre, se reúne en el Cerro Moreno la plana mayor. Entre los recién llegados está Miguel Soriano Muñoz “Andrés” nuevo responsable de la AGLA. Una vez acabado el encuentro, los jefes guerrilleros advierten a su nuevo jefe del peligro de permanecer en aquel lugar. En el Cerro Moreno queda la dirección y su escolta. El 7 de octubre tiene lugar el asalto donde participan un alto número de tropas de la guardia civil al mando del comandante José Vivancos. Caen doce guerrilleros y solo pudo salvar el cerco Francisco Bas Aguado “Pedro”. No hubo más que un herido leve entre las fuerzas gubernamentales. A los cuatro días de producirse el asalto, llegó el segundo grupo.
IV EL VIAJE DE GROS.
![]() La situación fue empeorando. En Francia, atribuían al desánimo las noticias que venían de las sierras españolas y apostaron por mantener el fuego guerrillero en la Serranía, pero éste no era más que un exhausto resplandor. En 1950, sale del puerto de Marsella un barco. Se detendrá frente a las playas de Alcanar. Desembarcarán siete hombres. Pese a que la voluntad de Josep Gros, exguerrillero en la URSS, es tomar la dirección de la AGLA, expresa de esta forma cuál era la misión de aquellos hombres:
Entran en contacto con el Sector 17 al mando de Manuel Pérez Cubero “Rubio”. Allí son llamados los diferentes jefes y miembros del estado mayor. Los guerrilleros se opusieron a aceptar el mando de Gros y de aquella reunión se nombró a "José María" nuevo jefe de la AGLA. “No se trataba de combatir, sino de informar. Debíamos ver, sobre el terreno, cómo estaba la Agrupación, cómo vivían sus hombres, cómo pensaban, qué dificultades tenían, por qué se morían - mejor dicho se mataban - tantos guerrilleros, por qué duraban tan poco los responsables del Partido, que iban siendo liquidados.” Quizás fuera esa la causa de la desaparición de Pepito el Gafas y de Bas Aguado, el único superviviente del Cerro Moreno, a los que Gros envió a Francia en compañía de Doroteo Ibáñez. A los cuatro días de producirse el asalto, llegó el segundo grupo.
V LA EVACUACIÓN.
![]() En 1952 ya está decidida la evacuación de los guerrilleros. El dispositivo tiene una gran complejidad por el número de personas a trasladar y las medidas de seguridad que ese trámite requería. Un grupo de guerrilleros iba a hacer el trayecto andando. Otro contingente utilizaría el ferrocarril. Adelino Pérez acude desde Francia a Cofrentes con una cámara de fotos y realiza los retratos para falsificar la documentación. El campamento escogido para la concentración
en Cortes de Pallàs es asaltado por la guardia civil, en el
encuentro muere el enlace que los tenía que conducir a Francia y
es detenido Es Florián García Velasco <a> Grande, jefe del 11 Sector, quién responde a nuestras preguntas en una entrevista realizada en Cofrentes (2001). ¿Cómo fue la evacuación? Nosotros recibimos la orden en 1952. Una parte de nosotros iba a ir en tren con documentación falsa, para no ir andando todo el tiempo, pero al producirse en Cofrentes el asalto al campamento y matar al guía que nos tenía que conducir y, también, que cayó herido el Manco de la Pesquera, y denunció todo el plan, entonces todos nosotros, no puedo asegurar cuantos éramos, creo que unos veinticinco, nos pusimos en marcha, que siempre la hicimos de noche, como es natural, y tardamos a llegar a Francia quince noches. Al no tener el guía, nosotros íbamos con brújula y eso nos costó más tiempo hacer el trayecto. Al llegar a los puertos de Beceite, sin guía, solo con la brújula, pues era muy difícil girar a derecha o a izquierdas para salvar aquel obstáculo y nos obligó a dar la vuelta, eso nos hizo perder tiempo. Pero eso posibilitó que no tuviéramos ningún encuentro con la guardia civil, porque nos estaban esperando por los lugares que creían podíamos pasan, que posiblemente hubiéramos pasado por alguno, y ya al ver que no pasábamos creyeron que ya no entraríamos. También los camaradas que nos esperaban en Francia, también estaban preocupados, porque pensaban que nos había ocurrido algo. Total que ya hicimos ese trayecto de quince noches sin tener ningún encuentro, hicimos las quinces noches muy bien y llegamos a Francia (...) cuando Franco pidió mi extradición, se hizo un juicio, y el gobierno de Francia consideró que yo no era un bandolero, que era un hombre político y me pusieron en libertad y después de eso pasé a vivir en Checoslovaquia. ¿Qué sentiste al cruzar la frontera y verte en Francia? Pues esa es una de las emociones que es muy difícil describir. Tú, suponte, que después de llevar tanto tiempo en España, sin querer salir de España, en el 52 y tener que marcharse, mira, cuando atravesamos y dijo el que conocía bien el terreno de los otros que estaban "Ya estamos en Francia" Me entró una cosa, una emoción. Una cosa que no os puedo explicar, no tengo palabras, es una de las emociones más grandes que yo he tenido, porque después de tantos años que tener que pasar otra vez a Francia. Fue el fin de la AGLA, pese a que el Sierra quedaron Francisco Serrano y Teresa Pla. Documentación utilizada:
BIBLIOGRAFÍA
![]() Autobiografía de José Manuel Montorio, “Chaval”.DATOS BIOGRÁFICOS. José Manuel MONTORIO GONZALVO. Otro texto del autor: Serranía de Cuenca.
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![]() En Praga, a 3 de febrero de 2004. ![]() Entrevista a Remedios Montero y Florián García.ENTREVISTA A FLORIÁN GARCÍA “GRANDE” Y REMEDIOS MONTERO “CELIA”. PEDRO PEINADO Y DOMINGO RUIZIV JORNADAS EL MAQUIS EN SANTA CRUZ DE MOYA. CRÓNICA RURAL DE LA GUERRILLA ESPAÑOLA. MEMORIA HISTÓRICA VIVA. Santa Cruz de Moya, 2, 3 y 4 de octubre de 2003. Dentro de nuestro proyecto Territorio Maquis, mantuvimos esta entrevista en Cofrentes con Florián García, Remedios Montero y Francisco Molina, hijo de La Madre. Primavera de 2002. Pedro Peinado ¿Cuándo entras en contacto con la Madre? Florián: El primer contacto lo tuvimos a mediados 1946. Fruto de una ampliación del territorio dónde operábamos. Si no me falla la memoria, sería en ese año cuando conocimos al dueño de la casa que era ganadero. Nos presentamos, le dijimos quiénes éramos y desde ese momento tuvimos en esa familia uno de nuestros mejores puntos de apoyo. Todo lo que ellos podían hacer en apoyo nuestro. Francisco Molina: Sabías que mi padre llevaba ovejas y un día le salisteis por la montaña y les pedisteis comida y le dijisteis quiénes erais. Entonces mi padre os propuso solucionar ese problema, el de la comida. En mi casa había unas trescientas cabezas de cabras que estaban en la montaña y mis hermanos llevaban el atajo. A mi no me gustaba el ganado, yo era de los que me gustaba llevar el par de los machos. Recuerda que cuando se nos murió un macho, vosotros apoyasteis a mi padre para comprar el macho. Estando "El Chaval", a mi prima, la de mi tía Julia, le ayudasteis a que se operara del pie. Y eso lo hicisteis quizás al ver la buena intención y la bondad de mis padres. Esa confianza no se puede olvidar. ¿Es cierto que vosotros les ayudasteis económicamente? Florián: Siempre que fue necesario y estuvo en nuestra mano, ayudábamos a los puntos de apoyo que sufrían necesidades. No olvides que nosotros, hubo un momento que no andábamos bien de dinero, pero dimos un golpe al tren cerca de Teruel y recogimos una cantidad respetable de dinero que utilizamos para ayudar los campesinos que lo necesitaban y a nuestros camaradas de Valencia y otros sitios donde desarrollaban tareas políticas. ¿Cuál era el destino de los golpes económicos o como también solías llamar "recuperaciones"? ¿Cómo repartisteis el dinero después del asalto al tren en la estación de Caudé? Florián: Parte del dinero se dio a las organizaciones que nos apoyaban. El que más lo hacía era el Partido Comunista, entonces parte de ese dinero lo dimos para la organización del partido y para todos los que trabajaban en la clandestinidad contra Franco. El resto, nos lo quedamos para comprar las cosas, o como decía antes, si había un punto de apoyo que tuviera una gran necesidad, nosotros les ayudábamos. ¿Remedios, cómo era la vida de una mujer en los campamentos guerrilleros? Remedios: En los campamentos guerrilleros era muy difícil, lo mismo en los campamentos que en todas las marchas de guerrillas, claro, no podías hacer nada. No podías cambiarte, lavarte, no podías, nada más que de uvas a peras, cuando había un río cerca ir y lavar la ropa y lavarte. Pero dentro de lo difícil que era, nosotras nos manteníamos muy bien y estábamos contentas pues era menos difícil que estar en la guerrilla del pueblo. En el pueblo estabas siempre pendiente de la guardia civil y no podías defenderte con nada. En cambio aquí, estabas con ellos y tenías un arma, y siempre tenías una ayuda para poder sobrevivir. Por otra parte, la vida en el campamento era estudio. Te levantabas y después de desayunar lo que teníamos, lo que podíamos, te ponías a estudiar. La mayoría de nosotros sabíamos muy poco, cuanto leer o escribir, entonces había gente muy capacitada que nos daban clases. Lo empleábamos en capacitarnos, en adquirir cultura y políticamente. Había reuniones, participábamos en todas las reuniones, si había que tomar decisiones, las tomábamos todos en conjunto. En fin no había ninguna, ninguna discriminación. Es una cosa que lo mismo éramos nosotras que eran ellos, nada de decir las chicas, éramos camaradas todos y así se hacía en el campamento. No podíamos hacer muchas actividades porqué claro en un campamento teníamos que estar quietas y no hacer muchos ruidos y tener siempre mucho cuidado. Siempre había guardia alrededor. Lo que no hacíamos era ir a suministrar. Era llevar mucho peso e ir muy lejos y cosas de esas. Decir que lo recuerdo con mucho cariño a pesar del sufrimiento, recuerdo con mucho cariño esa época porqué es donde aprendí a saber que una mujer era igual que un hombre, que nos trataban igual y que podíamos desempeñar el mismo papel. Es donde me conciencié que éramos iguales. ¿Cuándo te incorporaste a las Guerrillas? Reme: En guerrillas en 1949. Me incorporé porqué me descubrió la guardia civil después de haber estado durante dos o tres años haciendo de punto de apoyo. Se trataba de ir a la cárcel o subirme al monte, con lo que me subí al monte. Estuve dos años con ellos en el monte. ¿Háblanos de la Madre? Reme: En los primeros meses, después de mi incorporación, oí hablar mucho de la Madre y la Madre, y tenía unas ganas enormes de conocerla. Con el tiempo, vinimos por estos parajes, cerca de Cofrentes, y la primera oportunidad que tuvimos de bajar a su casa, fue cuando conocí a la Madre. Me causó una impresión inmejorable, porque era una mujer pequeñita, pero todo lo que tenía de pequeña, lo tenía de buena, de buena voluntad, de maravillosa, no sabía qué hacer con nosotros, incluso cuando yo salí de allí para Francia, estuve en su casa, me tintaron el pelo, para ir disfrazada y que no me conocieran, en fin, hemos tenido con ella unas relaciones muy buenas. No la volví a ver hasta que me metieron en la cárcel. Ella estaba en la cárcel porqué la habían descubierto ya que en su casa teníamos a una hermana de Esperanza, una chica joven que la sacaron del monte para que estuviera allí. Y la tuvieron un año o medio año. Cuando ya se descubrió todo, los metieron a la cárcel y en ella nos encontramos. En la Cárcel, era igual de animosa, igual de cariñosa, en fin, yo, igual que todos, la queríamos muchísimo. ¿Cómo se puede concebir que personas sin apenas conciencia política, cuando aparecen los guerrilleros cerca de donde viven y trabajan, sean solidarios con ellos? Reme: Se comprende porqué es gente de izquierdas también, porqué a pesar de todos lo que dicen de nosotros, nos conoce, y al conocernos nosotros les decimos quienes somos, lo que queremos, por lo que estamos luchando y claro, ellos, no cabe dudad que están de acuerdo, bien porque es gente de izquierdas, no es gente franquista y se da cuenta de que necesitamos ayuda. Gente de esta buena, pues hemos tenido muchísima. Florián: Añadiendo a lo que ha dicho Remedios, los campesinos, aunque políticamente no estaban preparados, no olvidaban lo que había sido la República. La República les había dado la tierra y cuando llegó Franco, les quitaron todas las tierras, así que la mayor parte de los campesinos, aunque no entendieran mucho de política, se acordaban de la República y eran partidarios nuestros, porqué sabían que nuestra lucha era continuación de la lucha que habíamos tenido defendiendo la República contra los traidores militares. Y eso era fundamental, y quería señalarlo para que eso se tenga en cuenta porqué algunas veces no se comprende. ¿Cuáles eran las labores principales que desarrollaba un enlace? Florián: Había varios tipos de enlace. El enlace de los pueblos, que venía a suministrarnos, que era el trabajo que realizaban Reme y Soledad en su pueblo y muchas mujeres ya que tenían más facilidades ya que el enemigo sospechara menos de ellas. Y luego teníamos los que enlazaban de grupo a grupo y esos tenían la misión de conducirnos, eran los que nos orientaban y en general eran nombradas entre las personas que conocían bien el terreno y nos guiaban y tal. Una cosa que ya conocéis, es que nosotros utilizábamos siempre las estafetas que se llamaban. Se ponía un papel debajo de una piedra, en un pino, ya de acuerdo, y allí se ponía si había novedad. Igual si íbamos a una casa de un punto de apoyo, como si íbamos a un campamento de otro grupo. Antes de entrar o antes de llamar a la puerta de un punto de apoyo, teníamos que mirar que había, si había novedad o no, comprendes, y eso era lo que hacían este tipo de enlaces. Luego teníamos un enlace con Francia y todos los meses hacía un viaje a Francia con la que manteníamos un contacto regular. ¿Las notas que dejabais en las estafetas estaban en clave? Florián: No en general poníamos: no hay novedad, hay novedad. Algunas veces podía ocurrir, pero lo que interesaba era saber si había guardia civil, si había peligro o no había peligro. Luego, ya casi al final, como ellos aprendieron mucho, les decíamos al punto de apoyo, que dejara, además, una ventana abierta o cerrada, si venían o se iban, es decir dependiendo de cómo tuviera la ventana conocíamos si había peligro o no. Había que ir afinando porque ellos aprendieron mucho, sobre todo al final, cuando se constituyeron las contrapartidas, que hacían vida en el monte, eran grupos de ocho o más hombres y dormían en el monte y se presentaban como si fuéramos nosotros. Hubo un momento en el que hubo de decir a los puntos de apoyo que denunciaran a los que se les presentaran como guerrilleros si no había entre ellos algún conocido, para evitar que los llevaran a la cárcel. ¿Qué ventajas tenía ser mujer para realizar el trabajo de enlace? Reme: Tenía bastante ventaja, tú sabes que las mujeres hemos estado discriminadas, siempre. La mujer no ha hecho nada, la mujer para casa. El hombre era el que tenía que hacer el trabajo de todo, y claro, nosotras, en aquella época, lo mismo Esperanza que yo, éramos dos crías que teníamos de dieciséis a dieciocho años y nadie se iba a pensar que nosotras íbamos a meternos a esa faena. Y nos vino muy bien. Entonces, Esperanza venía desde, Atalaya, una aldea que estaba a una hora del pueblo, Morte. Unas veces, venía con una borrica que tenía, otras veces, nos íbamos con un caballito blanco que yo tenía, y nos íbamos a Cuenca porque en los pueblos no se podía comprar, eran pueblos pequeños, nos conocía todo el mundo, todo el mundo nos señalaba como que éramos rojos, rojos, rojos, así todo el mundo nos tenía vigilados al completo. No había mucho dinero, así que si tu ibas y comprabas más de la cuenta era muy visto y era muy peligroso. Entonces nos íbamos a Cuenca por la mañana, comprábamos en diferentes sitios y nos volvíamos. Había veces que hasta eso era muy difícil porqué en el camino había parejas de guardias civiles, y había veces que no te miraban, pero si miraban y nos veían que llevo esto o llevo lo otro, se iban a mosquear y que les íbamos a decir. Recuerdo que una de las veces nos encontramos a una pareja de la Guardia Civil y nos paró. ¿De donde venís? De Cuenca ¿Y qué lleváis? Y yo así en un plan de chunga le digo: Qué llevamos, pues bombas, qué se cree usted que llevo, bombas. Y aquel se echó a reír. Mírelas, mírelas, a ver si le estalla alguna, pero todo en guasa y como era una cría, a aquel le dio por reír: Va, Va, iros, iros. Cuando volvíamos de Cuenca, cerca de mi casa, a las afueras, tenía un pajar y allí descargábamos la comida y lo que les llevábamos. Que no había peligro, nosotras les dejábamos en la estafeta el aviso y bajaban ellos al pajar a recogerlo. Si por casualidad había guardia civil o algún peligro, éramos nosotras, cuando ya había pasado, que a la madrugada nos acercábamos a lo más próximo de los pinos y les llevábamos la comida. Era muy difícil la vida del punto de apoyo y con la contrapartida, más aún. Iban disfrazados, te tocaban en las ventanas, se hacían pasar por guerrilleros y no sabías que hacer. Nosotros como estábamos avisados no les hacíamos ni caso, pero llegó un momento que nos descubrieron. Al día siguiente de venirnos al monte, la guardia civil se presentó en nuestra casa para detenernos. ¿Cuándo te vas al monte, tu padre ya se había incorporado a la guerrilla? Reme: No. Nos incorporamos mi padre, mi hermano de 16 años y yo. Mi madre ya había muerto. A mi padre lo mataron a los cuatro o cinco meses, a mi hermano, al poco tiempo y solo quedé yo. Estuve con Esperanza, porque a sus dos hermanas las sacaron fuera. A una, a la casa de la Madre y a la otra a casa de otros camaradas. Pero a mí me mandaron a Villalonga, un pueblo cerca de Valencia, porque querían reorganizar el partido. Estuve cuatro o cinco meses allí, pero también me descubrió la guardia civil. Tuve la mala sombra de que coincidió que un guardia civil era natural del lugar de nacimiento del que yo llevaba en la documentación. Volví al monte a través de los puntos de apoyo que tenía. En Utiel me escondieron y dieron aviso de que vinieran a por mí. Estuvimos cinco meses, pero cuando se iba a deshacer la guerrilla nos enviaron a Francia a Esperanza y a mí, con el fin de que hiciéramos de enlaces para llevarnos a gente del monte. Tuve tan mala sombra que en el primer viaje que hice, al salir, venían camaradas conmigo para pasarme y al salir de Francia, en la frontera hubo un revuelo de gendarmes muy grande y cogieron a uno. El partido mandó a Esperanza, como era la única que me conocía, para que me dijera que cambiáramos de frontera, pero el que venía con ella era un traidor, y al pasar a España la entregó a ella y delató nuestro camino. En Salamanca había recogido a tres camaradas e iniciamos el camino de vuelta, pero al llegar a Burgos estaba todo rodeado y la Guardia Civil nos detuvo y a la cárcel. ¿Cómo recibiste la noticia de la muerte de tu padre y de tu hermano? Reme: Muy mal. La recibí muy mal, porque mira, si hubiera sido en una batalla, que dices bueno tienes un tiroteo y en una batalla mueres y eso, pues me hubiera conformado más. Pero, al ser de una manera tan tonta, que fue porque no tuvieron cuidado, que fue porque el que al frente de él, que era el Manco de la Pesquera, en vez de hacer frente los abandonó y se fue y cada uno tuvo que ir por su sitio, pues me dolió más, porque dije, claro, podían haberse salvado. Y con mi hermano pasó igual. Fue por no hacer caso de los que les dijeron y fue por un imprudencia. Cuando tu sabes que caes luchando, te das más ánimos, pero cuando caes por una imprudencia, es normal que te rebeles y digas, pero bueno y esto por qué. Tengo que deciros también que mataron al primer hermano que se fue a guerrillas en Cuenca. Fue allí a hacer un servicio y tenían que ir a la plaza Mayor, cuando llegaron, había habido un chivatazo, los habían rodeado y allí los mataron. ¿Cuáles eran las dificultades con las que se encontraba un jefe guerrillero? Florián: Las dificultades con las que se encontraba un jefe guerrillero eran muchas. En principio, los primeros grupos guerrilleros, parte de ellos, políticamente no estaban muy bien preparados. Y había que convencerlos, por ejemplo, os voy a contar un caso curioso, cuando nosotros nos incorporamos, que a mí me recomendaron eso, que políticamente había que ayudarlos, planteamos que si nos encontrábamos con la guardia civil, había que darla el alto. Y el grupo aquel de guerrilleros se me echaron a reír a carcajada limpia. ¿Tú que sabes de esto? ¿Cómo le vamos a dar el alto a la Guardia Civil? Pues naturalmente. Tu apuntas con tus fusiles a la guardia civil y le das el alto, y si la guardia civil intenta utilizar las armas, disparas tu. ¿Pero cómo vamos a hacer como ellos, dispararnos sin dar el alto a nadie? Y eso nos costó un trabajo enorme, pero, poco a poco, fuimos convenciendo de lo que había que hacer. Hacíamos muchas reuniones, siempre que íbamos de marcha, al otro día, hacíamos la reunión con los defectos que se habían producido. Cuando había operaciones igual. Se repasaban las faltas que habíamos cometido y cómo se podía hacer mejor. Y eso era una cosa diaria, no se hacía ninguna marcha ni operación que no hubiera reunión. A parte, había las reuniones políticas. Nosotros recibíamos materiales de Francia, no nos faltaba material y entonces teníamos en cuenta eso. Luego también comunicábamos con Radio España Independiente que nos informaba de los movimientos de la guardia civil, de la existencia de chivatos, etc. Nosotros teníamos una emisora para enviar mensajes. Luego hubo chicos, pastores, y gentes que se habían visto en peligro y se incorporaban a la guerrilla, pero no tenían ni idea. Había que prepararlos, enseñarles a leer y a escribir. En la Escuela de la Agrupación no tan solo se hablaba de explosivos y de armas, además se enseñaba cultura general. Había que tener mucha paciencia y saber tratar a cada persona. Teníamos un chico que era de Valencia, que era músico y tenía mucha gracia y cuando hacíamos una reunión, el siempre veía que había dos o tres guerrilleros que nunca hablaban y les preguntaba ¿tienes novia? A ver, ¿cuéntanos como te va con la novieta y entonces el otro hablaba y hablaba y así se soltaban. Empezaban a hablar de la novia y luego ya intervenían en todo, cuando hablábamos de un artículo de un periódico. Por ejemplo, cuando Tito, vosotros sabéis que hubo una campaña de que era un traidor, pues bueno, cuando nosotros recibimos el informe aquel, en el que decía que era un traidor y estaba con el enemigo, uno de los hombres de mi sector, que yo le llamaba "mi jefe de estado mayor" porque era de Titaguas (Valencia) que luego he tenido, cuando murió, la oportunidad de participar en su homenaje, era un hombre de un gran sentido común y con conocimiento del terreno tremendo. Cuando estábamos hablando de esto, el hombre, que me tenía una confianza enorme si no quizás no se hubiera atrevido a decir: "Mirar camaradas, creo que Tito pueda haber cometido errores, pero no me creo que Tito sea un traidor, no me lo creo". Y yo apoyé su opinión. Vamos que los guerrilleros no hicimos caso del informe que nos mandaban y punto. ¿Cómo funcionaba la distribución de "El Guerrillero", el órgano de prensa de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón? Florián: Nosotros hacíamos un número al mes. Se tiraba en el monte, aún debemos tener material del que se necesitaba para editarlo, a saber dónde. Era muy difícil, lo distribuíamos a través de nuestros puntos de apoyo. Si mal no recuerdo se organizaron las rutas democráticas, en diferentes lugares, que no conseguimos muchos triunfos en eso, pero por ese medio hacíamos la distribución de El Guerrillero, que editábamos. ¿La infraestructura para editar la teníais en el Monte o contabais con apoyo en Valencia o cualquier otro lugar? Florián: Teníamos contactos con Valencia, pero lo fundamental lo hacíamos nosotros en el monte, porque precisamente uno de los jefes de la agrupación, que era de Buñol, que lo fusilaron, cayó, en parte, porque se iba con frecuencia a Valencia y cogió tal confianza que un día lo detuvieron y lo fusilaron, su nombre era "Andrés". En nuestra lucha era muy difícil, se tenían que tomar una serie de medidas que eran necesarias, imprescindibles, por ejemplo, no dormir nunca en una casa, no meterte en una cueva, comprendes, no tener amistades, por ejemplo tener novia o visitar a la novia, no enviar nunca una carta, porque eso comprometía, era una cosa muy dura y alguno de los guerrilleros que cayeron, hay que decir, que alguno de los camaradas cayeron por no observar, por salirse de las normas que había que seguir, o sea que era muy difícil. ¿Cómo sancionabais las indisciplinas o el no respeto de las normas? Florián: Había que convencerlos que era por su propia seguridad, porque otro medio no teníamos. No teníamos una cárcel y le condenamos a ..., comprendes. Así que nada, sino era un traidor, porque claro, si era un traidor, pues claro, se le colgaba de un pino, pero si no era un traidor, los medios con los que contábamos era el convencimiento. ¿Qué sensaciones tuvisteis cuando os visteis obligados a ejecutar a alguno de vuestros compañeros porque se consideraba que era un traidor? Florián: Pues fatal, fatal, recuerdo que solamente vi una vez, que Pepito el Gafas y los que se reunieron, porque se organizó como un tribunal y lo condenaron y para mi fatal. Desde luego, sobre ese aspecto siempre estaba en desacuerdo cuando había que votar, pero no había otra solución en ese aspecto. Reme: Una cosa que se castigaba, que a mí me hacia mucha gracia, es que si era una falta leve, había que ir a por agua al río y cada vez iba uno, pues al que se le castigaba tenía que ir toda la semana a suministrar y siempre acompañado por otro. ¿De todas formas era una tarea que entrañaba peligro ir a por agua? Florián ríe. Remedios: Ya lo creo, a más de uno nos han matado por ir a por agua. ¿Cuál es el papel que aldeas, como Las Casas del Marqués, Higueruelas o los rentos de Orchova, tuvieron en vuestra vida en el monte? Florián: Fundamentales. Los puntos de apoyo fueron para nosotros fundamentales, sin los puntos de apoyo no hubiéramos podido existir, eran los que nos suministraban, comprendes, y sin ellos no hubiera habido forma de sobrevivir. Siempre los movimientos estos, siempre pueden resistir si tienen la ayuda de los puntos de apoyo, sino no podrían resistir. Por eso cuando cambio el panorama, a partir del 48, cuando todas las democracias han reconocido a Franco, creció la moral de la guardia civil y de los fascistas y la cosa se hizo mucho más difícil. Pero para los puntos de apoyo se puso mucho peor. Tenían el peligro de que les venía la guardia civil, que venían los guerrilleros, que se presentaba guardia civil que no era guardia civil que eran guerrilleros y se presentaban guardias civiles que no iban vestidos de guardias civiles y que decían que eran guerrilleros. Recuerdo que un día venían los camaradas indignados porque un campesino les había dicho que qué hacíamos allí, porqué no nos marchábamos ya, y venían todos indignados. Era en el 48. y los camaradas se quedaron sorprendidos cuando les dije: "Y ese campesino lleva razón" La situación se había puesto de tal manera... en los movimientos guerrilleros es fundamental contar con puntos de apoyo. ¿Es cierto que en poblaciones como Higueruelas, Las Casas del Marqués habíais llegado a celebrar el día de la República y bajabais a bailar y a confraternizar con los pobladores? Florián: No solamente el día de la república, el día de navidad, poníamos las guardias y los enviábamos a bailar. Y anda que la aldea del Marqués y eso, había de cada chavala por allí que bailaban como dios y a mi que siempre me ha gustado el baile y que he tenido poco tiempo, pues aprovechábamos la noches. Poníamos la guardia y ya está. Por ejemplo, hay en la Aldea del Marqués y en eso, en Tormón, ha habido varios y en otros pueblos que no recuerdo habíamos bajado al baile. En casa de la Madre no había para eso, pero también pasábamos por las casas. Yo conocía muchos chistes, cuando los campesinos, a lo mejor, si los veía algo nerviosos cuando nos encontraban les contaba los chistes. Y al despedirnos, nos decían, no tengan prisa, no tengan prisa. Cuando le contábamos los chistes, ya no tenía prisa en que nos marcháramos. La Guardia Civil decía: "Este hijo de Satanás de Grande, que encima nos entretiene a los campesinos con chistes y están encantados con él". ¿A pesar de esos contactos con la población, nunca pernoctabais en las aldeas? Florián: La orden era que no se podía dormir, nunca, nunca, en una casa. Había que estar una hora o había que estar dos, pero luego había que marcharse. Siempre había que dormir bajo una tienda de campaña, tampoco en una casa aislada, siempre en una tienda de campaña, y sabes por qué, la razón es muy sencilla. La tienda de campaña en un momento de precipitación o asalto de la guardia civil, de una patada la tirabas y salías, y se te metías, que hubo algunos amigos que cometieron ese error, meterse en una cueva, pues claro, cercaban eso y quién salía de allí. La mayoría de las veces, si se salvaba alguno era por cabra. Sin embargo, la tienda de campaña, como esas de las que van de campo y tal, eran la que utilizábamos nosotros. ¿Los componentes de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón, eran todos comunistas? Florián: No, había de todos. Lo que pasa es una cosa, el Partido Comunista fue el que organizó, en general, las agrupaciones, después de los que se habían incorporado ya cuando estaban en peligro sus vidas, pero a pesar de que el Partido Socialista no estaba de acuerdo con las guerrillas, había socialistas. Los de la CNT si que había más y algunos iban por su cuenta o eran grupos diferentes, pero en nuestro sector también ocurría. Recuerdo de dos de la CNT que eran jefes de grupo y que los mataron a los dos, que eran unos combatientes buenísimos y disciplinados, pese a que siempre se ha achacado a los anarquistas su falta de disciplina como un defecto. Y yo les recordaba, pues claro vosotros sois muy jóvenes, durante la Guerra Civil, en la lucha, Durruti que era uno de los dirigentes más prestigiosos de la CNT, cuando la defensa de Madrid le hicieron unas preguntas y él dijo: "Nosotros renunciamos a todo menos a la victoria" y ya sabéis a Durruti lo mataron, no lo sabemos quién lo mató, comprendes, y claro muchos de ellos, es eso, para luchar contra unas fuerzas hay que tener disciplina y utilizar todos los medios y no puede cada uno irse por su cuenta y decir "a mi no me manda nadie", comprendes. Así que había de todos, pero quién lo había organizado era el Partido Comunista y, oficialmente fue eso, porqué el partido Socialista no fue partidario. ¿Es cierto que se recibían órdenes de pasar a Francia a algunos miembros de la Agrupación por desavenencias políticas? Florián: Que yo conozca no. Por diferencia políticas no. Podía haber, por ejemplo, incluso yo he llegado a facilitar a un hombre que tenía mucho miedo y pasó a Francia y era un hombre que había sido en la capital un hombre decidido, llevando cosas, pero sin embargo cuando oía un tiro se descomponía. ¿De que compañeros me podrías hablar? Florián: "El Cojonudo" que era mi enlace, que era un tío fantástico, que era un hombre que luego mira, no se incorporó. Acompañó a una chica a Valencia y era un chico del que se enamoraban todas las mujeres de él. Estuvo unos quinces días sin subir, y luego le dio miedo subir y le mataron, pero se defendió como lo que era, él era un hombre. Si os cuento algunas cosas de él. Sabéis que nosotros no podíamos pasar por los puentes, había que atravesar el río. Y sabes tú en el invierno. Cuando íbamos solos me decía: "Grande ¿morimos en caliente? "Lo que tú digas" Y entonces él se ponía delante, metralleta así, en mano y yo detrás y pasábamos el puente, pero era cuando íbamos solos, cuanto que íbamos con el grupo había que mojarse. Con la estatura que tengo yo, me llegaba a veces el agua hasta el ombligo. El Turia lo tengo yo atravesado. ¿Qué nos puedes decir de Pepito el Gafas? Florián: Ese era uno de los hombres mejor capacitados que teníamos, en todos los terrenos. En lo cultural, os diré, que cuando estuvimos en el campo de Albatera, él daba clases de matemáticas a todos los profesores e intelectuales que había allí. Él estaba estudiando la carrera de Ingeniero en puertos y canales, que se dice. El tío en matemáticas era fenomenal y luego tenía una serenidad tremenda y una puntería, en Valencia le tenían miedo, os contaré que estando en Valencia él, que primero dirigió los grupos de la capital, ya le buscaban. Y un día que iba hacía donde vivía, vio a una pareja y se dio cuenta que eran policías, y en vez de salir corriendo y tal, sacó la pistola y haciendo así (girando la pistola sobre el índice) pasó por la cera del frente de ellos y la policía, ni moverse, porque sabían de su habilidad con las armas. Estábamos en Madrid en una misma casa y había un armario de luna y él hacía como en las películas del oeste, (y lo imita) Era un tío fenomenal. ¿Y "El Chaval"? Florián: Era un chico muy valiente. Que Chaval era de la CNT, aunque luego creo que al final se apuntó al partido. Vive, que no he podido tener contacto con él, pero estaba en Checoslovaquia con nosotros y ahora parece ser que vive en Alemania. Por eso, ahora, cuando lo llamo por teléfono, pero ese vive, era uno de lo más jóvenes. Era un hombre que cuando íbamos de marcha y alguno de los guerrilleros se cansaba o le dolía eso y no podían con el macuto. Él les decía: "Dame ese macuto" Y se cargaba un saco de cincuenta kilos de patatas, "pues me tenía que traer esto". ¿Tu "jefe del estado mayor"? Florián: Francisco que le llamábamos, él en realidad se llamaba Emilio, hacía de todo, hacía de cocinero, era un hombre magnífico. Cuando se murió, fui a Titaguas para hablar de él y todo el pueblo acudió al entierro, todo el pueblo. ¿Pedro Alcorisa "Matías"? Florián: Era un enlace y un guía estupendo, como es del terreno y Matías siempre ha estado con nosotros. Mira conoce un hecho que yo me salvé por tablas, no sé por qué. En un pueblo de estos, no sé si Sinarcas o Taluyuelas, había un alcalde que queríamos hablar con él y venía conmigo Matías y dos o tres más. Era julio o agosto y yo íba con el mono y la pistola la llevaba guardada, cuando vimos al alcalde con los prismáticos, me dice Matías, "pero va otro detrás". "¿Y no lo conoces?" "No lo conozco". "Pues vamos a ver". Con que nada, cuando el alcalde ya llega a la altura donde nosotros estábamos, en un barranco, salí, cogí el ramal de la mula del alcalde y le doy los buenos días, y cojo y veo que el de atrás se pone blanco como la cera, yo un poquito mosca me retiré y oigo "bang, bang, bang, bang " me disparó todo el cargador. El primer tiro, se conoce que al saber quién era yo, pues no me tocó, el segundo, ya verás, pegaba unos saltos de gamo. Una vez que disparó el primer tiro salí arreando, luego ellos salieron corriendo mulo y todo, saqué la pistola y empecé a disparar, pero ya iban a galope, así que nada, fíjate cómo había sido que cuando regresábamos, Matías me decía: "pero si te tienen que haber dado". Ni me tocaron. Y sabes que decían los compañeros, "no te ha querido dar". Sabes lo que pasó, él sabía quién era yo, comprendes, y cuando te dan fama de una cosa, "El Grande", y el tío no sé si cerraría los ojos cuando me disparó el primer tiro, y no me tocó, y ahí si que no había duda de la distancia, yo agarrado al ramal del mulo y él encima del mulo. Esa es una de las cosas que recuerdo con Matías y bueno él fue mi enlace todo el tiempo y él hacia el contacto entre grupos y ha hecho un trabajo en guerrillas de lo mejor. ¿Cómo vive Matías la muerte de su padre? Florián: Pues no lo recuerdo, han pasado tantos años, que ya no recordaba que su padre había muerto estando él en guerrillas. Ahora cuando me lo dices lo recuerdo. ¿Julián Ramos "El Parra", "Frasquito"? Florián: Era un hombre muy disciplinado, fuerte, hacía muy bien su trabajo, era un buen guerrillero. No sé cómo ocurrió lo de su muerte, porqué no estaba. Yo no estaba siempre con el mismo grupo. Cuando regresé de un viaje que había hecho, nosotros teníamos seis o siete grupos en el sector y yo tenía que hacer el recorrido para verlos a unos y a otros, y en un viaje de estos me dijeron que había muerto y era , muy correcto y se portaba muy bien. ¿Llegaste a conocer a un delator de la guardia civil que llamaban el Diablo de Corcolilla? Florián: No lo recuerdo. Recuerdo que hubo un traidor que venía de Valencia, pues a "ese" se cometió la imprudencia de que cuando vino a hablar con nosotros, era ya en el 48, hubo quien dijo "este es un traidor" y los que estábamos allí reunidos, particularmente el secretario de la Agrupación, dijo, "vamos a dejar eso" y luego ya no se le volvió a ver. Había denunciado a varios campamentos. ¿Qué opinas del cambio de táctica que quería convertir a La Agrupación Guerrillera en Comité de Resistencia? Florián: El cambio de táctica era comprensible. Dejamos de ser la Agrupación Guerrillera y dejamos de efectuar golpes, para pasar a los Comités de resistencia. La mayoría de los que acudieron desde Francia al Cerro Moreno, se constituyeron en el Comité Regional y a mí me nombraron responsable de agitación y propaganda. Ese cambio, a mi juicio, y luego se ha reconocido, lo que se tenía que haber hecho no es cambiar de táctica si no habernos retirado, pues en el 48 la cosa estaba imposible. ¿Qué sucedió en El Cerro Moreno? Florián: En el asalto al campamento de Santa Cruz de Moya, fue una cosa imperdonable, porqué ellos, los que estaban allí, particularmente el secretario y los que tenían más responsabilidad, fueron los responsables de que sucediera el asalto, porque nosotros cuando salimos hacia Cofrentes, aquí, donde estamos ahora, les dijimos el "Chaval" y yo: "Hay que marcharse de aquí mañana mismo, hay muchos rastros y tenemos noticias que ya andan por ahí y se rumorea que se conoce nuestro sitio, así que debéis retiraros". El Secretario General que venía me dijo: "Con esta potencia de fuego que tenemos aquí". Y le dije: "No olvides que igual no te da tiempo a coger la metralleta, así que hacernos el favor de iros". Y cuando llegamos a Cofrentes, y estuvimos por aquí unos días, pues a los tres o cuatro días, nos dijeron que habían asaltado el campamento de cerro Moreno. Y fue por eso, no pudieron ni defenderse, y de los trece murieron doce, que es algo tremendo porqué todo el tiempo que hemos estado en guerrillas lo máximo que hemos tenido, y mira que hemos tenido muchos asaltos a campamentos, es un muerto. Y fíjate en la catástrofe, eso fue una cosa tremenda, yo me quedé, cuando ocurrió eso, fue una cosa de miedo, vamos, fue un golpe tremendo, porqué ahí quedamos un tal José María, que le llamábamos, que había sido nombrado para la nueva dirección y yo que era de propaganda. Dos o tres quedamos de dirección la agrupación. Francisco Molina: El manco de la Pesquera y nueve o diez guerrilleros y ahí fue donde le pegaron un tiro en la pierna. Hay se rodeo al menos de quince guardias y esos quince guardias le estaban apuntando y él les dijo: "pensar lo que queráis, pero por muy rápidos que seáis tengo una granada en la mano, así que si la tiro morís y yo también muero, esas fueron frases escritas por uno de los jefes de los guardias. Que vinieron aquí y yo les sentí que lo contaban. Y de allí se lo llevaron a San Miguel de los Reyes y mi padre, desde la Modelo lo enviaron a San Miguel de los Reyes y estuvo con el Manco de la Pesquera, estuvo muy poco tiempo, pero una noche se movió algo entre los encarcelados y sacaron al Manco de la Pesquera al patio y a un pelotón, y lo fusilaron y todos los que estaban en la cárcel por causa de las guerrillas Levante, mi padre y Jaime, que también estaban... ¿Tú no sé si sabes - Florián pregunta a Francisco Molina- que el Manco de la Pesquera nos traicionó y contó todo lo que había? Os traicionó, hizo lo que hizo, pero estas cosas yo no las sabía, pero que hay, en eso, murieron dos guerrilleros y los enterraron en Castiblanque. Reme: Lo único que tenía que haber hecho y no dicho, era haberla soltado y haberlos matado, ya que él sabía que lo iban a matar. Si él sabe que lo van a matar ¿por qué se deja detener? Porqué fue un cobarde en ese sentido. Si traicionó a sus mismos compañeros, ese momento no tuvo el valor de haber cogido y haber volado. Él sabía que lo iban a matar. ¿Cómo fue la evacuación? Florián: Nosotros recibimos la orden en 1952. Teníamos preparado que parte de nosotros íbamos a ir en tren con documentación falsa, para no ir andando todo el tiempo, pero al producirse en Cofrentes el asalto al campamento y matar al guía que nos tenía que conducir y también que cayó herido el Manco de la Pesquera, y denunció todo el plan. Entonces todos nosotros, no puedo asegurar cuantos éramos, creo que unos veinticinco, nos pusimos en marcha que siempre la hicímos de noche, como es natural, y tardamos a llegar a Francia quince noches. Al no tener el guía, nosotros íbamos con brújula y eso nos costó más tiempo hacer el trayecto. Al llegar a los puertos de Beceite, sin guía, solo con la brújula, pues era muy difícil girar a derecha o a izquierdas para salvar aquel obstáculo y nos obligó a dar la vuelta, eso nos hizo perder tiempo. Pero eso posibilitó que no tuviéramos ningún encuentro con la guardia civil, porque nos estaban esperando por los lugares que creían podíamos pasan, que posiblemente hubiéramos pasado por alguno, y ya al ver que no pasábamos creyeron que ya no entraríamos. También los camaradas que nos esperaban en Francia, también estaban preocupados, porque pensaban que nos había ocurrido algo. Total que ya hicimos ese trayecto de quince noches sin tener ningún encuentro, hicimos las quinces noches muy bien y llegamos a Francia y al llegar a Francia el partido nos repartió en diferentes lugares que ya tenían preparados y empezó la organización de dar a cada uno el trabajo que le correspondía con documentación falsa, a cada uno le daban documentación y a mí me dieron la documentación y trabajé en una cantera y cuando Franco pidió mi extradición, se hizo un juicio, y el gobierno de Francia consideró que yo no era un bandolero, que era un hombre político y me pusieron en libertad y después de eso pasé a vivir en Checoslovaquia. ¿Qué sentiste al cruzar la frontera y verte en Francia? Florián: Pues esa es una de las emociones que es muy difícil describir. Tú, suponte, que después de llevar tanto tiempo en España, sin querer salir e España, en el 52 y tener que marcharse, mira, cuando atravesamos y dijo el que conocía bien el terreno de los otros que estaban "Ya estamos en Francia" Me entró una cosa, una emoción y un.., una cosa que no os puedo explicar, no tengo palabras, es una de las emociones más grandes que yo he tenido, porque después de tantos años que tener que pasar otra vez a Francia. ¿Sentiste tristeza? Florián: Mucha tristeza, claro, no pensaba nunca que tendría que marcharme de España. ¿Creíais en la victoria? Florián: Hombre, naturalmente que sí, lo que pasa es que hay la victoria podría haber llegado antes, pero debido a la actitud de las democracias, de las llamadas democracias, que en vez de ayudarnos reconocieron al franquismo, eso, eso, eso, se retrasó muchísimo. Pero después no podía ocurrir otra cosa. Desgraciadamente, por la falta de organización por la cantidad de hombres, de dirigentes muertos, que estaban en la carcel o los había fusilado, pues esto se prolongó mucho. Y por eso después de hacer ruptura, como éramos partidarios muchos, se tuvo que hacer ese pacto de la Moncloa admitiendo alguna de las cosas con las cuales no estoy muy de acuerdo, en el fondo sí, el de llegar a un acuerdo en que hubiera amnistía, lo que no estoy de acuerdo es que los torturadores y los responsables de muchos atropellos siguieran en los puestos que tenían antes. ¿Qué responsabilidad crees que tiene Santiago Carrillo en el desenlace de la guerrilla? Florián: Santiago Carrillo lo que hizo fue ayudar, o sea, mandar a los camaradas que había allí en Francia a que nos recibieran y enviarnos después a diferentes puestos. Algunos de los que pasaron, se quedaron a vivir en Francia. Yo me acuerdo del Angelillo, he tenido noticias de que está en Francia, casado y con hijos. Este Moreno también pasó a Francia y se casó con una italiana. Otro chico que enviamos a Francia ya que una bomba le había arrancado la nariz, este hombre se enteró de que yo vivía todavía y vino a vernos y estaba emocionadísimo, incluso ahora su hijo es del ejército francés. Le colocaron en un lugar que era un dirigente del partido comunista y tenía una buena posición y cuando fueron los gendarmes a por él, les dijo: "Señores este es mi trabajador y aquí está todo arreglado". ¿Crees que la dirección en Francia del partido tenía que haber sido más receptiva con vuestras informaciones? Florián: Lo que pienso, es que la equivocación de la dirección fue que en vez de cambiarnos de táctica, los que hubiera sido algo más justo, es retirarnos en el 48. Lo que pasa es que ellos, por los informes que enviaban, tu sabes que a veces somos demasiado triunfalistas, y no se pintaban las cosas que no estaban así, no eran verdaderas, las hacían a pinchadas, como si hubiera más, por eso algunos, cuando lo del Valle de Aran, una conclusión fue esa, entraron en el Valle de Aran pensando que en España estaba todo movilizado para ayudarles. ¿Una vez en Francia pasas a Checoslovaquia, cómo es tu vida en Checoslovaquia? Florián: Allí me estaban esperando. Primero estuve trabajando de tornero. Yo no había visto más que un torno en fotografía y me dan un torno y gracias unos cuantos camaradas que había allí me enseñaron. Yo pensaba, no me ha matado la guardia civil, no me va a matar el torno este. Luego después me pase a trabajar en la Federación Internacional, hacíamos un boletín de noticias para todos los españoles que estaban en los países socialistas y en el extranjero con noticias, las grababa y leía Le Monde, que era el diario que más publicaba más las acciones del pueblo español, de huelgas y tal, y así publicábamos el boletín. ¿Qué sensaciones tenías en Checoslovaquia cuando recibíais noticias de España? Florián: Tu me explicarás, como cuando oía el cante flamenco ese (Florián empieza a cantar) "Y adiós mi España querida, dentro de mi alma, te llevo metida" Lo que decía yo cuando oía al cantor ese, emocionadísimo, así que teníamos discos y teníamos de todo. Mi ambición era volver cuanto antes, no pude volver antes, no me dieron el pasaporte, sino hubiera vuelto enseguida. ¿Estabas enamorado de Remedios durante el tiempo que pasasteis juntos en el monte? Florián: Yo había conocido a Reme, y le tenía estima, pero como la línea que teníamos allí era muy estricta, teníamos que guardar las normas, tenía gran simpatía con ella, por su templanza, pero decir que estaba enamorado de ella, puedo decir que no. Luego, posteriormente me enamoré, pero en ese momento no, la tenía gran simpatía y luego, después, nuestro encuentro te lo puede contar mi mujer que lo sabe contar mejor que yo. ¿Reme como se desenvuelve tu vida desde tu detención en Burgos hasta tu encuentro con Florián en Checoslovaquia? ¿Cómo se produce tu detención? Reme: Cuando se iban a disolver las guerrillas, estaba en Villalonga y me descubrieron y tuve que volver a las guerrillas. Allí encontré a Esperanza y estuve unos meses allí y como se trataba de sacar a las guerrillas, me enviaron a Francia para hacer contacto de ir y venir y traer camaradas. Entonces tuve muy mala sombra porque la primera vez que yo vine, me acompañaban unos cuantos camaradas para pasar la frontera, ya que no podía venir sola, y cuando llegamos, la gendarmería cogió a uno de los nuestros y se armó un revuelo brutal por allí, de buscar gente y un revuelo de vigilancia. El partido se enteró de eso y enviaron a una persona para que nos dijeran que cambiáramos de frontera, que no fuéramos por esa y enviaron a Esperanza porque me conocía con otro, con tan mala sombra que cuando llegó a España Esperanza, aquel tipo, la delató a ella y dijo por dónde teníamos que pasar nosotros. Yo ya había recogido a tres camaradas en Salamanca e íbamos camino de Burgos, lugar donde nos íbamos a desplazar a la frontera, y cuando llegamos teníamos toda la estación rodeada y cuando llegamos nos detuvieron a los tres camaradas y a mí y nos llevaron a la cárcel. Nos tuvieron en Burgos, una semana o dos, y después nos llevaron a Madrid a los calabozos de la Dirección General. Allí estuvimos por lo menos quince o veinte días, en aquellos calabozos, que no es ni para describirlos. Allí te apalean, te desprecian, te hacen chinas, es algo que nadie sabe las barbaridades que se les ocurren. Una de las cosas que te dicen es "túmbate en el suelo", y yo decía "cómo me voy a tumbar en el suelo, túmbate tú si quieres" Y como no te tumbabas, te pegaban con las vergas hasta que caías y entonces te pisoteaban, te pegaban, en fin, calamidades no se pueden ni describir las que hacía esta gente porque eso es algo inhumano. De allí nos trajeron a Valencia y aquí estuvimos cuatro años. En Valencia la cárcel era muy mala, pues no había talleres ni nada. Todo el día en el patio, formaciones por aquí, formaciones por allí, y bueno, pues, pocas cosas podías hacer, las funcionarias hacían la vida imposible, lo peor que podían. Te castigaban de vez en cuando a no comunicar, en fin, las cosas que más mal podían hacerte. Explican la anécdota del niño Jesús. Los domingos hacían misa y el reglamento te obligaba a estar en misa, pero no te obligaba a rezar. Nosotros íbamos a misa por disciplina, pero nunca rezábamos. En noche buena hacían una misa especial y había un pasillo largo, largo, muy largo y ancho, allí estaba el altar donde hacían la misa y en un sitio se ponía toda la jerarquía, el director, el subdirector, los funcionarios, la gente que traían para que vieran la misa aquella y la presenciaran y por medio nos pasaban a las reclusas y el cura se ponía con el niño Jesús así en la mano y cada reclusa lo iba besando y pasaba a otro patrio. Veníamos las tres y una me decía ¿qué vas a hacer? "Hacer lo que queráis, no hagáis lo que yo haga sino queréis" Cuando llego a pasar por el niño, yo pasaba formada con todo el respeto que nos exigían, pero no le besé, porque no tenía obligación y no quería besarle. Y una funcionaria muy, muy mala, se llamaba Purificación, me cogió así del cuello y me dijo "bésalo" y en ese momento me puse tan nerviosa, que en vez de besarlo, le mordí, le di un mordisco que casi le dejo el dedito en la boca. Se quedaron espantados, como estaba la jerarquía allí y todo el mundo me vio, pues estaban asustadísimos. Me cogieron y me metieron en una celda. Me tuvieron un mes en la celda a pan y agua, y sin salir ni ver a nadie y al mes, cuando se cansaron, me soltaron. Las compañeras se reían, me decían "bruta, ahora si que van a decir que los comunistas se comen a los niños crudos" Eso fue una anécdota que lo pasé mal, pero me alegré porque tuve la ocasión de demostrarles que no tenía que hacer lo que el reglamento no me mandaba. Otra de las veces que estuve castigada también por el mismo cura, es que no rezaba, y como no rezaba un día me llamó a su despacho y me preguntó "usted por qué no reza" "pues por qué no tengo porque rezar porque no soy católica" "¿Cómo que no eres católica, tu no estas bautizada?" "Estoy bautizada pero no profeso la religión católica, entonces no soy católica" "¿Tú por qué estás aquí?" "Quiere usted saber por qué, por cumplir los mandamientos de la ley de dios" Y aquel me hecha una mirada y me dice "¿Cómo que por cumplir los mandamientos?" "Sí. Ustedes dicen hay que dar de comer al hambriento, de beber al sediento y posada al peregrino ¿verdad que en los mandamientos dicen eso?" "Si" "Eso es lo que yo hice, dar de comer, de beber y albergar al que lo necesitaba que todos son hijos de dios ¿no?" "Ya sé, usted está aquí por bandolerismo" Llamó a una funcionaria, me metió en la celda otra vez y me chupé otro mes de celdas solo por decir eso. Por algo digo yo que no hay ni un cura bueno. ¿Cuánto tiempo estás en la cárcel? Reme: En la cárcel, estuve ocho años y medio. Me pusieron veinte años y un día, pero como teníamos talleres de costura redimíamos por cada dos días, te quitaban medio. Luego hubo un indulto, no sé por qué, y también me cogió. Total salí con condicional eran dos años, lo que me correspondía. Había uno que respondía por ti y podías estar en la calle con el aval de esa persona hasta que cumplías dos años. Mi cuñado tenía una hermana en Valencia y mi cuñado fue el responsable. Me fui a Valencia y estuve presentándome todos los meses en la comisaría y cuando terminé la condicional, me hice un pasaporte con muchas dificultades y por mediación de amistades me hicieron uno y me marché a Francia. Allí hice contacto con el partido, como es natural y seguí trabajando con el partido. A los seis o siete meses el partido, me mandó a Praga. Necesitaban una persona de confianza, si yo quería ir a llevar unas cosas. Les dije que sí. Me dieron un número y me dijeron que cuando llegara allí llamara a la delegación, que había una delegación de camaradas y que salgan a por ti que vienes de París. Llamé al número y me contestaron que venían a por mí, "cómo vas vestida, para que te conozca. Yo soy un hombre pequeño con un sombrero" Y entonces conocí enseguida que era Florián porqué su voz es inconfundible. La alegría que me llevé fue menuda, porque creía que lo habían matado. Nos habían dicho en Valencia que había muerto en el paso de la frontera. Él no me conoció. Cuando llegó allí en la estación y nos vimos, podéis imaginaros el abrazo que nos dimos llorando los dos como dos críos al vernos y ya llegué allí. Hice el trabajo que el partido me mandaba, entregué lo que llevaba, pero se me pasó el pasaporte y no me lo daban. Entonces ya coincidimos todo el tiempo y ya decidimos casarnos. Se vivía bien, de todos los países, era uno de los que mejor se vivía. La cosa del idioma a mi me amargaba, sobre todo los primeros meses, porque empecé trabajando en un taller de costura y allí no había ningún español solo checos y checas y es el idioma más enrevesado que te puedes imaginar. Por señas, cuando me faltaba algo de costura, cualquier cosa y llegaba a casa amargada, gracias a que el carácter de Florián que cuando me veía así empezaba a reírse y a decirme bobadas y se me pasaba. Pasé a los dos años pasé a trabajar en la Federación Sindical Mundial y allí era otra cosa. Había gente española, era otro trabajo, hacíamos un periódico y revistas para todos los países. Nuestra estancia allí fue muy maja, lo único es que teníamos muchas ganas de venir, tanto él como yo, estábamos locos por venirnos a España, nos acordábamos de España y decíamos "¿Y cuándo iremos?". Había que comprar algo y decíamos "No, no, porque nos vamos a ir pronto" día si y día no, así nuestra vida, esperando, esperando para llegar a España, hasta que ya llegó el momento que por fin le dieron el pasaporte a Florián y a mi también y pudimos volver a España. ¿Qué sentisteis cuando murió Franco? Reme: Una alegría muy grande y una pena. Una alegría porque se había muerto y una pena porque si se ha tenido que morir en la cama. Este tío cabrón se ha tenido que morir en su cama, si se merecía, haber muerto hecho chichinas. Pero bueno, lo celebramos con champan, teníamos la botella en la nevera esperando a que dieran la orden y dijimos por lo menos ahora algo cambiará. Y efectivamente algo cambió y cambió, pero no todo lo que hubiéramos querido, porque desde luego esta gente que ganó se hubiera comportado de otra manera no tendríamos a esta gente de nuevo en el poder. ¿Cómo consideras el trato que ha tenido el estado español con los guerrilleros? Reme: Muy malo, porque no se ha acordado de nosotros para nada. Como si no hubiéramos existido, pero ellos saben que nosotros fuimos los primeros, fueron los camaradas, yo luego me incorporé, a defender la república y no éramos ningunos bandoleros, éramos gente republicana armada que luchábamos como se podía en el monte. Qué es lo que queremos ahora reivindicar. Y en cambio el estado democrático no se preocupó para nada de nosotros. Te tengo que decir que estoy amargada con ellos por eso. No solamente por lo poco que se han preocupado de nosotros, también por las cosas tan feas que han hecho. Hubo un decreto que todos los republicanos que habían estado en la cárcel les iban a dar una indemnización. Efectivamente, pero esa indemnización les alcanzaba solamente a los que habían cumplido los sesenta y cinco años y los que no habíamos cumplido los sesenta y cinco años, quedábamos bastantes, yo era una de ella. A mí que más me da que tuviera sesenta y cinco años cuando salió la ley o no los tuviera, si me pasé mi juventud en la cárcel. Cuando me pegaron no me dijeron "como no tienes los sesenta y cinco años, a ti no te vamos a tocar. Una cosa horrorosa que hicieron, que lo veo muy, muy, mal, porque tendría que haber sido para todos y no solamente para los que tuvieran los sesenta y cinco años. ¿Qué responsabilidad tiene la izquierda al no haberse realizado vuestro reconocimiento? Reme: La izquierda tiene mucha, porque es la primera que tendría que haber empezado a luchar para que se reconociera. Porque esa gente de la que hablábamos, de Carrillo de todos los dirigentes que estaban con la guerrilla y que nos hicieron formar la guerrilla, ellos tienen su responsabilidad. En el momento de entrar en la democracia ellos son los que debieran haber hecho un decreto para que se reconociera a la guerrilla, sobre todo para que la gente lo supiera, porque ahora mismo en las escuelas no se tiene ni idea, ni los estudiantes saben qué fue la guerrilla y quién han sido los guerrilleros. He hablado con muchos jóvenes y me dicen: "Reme, en cuanto llega la guerra ya no te dice ningún libro, nada de nada" Entonces creo que la izquierda con tantos años que ha estado, sí que podría haber hecho algo. Por eso y por nosotros, por haber reconocido algo. Florián nos canta, "La baña el sol cuando sale, la cama donde yo duermo, la baña el sol cuando sale y entretanto me entretengo en contándole los lunares de una serrana que tengo". Cuando llegué a Checoslovaquia me hubiera gustado tocar la guitarra, porqué en cuanto estabas en un sitio enseguida decían, traer una guitarra que aquí hay un español, pero que te crees que todo el mundo en España sabe tocar la guitarra, no jodas, yo canto pero de guitarra nada. Yo pensaba, por qué no habré aprendido a tocar la guitarra y me hacía el amo aquí. Reme: Unos jóvenes de un instituto que vinieron a hacernos una entrevista, me preguntaron: Nunca se han sido infieles ya que han estado por ahí tan lejos el uno del otro. Me entró una risa, les dije por mi parte no, por la de él no sé. Que chavales más ricos. Dices de la juventud, pero da gusto verla. El otro día vino la hermana del Che Guevara a Valencia, a la universidad, si hubieras visto la cantidad de jóvenes que había y me dio una alegría ver tanta juventud, en los pasillos, en la tribuna, en las ventanas por el suelo, todo gente joven y yo digo no es la juventud tan pasota como dicen, hay juventud maja. ![]() En Memoria de Adolfo Pastor Jarque.![]()
![]() ![]() ![]() Central del Maestrazgo. José Giménez Corbatón.![]() CENTRAL DEL MAESTRAZGO
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Relato publicado en Historia del Maquis en el Pirineo Aragonés. Editorial Pirineum. Los materiales gráficos de carácter histórico pertenecen al Archivo del Partido Comunista de España y a los Archivos Históricos de la Guardia Civil y el Ejército y han sido publicados en los siguientes libros: Maquis: el puño que golpeó al franquismo. Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón Josep Sánchez Cervelló, Carles Llauradó, Antonio Flores, Teresa Roigé, March March y Joan Carles Lleixà. Editorial Flor del Viento. La Guerra de los Vencidos. El Maquis en el Maestrazgo Turolense. Mercedes Yusta. Institución Fernando El Católico. Montaje: Olmeda |


Antonio Delgado Viadera y Antonio Delgado Mir.
Represaliados del Molino del Peinado. Manzanera. Torrijas.
- Teruel -
La familia Delgado Mir regentaba el Molino de los Peinado. Se componía de cinco miembros: el matrimonio formado por Antonio Delgado Viadera y Marialina Mir
Izquierdo y los hijos Carmen, Antonio, Candida, y Francisco; en la época que acontecen los hechos, Marialina Mir, estaba embarazada de otra hija.
Antonio Delgado procedía de Cartagena, según nos cuenta su hijo Francisco. El dueño del Molino del Peinado era natural de Torrijas, apodado el Royo del Mas de Moreno y también era propietario del Molino llamado de la Peña.
LA TRAGEDIA.
En la primavera, principios del verano del 1947 sobre las cuatro de la madrugada, cuando un grupo de guardias civiles al mando de un sargento, asaltaron el molino, deteniendo al molinero y, a su hijo mayor, también llamado Antonio. Los detenidos por colaborar con los guerrilleros fueron conducidos a Manzanera donde perdemos su rastro.
El molino fue precintado y la familia custodiada por una pareja de la guardia civil. Sufrieron constantes acosos y palizas sin respeto por el embarazo de Marialina. Más tarde fueron trasladados al pueblo de la madre de la molinera, Belmonte de San José, por la zona de Alcañiz, donde la molinera dio a luz a una niña. Marialina fue detenida junto con su bebe e ingresó en la prisión de Teruel durante dos meses.
Este año, durante las jornadas en Santa Cruz, un hijo de Felisa Montoliu, esposa del guerrillero llamado el Viejo, de Gúdar coincidió con Francisco Delgado Mir, hijo del molinero del Peinado, pues durante su traslado a Valencia por la guerrilla (Felisa muere en Mora torturada) pernoctaron en el molino dos noches junto con su hermano menor.
LUGAR DEL FUSILAMIENTO.
Según Romeu el molinero y su hijo junto con Jose Marco Escart, Jose Bertolín, un médico, del que desconocemos su nombre, José Martinez Rivera, alías Pepe el Mecánico, fueron fusilados en la cuneta de la carretera entre Torres Torres y Estivella; según Francisco que se a interesado en este asunto, cuenta que fueron nueve los fusilados y se efectuó en las proximidades de Albalat del Tarongers junto a las tapias del cementerio (parte posterior), José Ramón Sanchis, investigador, afirma que este fusilamiento le llamaron DE LA ROSA ya que el hijo del molinero llevaba una camisa blanca y los que de cierta distancia se acercaron confundieron al niño con una joven.
También se sabe que hubo un testigo presencial desde un promontorio cercano. Según Francisco era de un pueblo cercano. En la foto parece Antonio Delgado, el molinero, con una criatura al brazo, hijo de un guardia civil del que fue el padrino.
Agradecemos cualquier información sobre estos hechos.
José María Flor. La Gavilla Verde.
Otoño del 2005

Victorino Pereda Ortega “Ino”.

Victorino Pereda Ortega “Ino”, natural de Tormes, pueblecito burgalés, a escasos kilómetros de Briviescas.
Delegado político del Comandante “Carlos“ en la Agrupación Guerrillera de Cáceres.
Muerto en una emboscada de la Guardia Civil gracias a una delación de José Ballesteros González “El Carretero”, desertor o infiltrado, cuando se dirigía con “El Mexicano” (Alejandro Barroso Escudero) a la majada de la “Artijuela” a pertrecharse de víveres.
INFORME DE LA DESAPARICIÓN DE “EL INO”.
IDENTIDAD. QUIÉN.
Nombre y lugar de nacimiento: Victorino Pereda Ortega, natural de Tormes, pueblecito burgalés, a escasos kilómetros de Briviescas. Nació probablemente en 1912 o en noviembre o diciembre de 1911. Cuando murió en combate en noviembre de 1945 tenía la “edad de Cristo” como decía mi abuela; 33 años, con lo cual las únicas fechas posibles son las anteriormente reseñadas. Hacia 1930 marchó a la capital donde residió hasta el comienzo de la Guerra Civil.
Sexo: Hombre.
Nacionalidad: Española.
Estado civil: Casó con Encarnación Menéndez y tuvo dos hijos: José Luis Pereda Menéndez y Beatriz Pereda Menéndez. El primero tuvo a su vez tres hijos (José Luis, Begoña y Silvia) y la segunda dos hijos (Beatriz y Ángel, su nieto que escribe este breve informe). Encarnación, 15 años después, contrajo matrimonio con Domingo con el que tuvo una nueva hija, Tina. Enviudó poco tiempo después. Doblaba jornada en su trabajo de limpiadora en las pastelerías Mallorca y continuaba siendo una fiel militante antifranquista. En los últimos años de dictadura sufrió un derrame cerebral que le paralizó la mitad del cuerpo, que no la cabeza, que siempre le funcionó perfectamente. Murió hace más de tres lustros tras una larga enfermedad con un repentino desenlace. Siempre la recuerdo con el puño levantado.
Profesión: Guardia de Asalto republicano. Sirvió a la República entre 1936-1939 combatiendo en el frente de Madrid como Comisario delegado de Compañía del Ejército de Tierra (ver Diario Oficial del Ministerio de Defensa Nacional, Número 324, páginas 1065 y 1066, Barcelona 10 de diciembre de 1938). Después de la Guerra Civil tenía un puesto de venta de ropa en el Rastro.
Domicilio: Tras la Guerra vivía junto con su mujer y el primero de sus hijos en un chalet alquilado por el PCE en la zona de Arturo Soria-Ciudad Lineal. Este chalet servía como lugar de encuentro para los guerrilleros, escondite y “hospital” improvisado. Entre los episodios que contaba mi abuela del chalet en Madrid, recuerdo uno en el que estuvo atendiendo a un guerrillero con problemas en los ojos, corrió gran peligro de perder la vista, mi abuela, Encarnación, estuvo haciéndole curas y llevándole al médico haciéndose pasar por su hermana. Este hombre, más tarde, fue un delator.
Actividad política: era miembro del PCE. Con el final de la Guerra se alistó en la guerrilla antifranquista y sirvió en ella como enlace y delegado político del Comandante Carlos en el Ejército Nacional Guerrillero (Agrupación Guerrillera de Extremadura-Centro) operativo en Cáceres (véase página 230 del libro “La guerrilla antifranquista en Toledo” del profesor Benito Díaz Díaz, editado en 2001 por Colectivo de Investigación Histórica Arrabal; página 380 del libro del profesor Francisco Moreno Gómez “La resistencia armada contra Franco” editado también en 2001 por Crítica; página 130 del libro del profesor Julián Chaves Palacios “Huidos y maquis: la actividad guerrillera en la provincia de Cáceres 1936-1950” editado por la Diputación General de Cáceres en 1996). En estos tres libros se detalla la operación / emboscada donde cayó muerto por disparos de la Guardia Civil y somatenistas un guerrillero de la Agrupación de Extremadura Centro; aunque solo en el texto de Moreno se completa la información con los nombres y apellidos del guerrillero y su cargo en el Ejército Guerrillero. Más información sobre estos hechos también la podemos encontrar en la página 9 del VI Tercio Rural de la Guardia Civil. 106 Comandancia, en “Trabajos preparatorios para la elaboración de la Historia de la Guardia Civil en lo que afecta a la 106 Comandancia, Archivo Histórico de la Guardia Civil donde se alude a la muerte del delegado político de los bandoleros de la Agrupación Extremadura Centro, Ino, y donde se le define como un destacado elemento por sus fechorías y desmanes; páginas 83 y 274 (Ejército Nacional Guerrillero. Ejército de Extremadura y Centro. 1ª Agrupación Estado Mayor) del libro del Coronel de la Guardia Civil Francisco Aguado Sánchez “El Maquis en sus documentos”, editorial San Martín, 1976 donde se cita a un guerrillero apodado Hino como un heroico compañero y un buen guerrillero en palabras de “Carlos”). “El Ino” como le conocían en la Sierra, hacía numerosos viajes de Madrid a Cáceres y viceversa para prestar servicios de comunicación y logística; también pasaba temporadas en el monte cacereño en la división comandada por Joaquín Ventas Cintas “Chaqueta Larga”, la división 13.
TEMPORALIZACIÓN. CUANDO.
Fecha de desaparición: Entre el 11 de noviembre y el 12 de noviembre de 1945. Su hijo José Luis tenía cuatro años y su hija Beatriz, a la que no conoció, contaba con tres meses de edad. A Encarnación, su mujer, no le comunicaron nunca “oficialmente” la muerte de su marido. Hay un documento de la Comandancia de la Guardia Civil, fechado el 16 de mayo de 1963 (18 años después) dirigido al alcalde de Ugena (Toledo) residencia posterior de Encarnación, donde se reseña su muerte en combate. Encarnación nunca recibió los enseres personales de su marido y fue encarcelada tras la muerte del mismo por sospechas de colaboración con el maquis.
ESPACIO. DONDE.
Lugar de desaparición: En la majada de “La Artijuela”, si consultas los carteles indicativos del pueblo al que pertenece; o “La Hortiguela” si consultas la documentación de la Guardia Civil. Su muerte aparece reseñada en el “Libro de Muertos” de la Iglesia de Roturas de Cabañas, pueblo al que pertenece dicha majada; a su vez, Roturas de Cabañas, pueblo situado en un hermoso paraje entre dos montañas, aparece incluido en el término de Cabañas del Rey que pertenece a la provincia de Cáceres. También se atestigua la muerte en un documento de la Comandancia de la Guardia Civil, fechado y firmado el 16 de mayo de 1963 por el Teniente Coronel Primer Jefe de Cáceres en el que alude a la muerte del “bandolero” en enfrentamiento armado con fuerzas del propio cuerpo.
“El Ino” fue velado el 13 de noviembre en el edificio conocido por “las escuelas” por dos vecinos de la localidad; uno de ellos era Juan Suárez, abuelo de la actual administrativa del actual Ayuntamiento instalado en el mismo edificio, Cristina. Fue enterrado el 14 de noviembre mediante un “entierro de pobre” como aparece citado en el “Libro de muertos” parroquial justo a la entrada del cementerio viejo de Roturas, para que todo el mundo pudiese “pisar la tumba del rojo” al pasar al cementerio como han confirmado los hospitalarios vecinos del pueblecito.
A día de hoy, el fallecimiento de Victorino Pereda Ortega no está anotado en el registro civil de Cáceres.
A Encarnación nunca le dijeron donde se produjo la muerte de su marido y donde estaba enterrado. Encarnación murió sin saber donde yacía el padre de sus dos primeros hijos. Su hija, Beatriz, y su nieto, el que escribe el presente texto, no lo han sabido hasta el año 2007 y debido a nuestras propias investigaciones y sucesivos viajes a Extremadura financiados por nosotros mismos.
NOTA: añadir comentarios sobre los castigos post-mortem de la Guerra Civil , la Dictadura y sus efectos en familias y comunidades.
RESPONSABLES. POR QUIÉN.
Responsables de la desaparición: Miembros del cuerpo represivo franquista de la Guardia Civil. “El Ino” murió en combate contra la Guardia Civil y somatenistas reclutados para tal fin posiblemente la noche del 12 de noviembre de 1945. El episodio está reseñado en los tres libros citados anteriormente: páginas 379-381 (Moreno Gómez: 2001), 129-130 (Chaves Palacios: 1996), página 230 (Díaz Díaz: 2001).
Vicenta Martín, que vive actualmente en Aldeacentenera, por aquel entonces solo una niña huérfana vecina del pueblo (su padre Zoilo Martín Robledo, militante socialista, fue “paseado” por falangistas en 1936 y enterrado en el monte), conocía a “El Ino” de alguna de las incursiones de los guerrilleros en el pueblo en busca de pertrechos pudo ver el cadáver sobre unos palos cuando lo bajaron de la majada por medio de un burro. En otra ocasión vio su foto en un cuaderno de la Guardia Civil de Cáceres, cogida la cabeza barbuda por los pelos para que se le viese la cara.
SUCESO. CÓMO.
Hechos de la desaparición: Gracias a una delación de José Ballesteros González “El Carretero”, desertor o infiltrado, sorprendieron en una emboscada a dos guerrilleros que se dirigieron a la majada de la “Artijuela” a pertrecharse de víveres. Los dos guerrilleros eran “El Ino” y “El Mexicano” (Alejandro Barroso Escudero). Era una noche oscura, lluviosa, tormentosa y una espesa neblina cubría la majada. En los informes de la Guardia Civil se habla de intento de secuestro, la gente del pueblo habla de recogida de alimentos; así como el superviviente de la emboscada, “Mexicano”, con el cual hablé por conferencia telefónica con Francia; ya que conocían a “los del monte” de haber bajado en más ocasiones a por alimentos. De todos modos que dos guerrilleros intenten secuestrar a un matrimonio de edad avanzada en plena tormenta no es muy creíble. Y en el cuerpo de “El Ino” se hallaron más de 2.500 pesetas, con lo que el móvil del secuestro se desvanece. Julio García, actual alcalde de Roturas, por el PSOE, cuyos abuelos eran el matrimonio anteriormente reseñado sostiene también la versión de la recogida de los alimentos. Regresando a la luctuosa noche, cuando llegaron los guerrilleros los emboscados ya los esperaban y se produjo un tiroteo que se saldó con “El Ino” muerto, un guardia civil, Román García Sánchez, gravemente herido que moriría esa misma noche en Deleitosa, “Mexicano” huido de manera casi sobrenatural y varias cabras y cerdos fallecidos por los disparos de la Benemérita.
He investigado sobre los hechos de esa noche: a través de los libros anteriormente reseñados, de la documentación encontrada (documentos de la Guardia Civil sobre la muerte de “El Ino”, registro del “Libro de muertos” parroquial del pueblo, expediente personal del Guardia Civil Román García Sánchez, donde aparece reseñada la acción que llevó a su muerte) y los testimonios orales de testigos directos (“Mexicano”) e indirectos (Satur o Saturio, Eulalio Barroso Escudero “Carrete”); además de otras aportaciones documentales orales de vecinos y familiares de Roturas (Julio García, Cristina Suárez, Vicenta Martín, etc.
Existen dos versiones de los hechos, las cuales no difieren en lo fundamental, que voy a pasar a relatar. La primera versión es secundada por la totalidad de los vecinos de Roturas y dice así:
Hacia las 10 de la noche, bajo una copiosa lluvia y envueltos en una niebla baja y espesa los dos guerrilleros se aproximaron a la casa de la majada, la cual se encuentra en la cara oculta de la montaña. “El Mexicano” entró en la casa, “El Ino” permaneció en la puerta como centinela y un pequeño grupo guerrilleros se quedaron esperando en un molino cercano. La Guardia Civil junto con los somatenistas tenía la casa rodeada y andaban escondidos en la casa, en el cortijo, el establo y rodeaban el lugar. Un Guardia Civil abrió fuego con una ráfaga contra “El Ino” sin previo aviso y todos los guardias civiles y somatenistas empezaron a disparar entre ellos. “El Ino” cayó muerto sin enterarse de nada, “Mexicano”, salió de la casa de un salto, sobre el cuerpo de “El Ino” y huyó mientras los guardias se mataban entre ellos. Uno cayó mortalmente herido por fuego de un compañero. La versión de los vecinos de Roturas del tiroteo emana de lo que les contó el tío Matías, que estuvo presente esa noche como apoyo a los guardias civiles. Dicha versión es coincidente en muchos puntos entre las distintas voces. Aún vivía el guardia cuando Saturio, un vecino, subió a la majada, como del médico, que olvidó el maletín del miedo que tenía. Allí vio el cadáver de “El Ino” y al guardia quejarse y maldecir a un compañero suyo al que acusaba de los disparos que había recibido. A “El Ino” lo bajaron de la finca, en la montaña, al pueblo entre dos bestias y dos haces de leña: Mientras que al moribundo guardia en una escalera. Fue velado en Retamosa. “El Ino” fue llevado a las “Escuelas” en Roturas, donde el ama del cura pidió prenderle fuego, el capitán de la Guardia Civil se negó a ello aduciendo que si algo debía ya lo había pagado y el cura decidió darle sepultura porque quizás era creyente. Le estuvieron velando toda la noche, de su espalda, cosido en la chaqueta, encontraron 2.500 pts por indicación del otro confidente “Lobo” que alertó a los guardias que Ino guardaba la documentación en la espalda.
La segunda versión, de “Mexicano” aporta nuevos datos:
Fueron cinco guerrilleros a la finca, tres se quedaron en las inmediaciones y “El Ino” y el propio “Mexicano” se acercaron a la casa; “Mexicano” entró en ella mientras que “El Ino” permaneció como centinela. La casa estaba a oscuras y “Mexicano” habló con el matrimonio; les preguntó por qué estaban todas las luces apagadas y le respondieron que se iban a acostar. Entonces encendió un fósforo, vio a un guardia civil en la habitación y comenzaron los disparos. “Ino”, apostado en la puerta disparó contra el guardia civil que iba abrir fuego sobre “Mexicano”; ambos se dispararon a quemarropa. “Mexicano” logró saltar sobre “Ino”, ya caído, y a pesar de las ráfagas logró escapar. “Mexicano” sostiene que la acción de “El Ino” le salvó la vida.
Conclusiones: De esto se deduce que o bien, hubo un guardia civil muerto por fuego amigo aquella noche y otro herido por los disparos de “El Ino”. O bien que solo hubo un herido entre los guardias civiles que posteriormente murió a consecuencia de las heridas y que fue “El Ino” el que le disparó; y por la confusión reinante se pensó que fueron los propios guardias civiles. En el expediente personal del guardia civil muerto, Román García Sánchez se cita al menos dos heridas de bala. “El Ino” que llevaba un fusil solo pudo disparar una vez, según versión de “Mexicano”; su cadáver presentaba una hilera de disparos, como una diadema, alrededor del pecho, con lo que se puede concluir que murió en el acto victima de una ráfaga de metralleta. Aún se conserva la puerta de entrada a la casa de la majada en la que se pueden apreciar una hilera de orificios provocados por disparos de bala. Esto concuerda con la ráfaga que causó la muerte a “El Ino”. Por tanto, a la espera, de nuevas aportaciones, mi hipótesis es la siguiente: el guardia civil muerto, fue herido primeramente por “El Ino” y posteriormente por sus compañeros, no sabiendo qué disparó fue el mortal.
El guerrillero “Veneno”, Francisco Blancas Pino, que durante una temporada colaboró en la Agrupación Guerrillera de Extremadura-Centro aporta su propia idea de los hechos basándose en su experiencia guerrillera: una vez comprobada la desaparición de a la postre el fugado y delator Carretero el grupo discute sobre si acometer la acción prevista para la noche siguiente en la majada. Como no está claro el motivo de la desaparición de Carretero (visita a la familia o alguna novia, abandono de la guerrilla, delación…) unos sostienen el acometer la acción (Mexicano e Ino) y otros no se fían. Finalmente van Mexicano e Ino a recoger víveres a la majada mientras el confidente Carretero avisa a la Guardia Civil que junto con los somatenistas preparan la emboscada. Por la noche es Ino y no Mexicano quién toca la puerta y es recibido con una ráfaga de metralleta que a duras penas logra responder. Mexicano huye mientras se forma un tiroteo caótico. Esta versión explicaría mejor las heridas de ráfaga en el pecho de Ino y que consiguiera escapar de la celada sin ser herido Mexicano.
Un camarada de partido de “El Ino”, meses después del enfrentamiento visitó a Encarnación y le dijo que su marido murió combatiendo y que abatió a dos guardias civiles antes de caer muerto. Esta versión de momento no está contrastada.
El partido ayudó durante dos años a Encarnación, enviándole botes de leche para su hija pequeña, los cuales servían para alimentar a toda la familia.
Adjunto:
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Copia del documento de la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres, fechado en 1963, donde se da fe de la muerte del “bandolero” Victorino Pereda Ortega, apodado “El Ino”.
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Copia del libro de muertos de la Iglesia de Roturas de Cabañas de noviembre de 1945 donde se habla de un “entierro de pobre” impartido a un “bandolero” sin documentación por parte del párroco de la localidad G. Rodríguez López.
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Copia de las dos últimas páginas, fechadas a 30 de noviembre de 1945, del expediente personal del guardia civil Román García Sánchez donde se relata su muerte por heridas de fuego en enfrentamiento con unos “bandoleros”.
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Fotos de “El Ino” y su familia.
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Fotos de la finca de la “Artijuela” donde aún se pueden apreciar las señales de las balas en una de las puertas de la propiedad. La cual pertenece al actual alcalde del pueblo, Julio García, nieto del matrimonio al que supuestamente iban a secuestrar.
AYUDAS PERSONALES.
Sin la colaboración desinteresada de Encarnación Menéndez, Beatriz Pereda, Gonzalo Vivas, su madre Vicenta Martín y el resto de su familia, Saturio, Julio García, Cristina Suárez, los habitantes de Roturas en general, los profesores Julián Chaves, Benito Díaz, Francisco Moreno, Eulalio Barroso Escudero “Carrete”, Fina Barroso, Alejandro Barroso Escudero “Mexicano”, el amable funcionario del Registro Civil de Cáceres, Manuel Cerezo funcionario del Archivo Histórico de la Guardia Civil en Madrid, Emilio Sales, José María Pedreño y demás compañeros del Foro por la Memoria y otras personas que a buen seguro merecen ser también citadas, el presente informe no hubiera podido llevarse a cabo en estos términos. Gracias a todos/as.
AYUDAS INSTITUCIONALES.
Julio García, actual alcalde de Roturas, nos ha reiterado su ayuda desinteresada para con la exhumación del guerrillero Ino. Demás ayudas de otros organismos e instituciones oficiales: nada, ninguna; cero.
MEMORIA HISTÓRICA.
Desde 1939 hasta la actualidad se han honrado y se siguen honrando la memoria de los vencedores de la Guerra Civil Española que conllevó una dictadura de 36 años oficiosos. Los miles de muertos, fusilados, paseados, represaliados, encarcelados, exiliados, torturados, arruinados, esclavizados, etc. y sus familiares se han tenido que contentar con las migajas de las migajas ofrecidas a modo de caridad por parte de un Estado, que se dice y se cree democrático, que no termina por asumir el ominoso legado del cual ha emergido desde una Transición con más sombras que luces. Todas las víctimas españolas y sus familiares, producto de catástrofes naturales, guerras extranjeras o de terrorismo tienen un buen número de ayudas oficiales así como diversos homenajes. El Estado, como es su deber, se responsabiliza de las mismas, aunque no haya tenido que ver nada con sus perpetradores. Las víctimas del Franquismo y sus familiares son víctimas directas del Estado (franquista en este caso), del terrorismo de Estado, mucho más pernicioso que cualquier tipo de terrorismo porque viene precisamente del quién te de debe proteger y es mucho más difícil de evitar. Han pasado más de 60 años y los desaparecidos aún no descansan en paz, siguen siendo fantasmas, historias que se susurran y se hablan en voz queda; los muertos, fusilados y encarcelados siguen apareciendo en los documentos judiciales y policiales como bandoleros, asesinos, delincuentes, rebeldes, golpistas. Los que son héroes en Francia son proscritos en España y por el mismo motivo: por luchar contra el fascismo, el nazismo y por la libertad. Lo que en Alemania son museos del horror (los diversos campos de concentración en territorio germano), en España son lugares de visita, ocio, esparcimiento y peregrinaje (Valle de los Caídos). Si en Italia, la Iglesia católica pidió perdón por su anuencia con los fascismos; en España se vanagloria de ello mientras disfruta de un Concordato especial con el Estado. Si en Argentina o Chile se ha llevado a los tribunales a los responsables de crímenes contra la humanidad, en España se siguen desoyendo los informes de Amnistía Internacional sobre las víctimas del Franquismo y los responsables de tanto dolor y humillación así como sus herederos no solo se pasean por las calles y parques sin ninguna limitación sino que se encuentran instalados en cargos relevantes tanto en el poder político, administrativo, judicial, policial y económico. Se habla mucho últimamente del terrorismo en todos los ámbitos de nuestro país: el Estado español equiparará algún día a las víctimas de terrorismo a las víctimas del Franquismo, teniendo en cuenta que el terrorismo de estado, como hemos observado anteriormente, es siempre peor que cualquier otro tipo de terrorismo perpetrado por cualquier grupo por que la responsabilidad del mismo es achacable en un cien por cien al mismo estado que se supone garante de los derechos y libertades de todos sus ciudadanos.
Te dirán que se está trabajando en una nueva “Ley de reparación a víctimas de la Guerra Civil y del Franquismo” que va a reparar esta deplorable y condenable situación. Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Comisión Internacional de Juristas consideran que el actual proyecto de ley no busca la verdad y se encuentra al margen del derecho internacional; no solo no garantizan los derechos fundamentales de las víctimas sino que los obstaculiza. Para estas tres organizaciones con sólida experiencia en la lucha por los derechos humanos en general con experiencia den más de 25 procesos internacionales de transición democrática, en particular: “en el actual texto, el Estado español no asume responsabilidad alguna por los crímenes atroces que se cometieron en este periodo, ni se mencionan los principios de verdad, justicia y reparación para las víctimas” (Wilder Tyler, director de HRW).
Te dirán que hay que pasar página (cosa que no se aplica a Chile, Argentina, Uruguay, Rusia, Serbia…); te dirán que ya se cerraron las heridas y no hay motivo para volver a abrirlas (mi abuelo, el padre de mi madre, el hermano de mi tía, el esposo de mi abuela -y otros miles- yacen en oscuras tumbas sin nombre; muchos de ellos no tienen ni certificado de defunción; son casos abiertos, sin cerrar); te dirán que la verdad ya salió a la luz con numerosos libros que tratan del tema (hay tantos a favor como en contra convirtiendo el tema en un debate estéril de falsas equidistancias. El proyecto de ley pretende omitir la identidad de los presuntos perpetradores de graves violaciones de los derechos humanos. La verdad sin reparación, además, sirve de bien poco. Más bien te envenena al favorecer la impunidad.); te dirán muchas cosas mientras esperan que acaben por morir todos los testigos de aquel periodo y el olvido se pasee por los camposantos. Mientras tanto seguiremos investigando, recordando y cavando.
REDACTORES:
Ángel Serrano Pereda.
Beatriz Pereda Menéndez.

Federico Gallega García “Eugenio”.

Federico Gallega García “Eugenio”
-Guerrillero antifranquista-

BREVE RESEÑA BIOGRÁFICA.
Datos suministrados por Teófilo Gallega Ortega.
Federico vino al mundo el 3 de marzo de 1901, en Jaraguas (Valencia).
En el momento del golpe de estado del 18 de julio de 1936 Federico tenía 35 años. Por edad no le correspondía ser llamado a filas ni luchar en el frente, pero por ideales decidió alistarse como voluntario en el Socorro Rojo Internacional (SRI). Fue secretario general de un grupo dependiente del comité provincial del SRI de Madrid llamado Leones Rojos. Este grupo era afecto a la 150 Brigada.
El 29 de abril de 1939 fue encarcelado y el 9 de agosto de ese año fue condenado en Consejo de Guerra celebrado en la plaza de Utiel a veinte años de reclusión menor, “como autor ¿reza la sentencia? de un delito de auxilio a la Rebelión”. En dicho simulacro de juicio también fueron condenados otros 13 paisanos de Jaraguas.
Pasó por las prisiones de Formentera y luego Aranjuez. Desde allí fue adscrito a la 4ª Agrupación de Colonias Penitenciarias Militarizadas, asentada en Añover de Tajo y encargada de la construcción del canal de Rosarito.
El 8 de enero de 1943 es puesto Federico en libertad condicional sin destierro y regresa a Jaraguas. Habían pasado 3 años 8 meses y 10 días desde que entró en prisión.
Cuando la Agrupación Guerrillera de Levante se establece por la comarca de Requena en octubre de 1945, formando el núcleo de lo que poco después constituiría el 5º Sector de dicha Asociación, Federico sería uno de sus puntos de apoyo y enlaces.
El 6 de septiembre de 1946 la Agrupación Guerrillera de Levante asalta el cuartel de la Guardia Civil de los Isidros. A resultas de este hecho la Guardia Civil realiza varias redadas en la comarca para detener e interrogar bajo tortura a todos los republicanos que con anterioridad habían sido encausados y encarcelados. Federico pudo escapar de una de estas redadas, incorporándose al 5º Sector de la Agrupación Guerrillera de Levante. A partir de entonces su nombre de guerrillero será “Eugenio” y combatirá junto a famosos guerrilleros como Emilio Cardona López, conocido por “Jalisco” y por “Moreno” (de Campo Arcís); Atilano Quintero Morales, conocido por “Tomás” y por “Cubano”; Manuel Montorio Gonzalvo, conocido por “Chaval” y Basiliso Serrano Valero, apodado “Fortuna” y también “Manco de La Pesquera”.
El 3 de junio de 1949 Federico moriría en combate en la Sierra de Valdeminguete, cerca de Huélamo (Cuenca).
El 3 de junio de 2007 se cumplieron 58 años de la muerte de Federico Gallega García, guerrillero antifranquista, miembro de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón. Murió en combate en la Sierra de Valdeminguete, cerca de Huélamo (Cuenca), un 3 de junio de 1949. Fue enterrado en un terreno aledaño al cementerio de Huélamo que hoy en día forma ya parte del mismo. Ya habían sido enterrados cuatro años antes otros dos guerrilleros en ese mismo lugar: Antonio Millán Cabrera, natural de Puebla de Alcocer (Badajoz) y Joaquín Pérez Rodríguez, de Granada.
El año pasado, Manuel Martínez Muñoz, entusiasta investigador del movimiento guerrillero en la zona de Cuenca, logra localizar a la familia de Antonio Millán, uno de los tres guerrilleros (maquis) allí enterrados. Les pone en contacto con la Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Cuenca e inician los trámites para su exhumación, que se llevará a cabo entre el 27 y el 29 de octubre. Las labores de exhumación fueron realizadas por el profesor de Arqueología Forense de la Universidad Autónoma de Madrid Ángel Fuentes Domínguez y todo su equipo. También colaboraron Máximo Molina y Pedro Bru, presidente y secretario, respectivamente, de ARMH Cuenca, Manuel Martínez y los familiares de Antonio Millán.
Pudieron exhumarse e identificarse con éxito los restos de Antonio Millán Cabrera y de Federico Gallega García. Los restos del guerrillero de Granada Joaquín Pérez Rodríguez, muerto en 1945, no aparecieron. Probablemente (según supone el equipo técnico que llevó a cabo la exhumación) debido a que fueron afectados al producirse dos enterramientos posteriores en los años sesenta.
Al no haber podido ser localizados los familiares de Federico Gallega se procedió a volver a enterrar sus restos en un lugar del cementerio de Huélamo cedido por el Ayuntamiento.
Manuel Martínez pudo finalmente localizar a sus familiares, quienes en contacto con ARMH Cuenca iniciaron los trámites para el traslado de sus restos a su aldea natal, Jaraguas, donde serán definitivamente enterrados el próximo domingo 3 de junio, aprovechando que ese día se cumplen 58 años de muerte.
Federico Gallega García dio su vida combatiendo por la libertad y la democracia. Es sabido que la historia la escriben los vencedores, pero es hora ya de dar paso a la voz de tantas víctimas hasta ahora anónimas, de ponerles nombre y reivindicar su legitimidad al lado del Gobierno republicano y, como no, de señalar la responsabilidad histórica que han tenido quienes desencadenaron la barbarie de la Guerra Civil y contribuyeron a prolongar dicha crueldad más allá de la victoria.
El entierro tuvo lugar el domingo 3 de junio a las 11 de la mañana en el cementerio de Jaraguas. Aunque la ceremonia fue familiar estuvo invitado todo aquel que con su presencia quiso rendir homenaje a la memoria de Federico.
Diario Levante 4 de Junio [entierro]


Bernabé López Calle “Comandante Abril”.
Comandante Abril
En nuestro olvido vive un hombre que después de ser guardia civil, lideró la guerrilla del sur de Andalucía, desde las Sierras de Ronda y Grazalema hasta el Campo de Gibraltar.
Bernabé López Calle, conocido como Comandante Abril, fue una persona significativa, no sólo por su lucha, sino también por las paradojas de su vida, un
hombre que siempre deseó vivir tranquilo con su familia, pero que consiguió liderar la guerrilla de los años cuarenta y hacer gala de su ideología libertaria.
Son pocos los autores que se han acercado a él, pero sus investigaciones han servido de base para el siguiente trabajo, así como el testimonio de familiares y testigos de la época.
Nació el año 1899 en Montejaque, Málaga, pueblo pequeño de la serranía de Ronda que en esa época manifestaba, como tantos otros, desigualdades sociales y falta de oportunidades para jóvenes y mayores.
En los primeros años del siglo XX el servicio militar obligatorio es para muchos jóvenes una oportunidad de cambiar de vida, aunque también de perderla. Bernabé se marcha a la mili en febrero de 1921 y es enviado a la guerra de Marruecos poco antes del Desastre de Annual.
En África aprende a manejar las armas y desarrolla su instinto militar, lo que le supone el ascenso a cabo primero y luego a Sargento en la Reserva cuando se licencia en 1924, así como distintas condecoraciones en reconocimiento de su valor y entrega, pero no se reengancha en el Ejército, algo previsible entre los soldados de reemplazo que demuestran actitudes para la guerra y que no tienen otra forma de subsistencia.
Bernabé vuelve a su pueblo y se casa, a pesar de que sólo lleva consigo la promesa de una paga de 12,50 pesetas al mes durante cinco años, obtenida por haber recibido la Medalla de Sufrimientos por la Patria, pero que aún tardará un año en empezar a cobrar. Si tenemos en cuenta que el sueldo de un jornalero está en torno a las 2,25 pesetas al día, podemos hacernos idea de lo que realmente representa esa promesa de paga y la situación de desprotección en que quedan los que han arriesgado su vida en la guerra.
En esos momentos el país vive en plena Dictadura de Primo de Rivera, que entre otras medidas, reforma y moderniza la Guardia Civil, dotándola de más medios y personal humano, que suele buscar en el medio rural y con experiencia militar previa. Bernabé cumple todos los requisitos y no duda en solicitar el ingreso en ese Cuerpo. En febrero de 1926 es reconocido oficialmente como Guardia 2º de Caballería. Los distintos destinos le llevan primero a Barcelona y más tarde a la provincia de Sevilla, donde decide fijar su residencia definitiva, pero eso no llega a producirse. Se le abre expediente disciplinario por participar en una cacería y pierde su lugar de privilegio, tiene que solicitar con urgencia el traslado a la provincia de Málaga, lo que años después supondrá permanecer en zona republicana. Desde principios de 1931 está destinado al Cuartel de Antequera.
Al comenzar la Guerra Civil su Compañía se mantiene fiel al gobierno de la República y el 20 de julio de 1936 es designado por su Teniente en Jefe como enlace
entre las Fuerzas de la República y el Alcalde de Antequera. En esa elección, quizá se tuvieron en cuenta las dotes estratégicas y conciliadoras de Bernabé,
pero también la relevancia adquirida por su hermano Pedro López, Alcalde de Montejaque y militante de CNT, que en los primeros días de guerra monta una columna
que desde su pueblo controla toda la Sierra de Ronda.
Es en estos primeros días cuando pudo por fin afiliarse a la CNT, algo impensable hasta entonces para un guardia civil.
A la caída de Málaga, a principios de 1937, y una vez disuelto en zona republicana el Cuerpo al que pertenecía, Bernabé se integra en el Ejercito y parte, junto a sus hermanos, mujeres e hijos hacia el Frente de Teruel. Posiblemente fue entonces cuando la mujer e hijos de Bernabé se establecen en Honrubia, en la provincia de Cuenca, a medio camino entre Teruel, Guadalajara, Valencia y Madrid, lugares por donde se desarrolla su trayectoria militar durante el resto de la Guerra Civil.
En junio de 1938, ya con el grado de Comandante, está en el Frente de Madrid, en la zona de Guadalajara, y ejerce el mando del Batallón de Ametralladoras Nº 17, perteneciente a la 70 Brigada, de tradición anarquista y encuadrada en la 14 División de Cipriano Mera.
En el último año de guerra, los combates en Madrid son continuos y también las convulsiones en zona Republicana. Bernabé es uno de los hombres de confianza de Mera, por eso le encarga personalmente la defensa de los puntos claves de Madrid para apoyar el golpe de estado de Casado en marzo de 1939, lo que llevará a Bernabé López al mando de toda la 70 Brigada.
Los militares Miaja y Casado se ponen al frente de este golpe de estado que anula el poder de Negrín y de los comunistas. Cipriano Mera con todo su ejército y la CNT consiguen controlar la situación, para conseguirlo fue fundamental la acción de Bernabé que mantuvo el triangulo de Cibeles-Sol-Gran Vía, o lo que es lo mismo, los Ministerios de Guerra, Gobernación y Banco de España.
A pesar del éxito no consiguen negociar la paz y deciden rendirse como único medio de terminar con la guerra. El 28 de marzo de 1939 Bernabé recibe la orden de disolver la 70 Brigada y dejar la zona de Madrid. En busca de nuevas órdenes viajó a Valencia, pero allí todo el mundo estaba pendiente de preparar la huída. Pedro López aconseja a su hermano que se marchen juntos al exilio, pero éste decide marchar a Honrubia, Cuenca, donde está su familia,. Allí se presenta a los vencedores y da su nombre y graduación, así como sus señas en el pueblo. Durante días vive tranquilo con su mujer e hijos, hasta que el 10 de abril le notifican su ingreso en prisión.
La cárcel fue el destino de la mayoría de los republicanos que se quedaron en España, Bernabé es trasladado a Antequera donde fue juzgado y expulsado oficialmente de la Guardia Civil el 23 de diciembre de 1941. Con este procedimiento interno de ‘depuración’ parece que terminan sus años de cárcel, pero han dejado en él una huella que no olvidará.
Curiosamente en el expediente de expulsión están anotados sus años de servicio en el Cuerpo y la paga a que tiene derecho por estos, sin embargo, nadie le comunicó ese reconocimiento al que sólo podía acceder si lo solicitaba, evidentemente nunca lo hizo.
Al recuperar la libertad, volvió a Montejaque donde ya estaban su mujer y sus hijos. Las posibilidades de trabajo no eran muchas, pero encontró ocupación como
peón en la construcción de una carretera. De esta forma intenta recuperar una vida cerca de los suyos, pero en un pueblo conquistado por sus enemigos.
La situación internacional producida por la II Guerra Mundial afecta en estos años a la falsa paz que se vive en España y crea un clima propicio para el futuro desarrollo de Bernabé como guerrillero. En 1942 los Aliados comienzan a dar cierto apoyo a los grupos opositores al régimen que llevan a cabo una resistencia armada. El desarrollo de la guerra es aún incierto y Gibraltar resulta un punto estratégico para el desarrollo de esta en el Mediterráneo.
Los Aliados lanzan la Operación Torch que se inicia el 8 de noviembre de 1942, con una de sus bases de operaciones instalada en Gibraltar. El plan de los Aliados es el de invadir el norte de África, sobre todo la parte controlada por la Francia de Vichy que está al servicio de Alemania. En este contexto los Aliados quieren evitar que el ejército de Franco sea un espectador molesto, por eso deciden distraer su atención con un recrudecimiento de la guerrilla interna, y al mismo tiempo evitar que las presiones alemanas obliguen a España a intervenir en la zona del Estrecho.
Precisamente la presión que Alemania lleva años ejerciendo sobre España se traduce en el diseño de distintas operaciones que, con la excusa de defender la península de una hipotética invasión Aliada, sólo busca la conquista del Peñón.
Como consecuencia de esto, el Campo de Gibraltar está lleno de espías de uno y otro bando, mientras que en las sierras cercanas aumenta el movimiento guerrillero tanto en número y armamento, como en la ilusión de una rápida victoria Aliada que termine con la dictadura.
Los grupos anarquistas y comunistas se reorganizan aprovechando esta situación y se nutren de un creciente apoyo popular causado por el hambre y las malas condiciones de vida imperantes en la zona.
Bernabé vive de forma estable en Montejaque, intenta olvidar el pasado y reconstruir una vida que le permita estar cerca de su familia, pero la paz no es el
camino que le ofrecen sus enemigos y el 5 de abril de 1943 se emite una orden de búsqueda contra él, acusado sin pruebas por un falangista de la zona.
Se supone que un amigo, o antiguo compañero de la guardia civil, le avisó del inminente arresto y, según recuerdan sus familiares, Bernabé le dijo a su mujer que no estaba dispuesto a volver a la cárcel por otro delito que no había cometido. Cuando el día 6 de abril llegaron a su casa para detenerle, él ya no estaba allí.
Algunos testigos de la época hacen referencia a ese momento, la viuda de un vecino recordaba hace años que su marido, al saber que Bernabé tenía que huir, se marchó con él al monte. Según este testimonio, el hijo de este vecino vigilaba la entrada del pueblo y avisó de la llegada de un coche de la guardia civil procedente de Ronda, el joven avisó para que se marcharan, cosa que hicieron esa misma noche.
Muchas personas del pueblo conocían el lugar donde estaban escondidos en esos primeros días, por eso no es de extrañar que los localizaran. Se produjo un enfrentamiento y Bernabé resultó herido, pero consiguió huir y refugiarse en casa de unos vecinos. Tras curarse, se alejó del pueblo en compañía de su hijo mayor, Miguel, que estaba pendiente de incorporarse al servicio militar obligatorio y prefirió huir al monte con su padre antes que ponerse a las órdenes de los enemigos de su familia.
Una vez que Bernabé se interna en la sierra entra en contacto con los grupos guerrilleros que actúan en la serranía de Ronda. Rápidamente destaca entre ellos, tanto por sus conocimientos militares, como por su carácter conciliador, aunque en un principio su pasado como guardia planteó algunos recelos.
Precisamente es la guardia civil la que se encarga de enfrentarse a la guerrilla en la sierra, los motivos son claros, es un cuerpo más acostumbrado a operar en ese terreno y sus movimientos son menos costosos que los del ejército para enfrentarse a grupos reducidos que tienen mucha movilidad. En julio de 1944 el encargado de dirigir la lucha contra la Resistencia en la zona de Cádiz es el Teniente Coronel Roger Oliete, un hombre dedicado por entero a su carrera militar dentro de la Guardia Civil.
Medina Sidonia, Arcos de la Frontera y Alcalá de los Gazules son los lugares por donde se sitúan los movimientos de Bernabé en esta época. Las acciones más
características de la guerrilla en la sierra van en distintas direcciones, por una parte realizan secuestros rápidos a terratenientes y propietarios que pagan
un rescate elevado en poco tiempo. Con este dinero financian la compra de armas, sobre todo a través de La Línea y Gibraltar, donde Bernabé tenía inmejorables
contactos. Los guerrilleros también dedican parte de su tiempo a dar charlas a los campesinos, para concienciarlos del por qué continuaban en guerra. Los
sabotajes a instituciones y organismos oficiales se hacían para entorpecer a los dirigentes franquistas y mantener a la guardia civil en continuo estado de
alarma, aunque normalmente estas acciones eran silenciadas por el régimen.
Los grupos guerrilleros, entre los que ya destaca Bernabé, podían actuar en lugares tan alejados de sus bases en la sierra, como Jerez de la Frontera o Utrera. Por esos años la CNT había conseguido reorganizar distintos comités clandestinos, desde los que se intenta dar cobertura a los que mantienen la Resistencia y conectarlos con el exilio, donde está activo Pedro López.
A pesar de la intensa represión que siguió a la guerra, muchos autores mantienen que hasta 1945 hubo un acuerdo de no agresión entre la guardia civil y la guerrilla. Evidentemente no es cierto, lo que ocurre es que a partir de ese año la persecución y el acoso fue aún mayor. El Gobierno intenta borrar las huellas denuestra guerra y que se olvide la implicación con Alemanes e Italianos, con el objetivo de conseguir el reconocimiento internacional, pero la presencia de una guerrilla interna no hace más que recordar la realidad política del régimen. A pesar de eso, el gobierno nunca temió una intervención militar de los Aliados, de los que habían sido unos fieles y discretos colaboradores durante la contienda.
Sin embargo, los que estaban a la vanguardia de la lucha contra la dictadura vivían al margen de la realidad política nacional e internacional, por eso esperaban una intervención Aliada que les llevara a la victoria, como había ocurrido en Francia. En esa ilusión, el 17 de agosto de 1945 se constituyó la Junta Nacional de Guerrilleros Antifascistas, Sector Sur que integraba a miembros de todas las ideologías.
Continuando con la tarea organizativa en 1946, en la Sierra Cardilla, se constituye la Alianza de Fuerzas Democráticas, ya bajo el mando de Bernabé, donde se le denomina como comandante de infantería del gobierno republicano, ‘Comandante Abril’.
Por encima de las diferencias ideológicas que había entre los guerrilleros, desde que el Comandante se hizo cargo de la organización hubo un gran entendimiento, dejaron de lado las diferencias políticas y buscaron más lo que les unían que lo que les separaba. En los grupos cercanos a Bernabé existía un acuerdo interno que les impedía discutir sobre temas políticos, así evitaban los conflictos internos y no se reabrían debates y enfrentamientos del pasado, pero cada uno podía mantener sus preferencias ideológicas, consiguiendo que predominara el respeto mutuo en la mayoría de los casos.
A pesar de los esfuerzos de Bernabé para unificar criterios, tuvo un rival que no aceptaba su liderazgo, quizá por envidia, quizá por diferencias políticas. Pablo Pérez Hidalgo, del Partido Comunista, se convirtió en su competidor. Para evitar una lucha interna, se dividió el territorio de la sierra y él permaneció en la zona de Cádiz, mientras Pablo se marchó a la parte malagueña de la sierra. El Comandante Abril siempre fue un rival para él, un obstáculo en su camino hacia el control de la guerrilla y ni los años pudieron borrar su resentimiento. Pablo Pérez Hidalgo sobrevivió a la dictadura en unas curiosas condiciones y hace años hablaba así sobre cómo entendía el papel de la guerrilla: “...el maquis, el papel que tenía era, cuando ya empieza la guerra mundial el de reorganizar las fuerzas que hubiera aquí para... empezar a dar leña, ¿no? Entre los pocos que había, al organizarse, pues se dieron ciertos golpecillos para llamarle la atención al enemigo e irles distrayendo fuerzas a la guardia civil para que llenaran todos los montes (...) porque nosotros éramos cuatro gatos pero teníamos todo esto lleno de ejercito, en cualquier pueblo de estos había una sección, una compañía, un batallón del ejercito y cuarteles por todos los sitios...”
De sus palabras se desprende sinceridad, pero no un claro ideario, ni objetivos políticos y militares concretos. Tal vez por estos y otros motivos, la mayoría eligió siempre a Bernabé como Jefe de la Guerrilla, en detrimento de Pablo. Este nunca se lo perdonó y lo recordaba con las siguientes palabras: “Aunque uno tenga poca diplomacia, en ocasiones hay que demostrarla, ese hombre (Bernabé) era débil, pero muy egoísta, si no se le nombraba jefe, lo único que iba a poner serían chinitas en el camino. Pues bueno –dije- vamos a hacerle jefe”
Esta imagen del Comandante como persona débil y egoísta contrasta con el testimonio de otros que lo conocieron, entre ellos es importante destacar el de ‘Vladimiro’, hombre enigmático que consiguió en los cuarenta recorrer toda la península conociendo a grupos de resistencia. Estuvo en el grupo de Bernabé y fue testigo de su organización y de su ideario. Según él, Bernabé gozaba de un gran carisma entre sus hombres, era muy avispado y con grandes dotes de mando, además de tener una gran capacidad de comprensión que le era muy útil para unificar criterios y lograr una buena convivencia entre los guerrilleros. Según nos llega a través de este y otros testimonios, la máxima favorita de Bernabé era “el derrocamiento del régimen franquista ha de ser obra de todos los españoles honrados". Según estas mismas fuentes, para el Comandante Abril, la honradez estaba por encima de las diferencias políticas.
Esta opinión sobre Bernabé es compartida por la mayoría de las personas que lo conocieron, pero como suele ocurrir con quien vive en situaciones extremas, su presencia podía transmitir tranquilidad o miedo. Cuentan que una noche que fue a visitar a su familia, llegó al pueblo por la entrada principal y al pasar por la fuente, vigilada por un guarda municipal que cobraba el agua a los vecinos, dicen que le preguntó si a él también se la iba a cobrar. Parece ser que el guarda, en vez de dar la señal de alarma, salió huyendo de allí.
Por encima de la posible leyenda, lo cierto es que según recuerdan sus familiares, para Bernabé el día del Pilar, festividad de la guardia civil, siguió siendo una fecha a celebrar, pues aprovechaba que sus antiguos compañeros estaban de fiesta, para pasar el día tranquilamente en su casa, con su familia.
En 1947 la situación iba a volver a empeorar para los que resisten en la sierra, el Decreto Ley de Bandidaje recrudece aún más la represión que ejerce la guardia civil tanto a los guerrilleros, como a sus familiares y enlaces. A partir de ahora los representantes de la autoridad tienen la consigna de dar muerte a los guerrilleros cuando sean descubiertos. Algo ya asumido por estos, que saben que es preferible morir antes que ser detenido, para así evitar torturas y posibles delaciones a compañeros.
En esa época la guardia civil introdujo efectivos de paisano por la sierra como si fueran maquis, se infiltraban en los grupos, desenmascaraban a los enlaces y creaban desconfianza y desconcierto entre la población que les apoyaba, fueron conocidas como las “contra-partidas”.
A este nuevo acoso hay que sumar que a partir de octubre de 1948 el partido comunista decide cambiar de táctica y deja de enviar ayuda a la Resistencia, por lo que comenzaron a desmoralizarse y disolverse muchos grupos. Es frecuente también de esta época que la guardia civil ofreciera inmunidad a todos aquellos que desertan y delataran a su grupo, sin lugar a dudas, otro elemento más que desequilibraba la balanza.
En ese clima tan adverso Pedro López llegó al puerto de Algeciras con la intención de recoger a su hermano y a su sobrino para llevarlos al exilio en Casablanca, pero, según recordaba un familiar, Bernabé se arrepintió en el último momento y se bajó del barco con el convencimiento de que su sitio estaba en la Sierra para seguir luchando y con la seguridad de que no podía alejarse más de su mujer y sus dos hijas que estaban sufriendo represalias para obligarlas a delatarle. Pedro se marchó sin su hermano aquel día y posiblemente ya nunca más se volvieron a ver.
A principios de 1949 se convoca una reunión de guerrilleros en la Sierra de las Cabras. Entre otras decisiones, se tomó la de crear la Agrupación Fermín Galán, formada por una cifra cercana a los treinta miembros, para así unificar aún más la lucha, establecer un control de las acciones y designar las bases de cada partida y su zona de actuación. En esa reunión también hicieron un llamamiento a los que habían abandonado la lucha y se encontraban refugiados en el norte de África para que volvieran a confiar en el triunfo.
Aquí fue elegido nuevamente Bernabé como máximo jefe de la guerrilla de la zona y Pablo Pérez Hidalgo como jefe del Estado Mayor, o sea, su segundo en el mando. A partir de la fundación de esta agrupación se determina que la propiedad de las armas pasa a ser del Estado Mayor de la Agrupación, y no de cada guerrillero como ocurría antes, el objeto de esta medida era el de poder hacer un reparto equitativo del armamento y que algunos miembros no se encontraran en una situación de indefensión.
El principal enemigo de la Agrupación Fermín Galán seguía siendo la guardia civil de la zona, al mando de la cual se mantenía Roger Oliete, un hombre que allí había encontrado un destino acorde a sus aspiraciones y también, a los 44 años, el matrimonio con una joven de familia acomodada.
El 3 de mayo de 1949, un grupo de cuatro hombres, pertenecientes a la Agrupación Fermín Galán interceptaron el coche de un rico terrateniente de la zona de Algodonales. En él viajaban varias personas, entre las que se encontraba la mujer de Oliete y su hijo recién nacido. Los guerrilleros dejaron a los acompañantes y se llevaron sólo al propietario con la intención de obtener por él un rescate de un millón de pesetas. Esa misma tarde se conformaron con 250 mil y lo dejaron libre. Se supone que los de la Agrupación Fermín Galán no llegaron a saber que una de las acompañantes de aquel hombre era la mujer de Oliete, lo que es seguro es que este tardó en enterarse el tiempo suficiente para que los guerrilleros pudieran huir. Curiosamente el rico secuestrado fue el que hizo lo posible para que Oliete no se enterara, quizá por el miedo a que de saberlo, sus vidas no hubieran significado nada comparado con la gloria de terminar con los guerrilleros.
La Agrupación Fermín Galán tenía un campamento estable en la zona de Medina Sidonia, desde allí les resultaba relativamente fácil desplazarse hasta las sierras de Grazalema y Ronda ante una necesidad. El encargado de hacer llegar los suministros a esa zona era “Largo Mayo”, un hombre sin ideales claros, que se había visto obligado a echarse al monte unos cuatro años antes.
El 30 de diciembre de 1949, Bernabé y los suyos están en un refugio de la zona, han pasado allí las navidades y están esperando el final de ese año. Es de imaginar que las condiciones son muy difíciles, tanto por lo que significan de añoranza familiar, como por lo insoportable de la climatología sin un refugio adecuado.
Francisco Fernández Cornejo ‘Largo Mayo’, natural de Benalup de Sidonia, antigua Casas Viejas, salió del campamento con la excusa de buscar suministros, pero fue directamente al Cuartelillo de Medina Sidonia. Su esposa le había hablado de la visita de éstos y del ofrecimiento de indulto si delataba a sus compañeros.
Esa misma madrugada “Largo Mayo”, vestido de guardia civil -algo normal entre los delatores que participaban en la captura de sus compañeros-, los guió hasta el lugar donde dormían los guerrilleros. Más de veinte guardias rodearon el campamento donde había unos seis hombres y esperaron el amanecer, pero no pudieron acercarse demasiado, Bernabé y los suyos solían colocar latas vacías unidas entre sí rodeando todo el campamento, precisamente para evitar ser sorprendidos en la noche.
La guardia civil se quedó a unos 8 metros de distancia de los chozos, pero la inclinación del terreno era favorable a los hombres del Comandante que en ese
momento aún dormían ajenos a lo que se preparaba.
Al amanecer iniciaron el ataque lanzando bombas de mano contra el campamento. En este primer asalto parece que murió Juan Ruiz Huercano, ‘Capitán’ y puede que Bernabé resultara herido. A pesar de eso, comenzó a disparar y a cubrir la retirada de los suyos, entre los que estaba su hijo, defendió la posición hasta que la vida se le escapó por alguno de los 23 impactos de bala que recibió.
Los cuerpos de Bernabé López y de Juan Ruiz fueron cargados en un mulo y trasportados hasta el cementerio de Medina Sidonia, escena que fue contemplada por todo el pueblo. Una vez en el cementerio fueron arrojados en una zona cercana a la entrada principal, donde hoy se levanta un edificio de nichos.
Bernabé había muerto defendiendo sus ideales y protegiendo la retirada de los suyos que tuvieron que huir descalzos y sin ropa de abrigo, pero que pudieron salvar su vida y continuar la lucha al menos unos meses más. Entre ellos, además de Miguel, el hijo de Bernabé, se supone que estaban en el grupo Juan Toledo Martínez ‘Caracoles’, Francisco Domínguez Gómez ‘Pedro de Alcalá’ y Alfonso Sánchez Gómez ‘Potaje’ este último fue uno de los hombres más escurridizos de cuantos estuvieron en la sierra, salió vivo de ésta y otras situaciones similares y las autoridades nunca pudieron encontrarlo ni vivo, ni muerto.
La suerte del resto de protagonistas de esta historia fue desigual, Miguel López García, el hijo de Bernabé, murió asesinado por un compañero mientras dormía cerca de Zahara de la Sierra, el 17 de Noviembre de 1950.
Juan Toledo Martínez ‘Caracoles’ y Francisco Domínguez Gómez ‘Pedro de Alcalá’ formaban parte de los siete últimos integrantes de la
Agrupación Fermín Galán en diciembre de 1950, cuando su jefe, Pablo Pérez Hidalgo decidió dejar la lucha y esconderse en las cercanías del pueblo de Genalguacil.
Los seis guerrilleros restantes continuaron su camino y 18 días más tarde estaban en los montes de Benarrabá, cerca de Cortes de la Frontera. La guardia civil,
alertada por alguien de la finca, los rodeo y masacró. Sus cuerpos quedaron desfigurados y tuvieron que llamar a familiares de conocidos guerrilleros para
identificarlos, entre ellos llamaron al padre de Pablo Pérez Hidalgo que, para salvar a su hijo, dijo reconocer su cuerpo en uno de los masacrados. Por ese
motivo Pablo permaneció escondido en una cueva hasta el 9 de diciembre de 1976, 26 años de su vida con el miedo a ser descubierto como única lucha.
Francisco Fernández Cornejo ‘Largo Mayo’ pudo volver a vivir en su pueblo y con su familia, pero según testigos de la época la mala conciencia, el miedo y un arma que le cedió la guardia civil le acompañaron hasta su muerte.
Roger Oliete llegó a ser General de División y Subdirector General de la Guardia Civil. Murió con 74 años, en febrero de 1977 en su casa de Algodonales.
Pedro López volvió a España en 1976, pero se negó a ir en vida a su pueblo, Montejaque, el lugar del que había sido alcalde democrático durante la República. La noche del 17 al 18 de julio de 1977 falleció en Algeciras y fue enterrado en Montejaque con la bandera republicana.
Al final de los cuarenta murió Bernabé López Calle, el Comandante Abril, y con él la última esperanza para la guerrilla en el sur de Andalucía, de su recuerdo sólo han quedado pequeños retazos que aquí he pretendido unir gracias al esfuerzo de muchas personas que siguen pensando que “la honradez está por encima de las diferencias políticas”.
Carlos Torres Montañés
Periodista e investigador de la figura del “Comandante Abril”
Bibliografía y Fuentes: Artículos e Investigaciones de Luis García Bravo sobre Bernabé López Calle y la Guerrilla en el Campo de Gibraltar; Artículos y Estudios de Jesús Núñez sobre Bernabé López Calle y Roger Oliete; Eduardo Pons Prades “Guerrilleros Españoles”; Cipriano Mera “Guerra, exilio y cárcel de un anarcosindicalista”; Manuel Pérez Regordán “El maquis en la provincia de Cádiz”; Melchor Guzmán “Memorias de un rebelde andaluz, biografía de José Hiraldo Aguilar”; S.E.H.G.C. Expediente personal de Bernabé López Calle; Entrevistas personales y de Archivo.

Joaquín Boj y la muerte de Peregrín Pérez, “Ricardo”.
(ACTUALIZADO EN 2008 A PARTIR DE NUEVOS DATOS).
Eran los primeros días de Julio de 1948.
«Grande» y «Pedro», designaron a «Serrano», «Mateo» y «Joaquín» para acompañar a Peregrín Pérez «Ricardo», en su visita al sector 17º y 23º.
Estuvieron en el 17º y después se marcharon hacia el 23º. Este campamento estaba en el término de La Cerollera, muy cerca de Aguaviva y La Ginebrosa, entre estos tres pueblos. Al llegar se encontraron que había sido asaltado, no había nadie y no encontraron nada de comida.
Llevaban tres días sin comer, «Joaquín» conocía el terreno y los llevó al paraje denominado “La Cazma”, en el término de La Ginebrosa. Se decidieron a comprar dos corderos a un pastor que Joaquín conocía, «El Esmorrellat» que al ser de La Ginebrosa sabía que no los iba a delatar. (Esto ocurre por la mañana, la noche anterior un campesino, «Samperino», vio de lejos a tres hombres que cruzaban la carretera y se metían en el monte en dirección a “La Cazma” y al llegar al pueblo se lo comunicó a la Guardia Civil).
Una vez con los corderos, estos se alejaron 1 Km. monte arriba en la misma zona. En el centro del pinar, «Joaquín», que conocía el oficio de carnicero ya que en su casa habían tenido carnicería, se quitó el chaquetón de pana que le había hecho su madre, se quedó en mangas de camisa, dejó sobre una piedra el chaquetón y la ametralladora y empezó a despellejar y a descuartizar los corderos que habían colgado de un árbol, para preparar la comida.
La Guardia Civil, al tener el aviso de la noche anterior, a media mañana se dio una vuelta por donde les habían dicho que habían entrado y una vez arriba del monte sorprendieron a tres guerrilleros que estaban abajo, en un claro del pinar. El cuarto, que era «Ricardo», estaba arriba de vigilante en el otro lado por donde subió la G.C. y no los vio. La G.C. al verlos correr efectuó un par de disparos, que alertan al centinela «Ricardo», que también efectuó dos disparos. Al disparar se descubre la posición donde estaba un G.C. que al subir se había abierto más. Se encontró a unos 30 o 50 metros de él y fue éste el que disparó a «Ricardo».
Éste, herido, corre en la misma dirección de «Mateo», luego rectifica y baja por el barranco hacia el molino y unas masadas de La Ginebrosa (bajaba a trompicones según me comentaron dos labradores que estaban al otro lado del río).
Cuando llega a la carretera general, Ginebrosa-Aguaviva, a unos 500 metros del molino y a 1 Km. del puente, la cruza y se esconde en la acequia que pasa próxima. Allí se curó con el agua y se agachó escondiéndose, para que la G.C. no lo encontrara.
Una vez visto que ya no había peligro, salió y se dirigió malherido a los Llanos (Una explanada de bancales planos de 3 a 5 Km. en el límite de Aguaviva-La Ginebrosa), dirección al campamento 17. Caminó durante 3 Km., donde le fallaron las fuerzas, por lo que se arrimó a una olivera, la más cercana al pinar. Allí con el fusil en las manos en posición de disparo, sentado en el suelo y apoyado en un olivo, murió desangrado.
«Joaquín», «Serrano» y «Mateo», llegaron al punto de reunión, La Tarayola (término de La Ginebrosa), pero no así Peregrín «Ricardo».
Lo estuvieron buscando durante cinco días sin lograr encontrarlo. Ernesto, cuñado de «Joaquín», los hermanos Bermud y el «Bayarri», los cuales estaban labrando los campos que tenían cerca de La Tarayola, les llevaron comida durante los días que duró la búsqueda.
El pastor que les vendió los corderos, «El Esmorrellat» nunca los delató. Era joven y dormía con el ganado. También estaba como pastor por la zona José, que vio y vivió lo ocurrido:
“Cuando aquel hombre (Peregrín) me pagó los corderos, sacó del bolso un fajo de billetes, era mucho dinero. Me llamó mucho la atención y esto me hizo dar muchas, muchas vueltas. Le dijo «El Esmorrellat» el pastor que les vendió los corderos”.
Allí murió -nos comentó José-. El pastor vio la trayectoria porque le dijo: “En aquella olivera se muere un Maqui con mucho dinero”. Se acercaron a verlo, escondidos pero ya estaba muerto. Fue visto por varios pastores pero ninguno dio parte.
El parte a la G.C. de que había un Maqui muerto en los Llanos lo efectúa José, el joven pastor.
Lo recogieron cuando hacía 14 días que había muerto. Fue José quien acompañó a tres guardias civiles y al practicante del pueblo, Don Camilo, para certificar la muerte y por si había alguna bomba trampa.
El practicante era de izquierdas por lo que recibió malos tratos y cárcel tiempo después, y el cual comentó con José, que el muerto llevaba un fajo de billetes encima.
En el parte que G.C. efectúa a su central, nunca se menciona el dinero ni los papeles como jefe de la A.G.L.A.
Se le enterró en el cementerio de La Ginebrosa, entrando por la puerta principal a la derecha, al fondo, sin ninguna señal.
Preguntamos a José y nos comentó que él no creía que «El Esmorrellat» se hubiera atrevido a tocar a Peregrín y menos coger el dinero. Este pastor, al año y medio, marchó para Barcelona, nunca mas volvió al pueblo. La última vez que se le vio fue en Cornellà (San Ildefonso) con unos Jubilados.
«Joaquín» nunca pudo disparar (como algunos comentan) sobre Peregrín, no llevaba su arma. La chaqueta y la metralleta de «Joaquín» fueron compañeras de viaje de mi padre desde el Mas de las Matas hasta la cárcel de Teruel y de ahí a Zaragoza, viaje que duró cinco días (por lo que fue detenido y pasó dos años en la cárcel).
Datos obtenidos por la conversación con mi padre, Ernesto Ibáñez, (cuñado de Joaquín Boj Bayod «Joaquín») con José Bosque (el joven pastor que lo vivió todo), con los labradores del otro lado del río de Aguaviva y «El Esmorrellat».
Álvaro Ibáñez Boj
Nota adicional de la Gavilla Verde.

El fin de semana del 15-17 de Agosto, un grupo de “La Gavilla Verde” fuimos al Maestrazgo Turolense, para asistir al acto de homenaje a los
desaparecidos de la cárcel de Alcañiz y posteriormente asesinados en el Mas de la Serra el 11 de Noviembre de 1947.
Monroyo, Aguaviva, La Ginebrosa …. entre otras, fueron las localidades en las que tuvimos la oportunidad de entrevistar a protagonistas que vivieron durante la posguerra, hechos relacionados con el fenómeno de la «Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón» (A.G.L.A.).
Precisamente José Bosque, el joven pastor que Álvaro Ibáñez menciona en el relato anterior, tuvo la gentileza de acompañarnos buena parte de la mañana y enseñarnos, primero el corral en el monte donde compraron los corderos a su amigo «El Esmorrellat», luego el lugar donde «Ricardo» se hizo la primera cura con agua.
Con el coche nos movimos otra vez hasta la zona del olivar. Nos enseñó el olivo exacto donde «Ricardo» se apoyó cuando le fallaron las fuerzas y murió desangrado. Justo debajo del olivo hay un desnivel. Por ahí es por donde pasó junto al «El Esmorrellat» montados en un mulo y vieron el cuerpo. José nos comentó que «El Esmorrellat» seguramente había pasado varias veces por allí anteriormente, pero no se atrevió a dar parte a la G.C., por lo que -piensa él- le llevó ese día con él para que José se fijara y lo descubriera, como así fue.
José vivía junto a su familia, en una masada en el monte, llamada “de la tía Rafelina”, justo debajo del monasterio abandonado de los “Carmelitas Descalzos” o también llamado del “Desierto de Calanda”, y nos contó cuando llegamos a su antiguo hogar -ya en ruinas- que en la época del maquis, lo mismo venían por la noche, a las dos o las tres de la madrugada, tanto los guerrilleros como la Guardia Civil. Su casa fue un punto de apoyo obligado para la guerrilla que tenía su campamento en un cerro próximo, desde donde vigilaban la zona de posibles movimientos de la fuerza pública. Sus padres nunca fueron colaboradores voluntarios del maquis, aun cuando estos les pagaban -lo que costaba, sin compensaciones- por lo que se llevaban. Era mucho lo que se jugaban en el caso de ser descubiertos. Cuenta José, que aun cuando ya eran frecuentes las visitas de los maquis, su madre siempre se sobresaltaba al oír los golpes en la puerta de madrugada.
Gracias José por tu compañía y testimonios.
Juanbe
Sierra y Libertad
La Gavilla Verde

